La vida sigue casi igual (I)

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La nueva Zona Cero de Nueva York. / Juan Manuel Benítez

Saltan todas las alarmas por una nueva creíble -si bien no corroborada- amenaza de atentado y los neoyorquinos hacemos como si no fuera con nosotros. Llevamos diez años escuchando la misma cantinela. Alertas roja, naranja, amarilla; registros en el metro, a la entrada de un puente o un túnel; militares en la estación con perros adriestados; "si ves algo, di algo".

Impasible, indiferente, inmune, Nueva York continúa su ritmo habitual.

En unas horas celebraremos el décimo aniversario del atentado más espectacular de la historia. Volveremos a escuchar los nombres de los fallecidos, el toque de campanas y los minutos de silencio, marcando los momentos clave de aquella soleada mañana de Septiembre de 2001.

Llegaba yo a mi trabajo de la calle 57 con la Séptima Avenida cuando el recepcionista haitiano me comunicaba, con la oreja pegada a la radio, que una avioneta se había chocado contra una de las torres gemelas. Cuando subí a la oficina ya había sido golpeada la otra torre. Era un segundo avión, y ya sabíamos con certeza que se trataba de un atentado terrorista. La información, a través de la radio e internet, llegaba rápidamente: otro accidente en el Pentágono, un cuarto avión secuestrado. Debatíamos que sería imposible que las torres, sólidas, magníficas, pudieran derrumbarse. Eran demasiado fuertes, pensábamos, minutos antes de que se convirtieran en polvo.

Convencimos al jefe para que nos dejara irnos a casa. A unas manzanas, Times Square, temíamos, podría ser el próximo objetivo. Bajamos, y nos unimos a la marea de personas que caminaban atontadas y en manada por Manhattan dirección norte. (Al día siguiente volvería al trabajo entre calles y avenidas casi desiertas de Manhattan). Durante unos días vivimos pegados a la televisión, esperando que el alcalde saliente, Rudy Giuliani, nos tranquilizara como padre que le dice a sus niños que todo va a salir bien. En unas horas, Giuliani había pasado de político autoritario y antipático a convertirse en el alcalde de América.

Aquel mismo día se habían abierto los colegios electorales para que un proceso de primarias decidiera quiénes serían los candidatos a sucederle. El Partido Demócrata, a pesar de una larga batalla fratricida, se veía seguro de ganar las generales y terminar con la era Giuliani, fuera quien fuera el candidato. El Partido Republicano, en cambio, ponía todas sus esperanzas en un desconocido multimillonario, Michael Bloomberg, que había pasado toda su vida siendo demócrata. Las primarias tuvieron que repetirse dos semanas después. La dinámica electoral cambió drásticamente. Y las generales, mes y medio más tarde, terminaban con Bloomberg como vencedor.

"Claramente el tema del día era seguridad y los atentados en Estados Unidos", nos contaba Bloomberg esta semana desde la Alcaldía.

Una historia que se repetiría por todo el país y que marcaría el destino de Estados Unidos durante años.

Así resumía la década estadounidense la escritora Dolores Prida en su columna de El Diario La Prensa esta semana: "Diez años más tarde, demasiados seres humanos han muerto en Iraq y Afganistán, dos guerras libradas, una por venganza y otra por capricho, para mostrar al mundo lo macho que es este país".

(Hubo que esperar casi diez años para matar en Pakistán a Osama Bin Laden, el hombre más buscado tras los atentados).

Sin embargo, Nueva York se acomodó a ese estado perenne de alarma y de obsesión por la seguridad con una cínica facilidad. Si bien todos estuvimos algo asustados durante días -y hablo sólo de aquellos, la mayoría, que ni vivimos los atentados en primera persona ni perdimos a un ser querido- la vitalidad de la Gran Manzana nos sacó de casa antes de terminar aquella trágica semana para retomar nuestra rutina habitual, bares y restaurantes incluidos, aún con la estampa de humo blanco sobre la Zona Cero al fondo.

De la misma manera, la unidad a nivel nacional e internacional quedó resquebrajada rápidamente. "Necesitamos reclamar esa unidad para nuestro futuro", nos decía en español esta semana el gobernador de Nueva York de entonces George Pataki. Que se lo diga a los políticos de Washington...

Parte del monumento conmemorativo del 11 de Septiembre / J. M. B.

La Zona Cero se convirtió poco a poco en un lugar de obras y turismo. Hasta hoy, atracción turística neoyorquina tan importante como la Estatua de la Libertad. Lo será aún más una vez se inaugure este domingo el monumento conmemorativo diseñado por el arquitecto israelí Michael Arad. Dos enormes piscinas, huecos dejados por los cimientos de las torres gemelas, con los nombres de los fallecidos grabados en mármol.

Cuando se pongan en marcha, las cascadas de agua en las piscinas llamadas de "reflejo" o "reflexión" simbolizarán el concepto de continuidad.

La vida sigue, si bien un martes de hace diez años pareciera detenerse por un momento.

2 Comments
  1. FRANCISCO PLAZA PIERI says

    ¡Nadie se alarme!
    No, nadie se alarme, puesto que ya, el mayor peligro de humanidad ha pasado de largo…
    Aquella ‘cosa’ llamada Burrrrrggggg -presindente accidental, algo ha de haber…- esa asquerosa cosa, ya es pasado.
    Mi pavor se reanima, como cuando entonces, pero, de inmediato, al recordar que esas ‘cosas’ llamadas Burrrrrggggg y Binnnnnn Landennnnnn andan a buen recaudo, siento menos miedo.
    Bueno, algo de menos miedo……… Me explicaré: cuando estos ¡¡¡¡¡¡¡¡¡directivos americanos!!!!!!!!!!!! nos dicen que han capturado al ‘mayor de los asesinos de la humanidad, y que lo habían arrojado al mar -cosa que nadie puede creerse-…’ me dije: ¿Por qué estos increíbles demócratas no presentan ante un TRIBUNAL a semejante ‘asesino…’?
    ¡Mierda paa todos estos asesinos dessssmocratassss!

  2. FRANCISCO PLAZA PIERI says

    ¡Nadie se alarme!
    No, nadie se alarme, puesto que ya, el mayor peligro de la humanidad ha pasado de largo…
    Aquella ‘cosa’ llamada Burrrrrggggg -presindente accidental, algo ha de haber…- esa asquerosa cosa, ya es pasado.
    Mi pavor se reanima, como cuando entonces, pero, de inmediato, al recordar que esas ‘cosas’ llamadas Burrrrrggggg y Binnnnnn Landennnnnn andan a buen recaudo, siento menos miedo.
    Bueno, algo de menos miedo……… Me explicaré: cuando estos ¡¡¡¡¡¡¡¡¡directivos americanos!!!!!!!!!!!! nos dicen que han capturado al ‘mayor de los asesinos de la humanidad, y que lo habían arrojado al mar -cosa que nadie puede creerse-…’ me dije: ¿Por qué estos increíbles demócratas no presentan ante un TRIBUNAL a semejante ‘asesino…’?
    ¡Mierda paa todos estos asesinos dessssmossssscrassssstassss!

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