Prohibiendo lo prohibido

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Una de acrobacias libanesas. La censura que siempre ha ensombrecido la vida cultural del país del Cedro, que presume de ser el más libre y democrático del mundo árabe, vuelve a actuar esta vez en un giro retorcido de los acontecimientos. Porque el objeto de la censura es un festival donde se iban a proyectar precisamente las películas proscritas en los últimos años por la censura. Lo hacía con el apoyo del Ministerio del Interior libanés, una circunstancia que podría haber cambiado hace pocos días, cuando el primer ministro designado, Najib Mikati, logró formar un nuevo Ejecutivo tras cinco meses de impass.

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Parece que el Festival de las Películas Prohibidas, una sección del Festival Internacional de Cine de Beirut que planeaba proyectar los filmes censurados en las dos pasadas ediciones en la sala Planet Abraj entre el 22 y el 26 de junio, no cuenta con el respaldo del nuevo Ministerio del Interior. Definitivamente, no cuenta con el apoyo de la Seguridad General -Inteligencia interior- del país, que mediante una llamada evitó el martes que se proyectase la película Días Verdes, de la iraní Hana Makhmalbal, hija de Mohsen Makhmalbal, uno de los asesores del líder opositor iraní Mir Hussein Musaví.

La película, sobre las protestas juveniles que cuestionaron la reelección del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad en 2009, montada con imágenes reales de las manifestaciones, ya había sido cancelada el pasado octubre para no molestar al presidente iraní, de visita en el país del Cedro. Esta vez, otra llamada de la Embajada iraní, según la versión de un responsable del anterior Gobierno -es decir, un miembro de la coalición antisiria y anti-iraní del 14 de Marzo- ha frustrado la iniciativa de proyectar la película. Lo cierto es que los organizadores sí han recibido una llamada. "Nos llamaron ayer (por el martes) de la Seguridad General informándonos de que habían retirado la licencia que nos permitía mostrar la película", explicó a la agencia France Presse Colette Naufal, responsable del Festival Internacional de Cine de Beirut. "Cuando preguntamos por qué, nos dijeron 'no es nuestra decisión, nos limitamos a seguir órdenes'".

La Seguridad General -cuyos responsables suelen ser próximos al movimiento Hizbulá- y el Ministerio del Interior libanés nunca han mantenido buenas relaciones y las disputas entre las direcciones de ambos departamentos, asignados como todo en el Líbano por razones sectarias para mantener el equilibrio entre las 18 comunidades que tratan de convivir en el país, son comunes. Pero todo parecía indicar que, al menos, el Ministerio del Interior saliente, dirigido por un tecnócrata respetado por su independencia y su interés por el bien común, Ziad Baroud, sí protegía el éxito de tan polémica exhibición de películas y que una sección de la Seguridad General había dado su visto bueno a la celebración de la misma. Baroud ha sido ministro en funciones hasta hace una semana, cuando por fin fue formado nuevo Gobierno, y dejó su cartera en manos de un próximo al 8 de Marzo, la coalición prosiria formada por chiíes y cristianos de Michel Aoun- que parece no simpatizar con el festival en cuestión.

Se desconoce si el cambio de opinión viene de Interior, de la Seguridad General -encargada de autorizar la emisión de cada película en el país del Cedro-, de ambas o si ha sido la supuesta llamada de la Embajada iraní lo que ha cambiado los planes, pero lo cierto es que Green Days ya no se proyectará en Beirut. Puede sumarse al club de obras prohibidas por los motivos más peregrinos, como la exposición de World Press Photo recientemente censurada por exponer una imagen de un fotógrafo israelí, la proyección de la película Vals with Bashir por ser creación de otro israelí o la emisión de Persépolis, la adaptación a la gran pantalla del cómic de Marjane Satrapi sobre la revolución islámica que tan poca gracia hace a los ayatolás.

No hubo dudas de que fue Hizbulá quien impidió que Persépolis se viera en los cines para no disgustar a su socio y padrino iraní. En su lugar, los mercados callejeros de copias piratas hicieron su agosto vendiendo CD con la película hasta que la intervención del entonces ministro de Información, Tarek Mitri, logró que Persépolis llegara a los cines libaneses. Muchos festivales van a ser necesarios para emitir todo aquello que la censura prohíbe. O muy pocos, porque todo lo censurado está disponible en YouTube y al alcance de un simple click.

5 Comments
  1. Ramón says

    ¡Cuánta estupidez! Como si la censura sirviera para modificar la realidad.

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