El Líbano se mira en Siria con pavor

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Simpatizantes del movimiento islámico Hizb al Tahrir ondean banderas de su grupo, el pasado viernes, durante una manifestación contra el régimen sirio celebrada en la ciudad libanesa de Trípoli (norte del país). / Nabil Mounzer (Efe)

El universo sirio tiene su reflejo en su pretendida provincia. Medio Líbano ama a Bashar Asad y medio Líbano le odia, y ambos bandos están ahora más enfrentados que nunca -si ello era posible- a costa del incierto futuro de un régimen que no dejará inmune al pequeño país del Cedro. Ocurra lo que ocurra en Damasco, Beirut pagará las consecuencias. Y los dos grandes bloques políticos libaneses mueven sus fichas para tratar de ser los menos perjudicados.

La versión del régimen de Asad acerca de las protestas sociales es que el descontento está siendo instrumentalizado por “bandas criminales” y “salafistas radicales” ajenos a los sirios, y cuyo único interés es dar un golpe de Estado. Y señala al 14 de Marzo, el bloque político libanés respaldado por Estados Unidos y Arabia Saudí, como instigador de esos elementos. En la agencia oficial SANA incluso se informaba sobre la entrada de los carros de combate en la localidad sureña de Daraa, el pasado lunes, en los siguientes términos: “En respuesta a las peticiones de ayuda de los ciudadanos de Daraa y a su llamamiento a la intervención de las fuerzas armadas para poner fin a los asesinatos, el vandalismo y el horror de los grupos extremistas terroristas, algunas unidades del Ejército entraron el domingo por la mañana”.

Esa versión ha sido completamente asumida por el 8 de Marzo, el bloque prosirio liderado por Hizbulá, que se ha aprestado a acusar al antagónico 14 de Marzo de estar fomentando e incluso armando a los “terroristaspara minar al régimen y, de esa forma, liquidar a su principal padrino regional junto con Irán. Y advierten de las consecuencias: "Líbano es estable mientras Siria es estable. No hay seguridad en Líbano sin seguridad en Siria", advertía el diputado de Hizbulá Nawaf al Musawi. Nabih Berri, líder de la facción chií Amal y presidente del Parlamento, afirmaba el martes que los libaneses "deberían de preocuparse más por la seguridad y estabilidad de Siria que los propios sirios".

Damasco ha acusado directamente al diputado de Mustaqbal -la facción de Saad Hariri, primer ministro en funciones mientras se forma o no Gobierno- Jamal al Jarrah de pagar a elementos sirios para generar insurrección: lo hizo mediante confesiones televisadas de detenidos, para unos manipuladas y para otros la demostración de que los aliados de Hariri están tras la desestabilización del país vecino.

La acusación ha dado alas a Hizbulá y sus aliados, que hasta ahora tenía difícil justificar la represión siria contra la población civil. Uno de los miembros más estridentes de la coalición, el líder druso Wiam Wahab, ha llegado a mostrar supuestos cheques a nombre de Jarrah o del hijo del ex vicepresidente sirio Abdul Halim Khadam, uno de los principales disidentes de Bashar Asad y actual aliado de los Hermanos Musulmanes sirios, con cifras de entre 300.000 y 400.000 dólares. Están firmados por el príncipe saudí Turki bin Abdul Aziz, ex ministro del Interior y destacado miembro de la dinastía real wahabi. O lo que es lo mismo, por el principal enemigo de Siria, junto a Israel: Arabia Saudí, lo que alimenta la teoría de la conspiración sectaria.

Jarrah ha anunciado que se querellará contra Wahab, pero los supuestos cheques sólo han alentado la teoría de la conspiración. Ayer, un análisis en el L'Orient Le Jour firmado por la periodista encargada de seguir al 8 de Marzo desvelaba la supuesta operación orquestada para minar al régimen. “A los desempleados se les usa para que las consignas tengan un impacto en la población, los fuera de la ley son entrenados en actos de vandalismo (incendios de edificios públicos, uso de armas de francotirador), jóvenes de diferentes etnias son usados para agudizar la frustración de las diferentes minorías hacia el régimen, las ONG movilizan a la opinión pública mediante internet y las redes sociales y mediante teléfonos conectados a satélites que el Estado no puede controlar: al fin, la última red [comercial y económica] sirve para establecer contacto con redes económicas en Europa y el Golfo”.

Es el retrato de una estrategia bien organizada de nula credibilidad entre el 14 de Marzo. Para los aliados de Hariri, el régimen se ha cavado su propia tumba mediante la represión sangrienta y nunca pretendió acometer reformas. El bloque antisirio sabe que la caída de Bashar Asad dejaría a su principal enemigo, Hizbulá, sin uno de sus principales mecenas regionales, y también eliminaría al agente más involucrado en la política local casi siempre contra los seguidores de Hariri, porque Damasco nunca dejó de influir en el Líbano tras su retirada después de dos décadas de ocupación militar. De ahí que mire hacia otro lado cuando partidos como el controvertido Hizb al Tahrir, una formación supranacional extremista suní que pretende implantar un emirato universal, convoca manifestaciones en Trípoli -foco de extremismo suní y feudo del 14 de Marzo- en contra de Asad y en apoyo a las manifestaciones. Y promueve documentos de repulsa hacia la represión siria firmados por intelectuales y periodistas, todos significados con el bloque de Saad Hariri.

Porque en el transfondo de todo yace la división sectaria. El régimen de Bashar Asad es alauí, una escisión del chiísmo -una de las razones de su alianza con Hizbulá e Irán- mientras que la mayoría del país es suní, como el 14 de Marzo. Suníes como los salafistas libaneses, víctimas de la brutalidad del Ejército sirio durante la ocupación, cuando los islamistas fueron arrestados, torturados y muchos de ellos asesinados. Todo lo que pase en Siria agudizará la división sectaria libanesa y regional, como recuerda un analista libanés citado por Reuters. "Tenemos cada vez más radicales suníes, por todo Oriente Próximo, y del otro lado los chiíes cada vez se radicalizan más gracias al conflicto entre Irán y los estados del Golfo. Mientras todo esto aumente, debemos estar asustados. No somos inmunes". "Cuando esos países eran estables, pagábamos un precio enorme por su injerencia [en los asuntos libaneses], así que imagine ahora que tienen problemas. Pagaremos un precio incluso mayor".

Si a ello sumamos las últimas revelaciones de Wikileaks sobre el Líbano -uno de los cables muestra a Hariri en persona abogando por la abolición del régimen de Damasco y apostando por el acceso al poder del vicepresidente Khaddam como los Hermanos Musulmanes como aliados- los bandos resultan más irreconciliables que nunca. De ahí que resulte imposible que el Líbano resulte inmune al desenlace de la revolución siria, sea cual sea, como tampoco lo será la región en su conjunto.

Para la secretaria de prensa del general cristiano Michel Aoun, el principal aliado de Hizbulá, una presunta caída de Bashar Asad “implicaría una alteración radical del mapa político y religioso de Oriente Próximo”. Asumiento por completo las tesis de Damasco, May Akl afirma que el caso sirio no se puede comparar con el resto de revoluciones árabes. En un artículo publicado en Foreing Policy, sostiene que los Hermanos Musulmanes -que ya fueron casi aniquilados por el padre de Bashar en la masacre de Hama de 1982, unos 20.000 muertos- son los principales instigadores de la insurrección con el objetivo de tomar el poder y para ello han llegado a acometer emboscadas contra el Ejército sirio que justificarían la violenta reacción del régimen. También afirma, no sin razón, que cualquier cambio de régimen tendría temibles consecuencias para la propia Siria, con una veintena de minorías religiosas y con el ejemplo de los conflictos civiles iraquí y libanés en sus fronteras, algo de lo que pocos dudan. Según numerosos analistas, eso explica que las manifestaciones no sean masivas y que congregen a cientos o miles en lugar de a decenas de miles: el miedo al futuro y a los intereses supranacionales.

http://www.iloubnan.info/politics/actualite/id/60159/theme/35/titre/Qaouk:-To-investigate-the-extent-of-Futre-Movement%27s-involvement-in-conspiracy-against-Syria
Hariri Urged Ending Assad Regime, Khaddam and Muslim Brotherhood to fill Void
Caretaker PM Saad Hariri believed that the Syrian and Iranian regimes are the obstacles behind the deteriorating peace process in the Middle East, revealed a WikiLeakes cable published in al-Akhbar newspaper on Friday.
Hariri stated that Israel is "protecting" the Syrian regime because it fears the unknown. The leaked U.S. Embassy cable dated August 24, 2006, reported that he believed "weakening Syria will force Iran to work on its own."

Hariri said during a meeting with a U.S. foreign ministry official and another diplomat in the U.S. Embassy in Lebanon, that isolating Syria and imposing a siege on it would cut Iran's link to Lebanon and Palestine "where it is creating problems."

He stressed: "Saudi Arabia and other Arabian countries have gotten fed up with Bashar… and are not interested in getting engaged in a dialogue with Damascus."

"We need to put an end to the Syrian regime… All conflicts will end when this regime is abolished," he continued.

When asked about who can fill the void if the regime falls, he stated that "collaboration between the Muslim Brotherhood and some of the officials that were part of the old regime, such as former Syrian Vice President Abdul Halim Khaddam and former Syrian Chief of Staff Hikmat al-Shihabi" could assume control in Syria.

Hariri stressed that the Muslim Brotherhood in Syria is similar to the moderate Islamists in Turkey, explaining: "They will allow a Christian or a woman to become president. They even support a peace agreement with Israel."

He expressed fears over Iranian intervention in the region, saying: "Syria is only part of a bigger problem which is Iran, which supports Islamist groups like Hizbullah and Hamas."

The Mustaqbal Movement leader said that Iran and Syria are smuggling arms to Hizbullah through land borders not by sea or air.

Hariri questioned the usefulness of providing the Lebanese army with weapons to serve as an obstacle to Hizbullah when "its ammunition won't last more than four hours."

He added that he will cut all ties with Hizbullah, saying: "We want it to change its behavior and hand over its weapons, or it will have a problem with me."

In another leaked cable dated September 27, 2006, Hariri noted that Lebanon only requires "light weapons and some helicopters to impose its sovereignty over all its territory."

He believed that the residents of the South will turn against Hizbullah once the Lebanese army is deployed in the area as they will realize that the Lebanese authorities can help resolve their problems, not Hizbullah, which is only "an Iranian infiltrator."

Beirut, 15 Apr 11, 10:47

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