Suleimaniya: 60 días de ira

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Aspecto de una de las concentraciones en la plaza Saray, rebautizada de la Libertad (Azadi). / Nasih Ali Khayat

Este domingo, la ciudad de Suleimaniya ha entrado en su segundo mes de protestas para exigir un profundo cambio político del Kurdistán iraquí, una región integrada por vínculos federales en el Estado de Irak, pero que funciona de forma independiente bajo el control de dos grandes partidos: el Democrático, liderado por Masud Barzani, y la Unión Patriótica, de Jalal Talabani. Desde el 17 de febrero, miles de personas se han concentrado todos los días en la plaza Saray (Palacio), rebautizada como plaza Azadi (Libertad), para exigir la dimisión de los tres principales poderes -Masud Barzani (presidente de la región), Barham Saleh (primer ministro, de la UPK) y Kamal Kirkuki (presidente del Parlamento)- y la convocatoria de unas “elecciones transparentes”.

Aunque este movimiento tiene su epicentro en la capital cultural de esta región autónoma, las protestas se han extendido a otras localidades importantes, como Chamchamal, Kalar, Koya, Halabja, Qaladiza, Said Sadik, Rania o Penjwin. En total, se han registrado ocho muertos y más de 200 heridos, fundamentalmente de bala, ya que, según han denunciado los manifestantes y varios organismos internacionales, los “peshmergas” a las órdenes del PDK y la UPK han utilizado fuego real para disolver las manifestaciones. Entre los fallecidos, se encuentra un niño de 11 años llamado Garmian Ahmed, dos de 15 años (Rizhwan Alí y Bilal Saleh), otro menor de 16 (Surken Zahid), una persona de 65 años (Rashid Muhamed) y tres jóvenes: Sarkar Said (23), Omed Jalal (25) y Serhad Taha (28).

Jóvenes manifestantes en la plaza Azadi exigiendo una sociedad más democrática. / Karzan Kardozi

Estos acontecimientos, apenas recogidos por la prensa internacional, comenzaron el 17 de febrero cuando, de forma espontánea, se convocó una manifestación en solidaridad con las revueltas de Túnez y Egipto. Parte de las personas que participaban en la marcha se encaminaron hacia la sede del PDK. Las piedras lanzadas contra el partido del presidente Barzani fueron recibidas a tiros. El resultado: la primera muerte y decenas de heridos.

A partir de ese momento, las concentraciones no se han interrumpido ningún día, aglutinando en los últimos días de febrero y comienzos de marzo a decenas de miles de personas de toda edad y condición. Igualmente se produjeron violentos enfrentamientos el día 28 de febrero en la ciudad de Kalar y el 1 de abril de nuevo en Suleimaniya cuando varios cientos de personas se enzarzaron en una auténtica batalla campal con la policía.

En la foto se aprecia el palacio de ladrillo, en plena restauración, que da nombre a la plaza. / Manuel Martorell

Durante estos 60 “días de ira”, Karzan Kardozi, un joven kurdo que estudió Cinematografía en EEUU, ha sido cronista cotidiano de la Revuelta de Suleimaniya a través de su blog themovingsilent, donde recoge numerosas imágenes suyas y de otros fotógrafos, describiendo con detalle el ambiente que se vivía en la plaza de la Libertad. La céntrica intersección debe su nombre al histórico edificio de ladrillo que ha albergado durante casi 150 años los sucesivos gobiernos de esta ciudad, fundada en el siglo XVIII bajo el Imperio Otomano en honor al sultán Suleimán.

Sede de la primera universidad kurda, Suleimaniya se acerca en la actualidad al millón de habitantes, habiéndose convertido en una metrópoli con aeropuerto internacional y un desarrollo económico simbolizado por el hotel de cinco estrellas que, cuando esté terminado, será uno de los rascacielos más altos de todo Irak. Tradicional feudo de la UPK, la influencia del partido de Talabani quedó cuestionada tras las elecciones de 2009. En aquellos comicios regionales la lista Gorán (Cambio) encabezó las preferencias de voto, desplazando a la UPK a un segundo lugar.

El nuevo hotel de 5 estrellas símbolo del desarrollo económico de Suleimaniya. / Manuel Martorell

Según han relatado tanto Karzan Kardozi como otros protagonistas, el ambiente de la plaza Azadi ha sido muy parecido al de Tahrir en El Cairo. Por la tribuna han pasado desde liberales hasta comunistas, desde mulás islámicos hasta militantes feministas, pasando por conocidos intelectuales y artistas… todos denunciando el actual monopolio del poder, exigiendo una auténtica libertad y que toda la sociedad se beneficie del desarrollo.

Amnistía Internacional, Human Rights Watch, la Embajada de EEUU en Bagdad y el consulado británico de Arbil han denunciado la violación de los derechos humanos durante la represión de las manifestaciones, sobre todo debido a las numerosas agresiones contra la prensa independiente. El pasado 28 de febrero Reporteros Sin Fronteras escribió una carta a Masud Barzani protestando por estos hechos y el día 10 de abril medio centenar de periodistas presentaron una lista con más de cien agresiones a medios de comunicación que informaban diariamente de estos hechos.

Para evitar que la “revolución de Suleimaniya” contagiara a la capital, no solamente se ha prohibido la convocatoria de manifestaciones en Arbil sino que las autoridades de la antigua Arbela han llegado a cortar la carretera de apenas 200 kilómetros que une las dos principales ciudades kurdas, llegándose a la absurda situación de que, para ir a Suleimaniya, un joven de Arbil tuvo que tomar un avión a Istanbul para, desde Turquía, coger otro vuelo a su destino.

Teóricamente, los responsables de estas medidas han sido destituidos, como lo fue quien dio la orden de disparar el 17 de febrero en la sede del PDK pero, según denuncia Zhwan Zulal en un artículo publicado por ekurd.net, no para comparecer ante la justicia sino para escapar a la misma trasladándolo a Alemania. Aquí, grupos kurdos en el exilio iniciaron los trámites para denunciarlo ante la Interpol por lo que abría sido llevado de nuevo a Irak, poniéndolo a buen recaudo, al parecer en la zona de Rawanduz, junto a la frontera con Irán.

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