En los últimos días, la OTAN ha reconocido que está intensificando sus bombardeos contra las fuerzas de Gadafi en el cada vez más activo frente de los montes Nefusa, una región próxima a la frontera tunecina habitada mayoritariamente por bereberes. De acuerdo con estas informaciones, los rebeldes habrían controlado totalmente esta región montañosa y ahora se dispondrían a avanzar sobre dos localidades de gran valor estratégico: el nudo de comunicaciones de Bir al Ghanam, situado solo a 50 kilómetros al sur de Trípoli y muy cerca del aeropuerto internacional de Ben Gashir, y la ciudad de Gharyan.
Según los datos reconocidos por la Alianza Atlántica, en Bir al Ghanam sus aeronaves habrían destruido varios vehículos blindados, mientras que en Gharyan, a unos 80 kilómetros al sur de Trípoli, habrían sido ocho los objetivos alcanzados. Estos ataques, así como el lanzamiento de armas y municiones en paracaídas desde aviones franceses, indicarían que el frente de los montes Nefusa, durante mucho tiempo olvidado, estaría cobrando cada vez mayor importancia dentro de la estrategia de la OTAN.
En este sentido, las acciones reconocidas por la Alianza supondrían que están preparando el terreno para que las fuerzas rebeldes ocuparan los dos enclaves citados, lo cual, obviamente, facilitaría el avance hacia la propia capital y hacia otras ciudades, como Zawara y Zawiya, donde se sabe que la resistencia cuenta con gran apoyo popular.
Esta estrategia habría quedado demostrada en la batalla entablada los pasados días 28 y 29 de junio en torno a la base militar de Al Qaa, a 20 kilómetros al sur de Zintan, fuera ya del campo de acción de los montes Nefusa. Varias agencias internacionales y la televisión Al Yazira han confirmado que, previamente a la toma de Al Qaa, la aviación de la OTAN castigó duramente las instalaciones de la base, provocando así la huida de la guarnición leal a Gadafi. También, de acuerdo con estas informaciones, los rebeldes se habrían hecho en Al Qaa con dos tanques T-55, decenas de vehículos militares y grandes cantidades de munición, incluidos lanzagranadas y misiles anti-tanque.
La verdadera relevancia de estas operaciones estriba en que muestran la incapacidad del Ejército libio por recuperar las localidades que progresivamente han ido ocupando los rebeldes desde finales de abril. En esas fechas, concretamente en la madrugada del 21 de abril, según informó en su momento el periódico tunecino Le Temps, desde la línea divisoria se pudo ver cómo fuerzas rebeldes izaban la bandera tricolor del Consejo Nacional de Transición sobre los edificios de Wazin, localidad fronteriza de Libia.
A partir de ese momento, durante los meses de mayo y junio, el avance rebelde por los montes Nefusa ha sido imparable, asegurándose el control de una treintena de localidades, entre ellas algunas importantes, como la propia Wazin, Nalut, Kabaw, Al Rabah, Jadu, Zintan, Yafran o Al Qala, y otras de valor estratégico, como Rayayna, por donde pasa el oleoducto que suministra combustible a la refinería de Zawiya procedente de los pozos petrolíferos de Awbari.
La consolidación de este frente ha provocado una oleada de refugiados que han sido acogidos en tres campamentos situados dentro de Túnez (Dehiba, Remada y Tataouine), donde se calcula que están siendo atendidas unas 40.000 personas. Por esta razón, Fatih Bauzakhar, miembro del Consejo Nacional de Transición y coordinador de los refugiados libios en esta parte de Túnez, pidió a comienzos de junio en Bruselas que la Unión Europea creara un corredor humanitario a lo largo de esta cordillera, ya que la zona sigue sufriendo el bloqueo económico del régimen. Igualmente, denunció que dentro del Ejército libio se sigue ejecutando a soldados de etnia bereber que se niegan a luchar contra la oposición.
Junto a él se encontraba otro miembro del gobierno provisional con sede en Bengasi –Musa El Kony-, que aprovechó la ocasión para denunciar al Gobierno de Argelia por cerrar las fronteras a los refugiados tuareg que huyen de la guerra en el sur de Libia, mientras que continúa facilitando la llegada de convoyes y aviones con armamento y personal en apoyo del régimen de Gadafi. Por esta razón, Musa El Kony solicitó que los dirigentes argelinos sean llevados, igual que Gadafi, ante la Corte Penal Internacional de La Haya.