La danza de la discordia

0

Que el Líbano e Israel están técnicamente en guerra es de todos sabido, y que ese enfrentamiento interminable tiene repercusiones en todos los ámbitos sociales también. Pero cada vez que la política se mezcla con la cultura, ambos pueblos pierden. El último ejemplo es la polémica levantada en el país del Cedro a causa de la actuación de una de sus bailarinas del vientre, Johanna Fakri, el pasado 19 de junio en el festival Hellfest de la ciudad francesa de Clisson.

[youtube width="608" height="344"]http://www.youtube.com/watch?v=GDWjxaW23mg&feature=player_embedded[/youtube]

El nombre del evento musical no es ni de lejos lo más raro de la actuación de la libanesa: la joven acompañaba al grupo de heavy metal israelí Orphaned Land -conocido y apreciado por tratar de acercar a árabes y judíos- en una inesperada pirueta artística que comenzó impregnada de política ya que los artistas extendieron en el escenario las banderas libanesa e israelí, en una imagen poco frecuente.

Según explicó el cantante de Orphaned Land, Kobi Farhi, al diario online ynetnews.com, la idea surgió de la propia Johanna. "Me contactó mediante Facebook y quería que cooperásemos y ondeásemos banderas. Le expliqué que sería increíble para nosotros pero que no quería que nadie le molestase. No quise parecer que la estamos utilizando ni que la critiquen en su país. Pero ella insistió pese a todo, y la veo como una heroína. Tuve una larga conversación con ella sobre los problemas de Oriente Próximo, y tras el encuentro ella mostró su interés de visitar Israel".

Algo imposible salvo que uno disponga de dos pasaportes, en cuyo caso no dejaría de enfrentarse a problemas a su regreso al Líbano dado que la legislación local impide visitar el país enemigo, impidiendo así los intercambios culturales. Lo cierto es que la actuación ha despertado críticas -y también alabanzas- en el país del Cedro. El Blog de Now Lebanon, una de las publicaciones online más enfrentadas a Hizbulá, tachaba la actuación de "movimiento provocativo". "Pero la bailarina del vientre Johanna Fakri fue un paso más allá levantando y sosteniendo la bandera de su país junto a la del Estado judío. (...) Cualquiera sabe que esa chica no podrá volver a poner los pies en el Líbano".

La libanesa ha respondido a las quejas mediante una carta enviada a un blog especializado en la que aclara "saber que la política, religión y otros asuntos no tienen ninguna importancia en un festival, porque la música es una herramienta de expresión y debe transmitir mensajes (...) Quise aprovechar la oportunidad tan rara en la Historia -ver a un grupo israelí y una bailarina libanesa juntos sobre un escenario- para decir que más allá del intercambio artístico amamos el arte, y que estamos dispuestos a convertirlo en un símbolo de la paz. Y las dos banderas que llevábamos tan alto como pudimos elevar nuestros puños trascienden todos los años de guerra y sufrimiento".

Leave A Reply