Zinar Ala: «El régimen sirio no puede parar la represión porque eso sería su final»

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Zinar Ala durante una visita a las ruinas romanas de Mérida.

Zinar Ala  es un joven sirio de 34 años, licenciado en Económicas por la Universidad de Alepo que tuvo que huir de Siria tras pasar 75 días en prisión. Los servicios de inteligencia le interrogaban a menudo sobre sus actividades culturales y sobre su participación como cantante en fiestas kurdas. Miembro activo de Amnistía Internacional desde el año 2005, también colabora como traductor para el Comité Español de Ayuda al Refugiado. Originario de la zona de Alepo, en concreto del Kurd Dag (Montes Kurdos, una zona al norte de Alepo), se asentó, tras llegar a España, en Ciudad Real. Escribe en el semanario Rudaw y en el blog Actualidad Kurda. Sobre la expulsión temporal de Siria de la Liga Árabe, dice que el régimen sirio no podía cumplir el compromiso de retirar el Ejército de las ciudades y parar la represión porque eso sería su fin.

¿Por qué el Gobierno sirio acepta y después incumple flagrantemente el acuerdo con la Liga Árabe para resolver la crisis siria, exponiéndose, como ha ocurrido, a tener que abandonar esta importante organización internacional?

Fue una táctica del régimen para mostrar a la comunidad internacional que quiere solucionar la crisis y dialogar con la oposición, pero que, si mantiene la represión, es porque está combatiendo contra “bandas terroristas”. La realidad es que el régimen no puede retirar el ejército de las ciudades sublevadas ni parar la represión porque esto significaría su final.

Según las últimas informaciones, ya se registran combates entre fuerzas a favor y en contra de Bachar al Asad. ¿Quiere decir esto que estamos ante un escenario semejante al de Libia?

Los ataques de los desertores del Ejército sirio se concentran en tres provincias (Idlib, Homs y Hama) que limitan con otras relativamente en calma y bien controladas por el régimen (Alepo, Latakia, Tartus y Damasco). Es decir, no es un escenario como el de Libia, donde  los rebeldes consiguieron expulsar a las tropas de Gadafi de la Cirenaica, en el noreste, para, después, ir avanzando hacia Trípoli con ayuda de la OTAN y manteniendo su bastión en Bengasi.

Zinar Ala: "Una guerra en Siria afectaría a todo Oriente Medio".

¿Cuáles serían las diferencias entre la crisis siria y la de Libia?

La crisis en Siria es mucho más compleja que la libia. Hay muchas diferencias entre las dos. Yo destacaría el hecho de que Libia no tiene el mosaico étnico-religioso que hay en Siria,  donde hay un gran temor a que se produzca una guerra confesional entre alawíes y suníes.  Siria, además, cuenta con el apoyo de Rusia y China en el Consejo de la Seguridad. Por otro lado, la crisis de Libia quedó circunscrita al territorio libio; en el caso de Siria, una guerra traspasaría las fronteras. Cualquier intervención militar en Siria significaría la implicación directa de Irán e Hizbullah en el conflicto. Y esto afectaría a todo Oriente Medio, no descartándose el uso de las armas nucleares que poseen algunos países de la zona. Nadie puede vaticinar cómo y dónde acabarán las cosas.

Algunos análisis consideran que lo que está ocurriendo en Siria y en otros países musulmanes responde, en el fondo, a una estrategia de Estados Unidos para derribar gobiernos incómodos e instaurar otros de carácter reaccionario o islamista ¿Cuál es su opinión?

La Primavera Árabe tenía que llegar algún día; los pueblos árabes llevaban décadas sufriendo la injusticia social y la falta de libertades.  Y, al final, ha llegado el momento del cambio democrático; la gente ya no soporta más que permanezcan eternamente en el poder estos sátrapas. No estoy de  acuerdo con esa idea de que el imperialismo ha provocado la rebelión siria. La revuelta estalló por el efecto Buazizi en el mundo árabe, porque unos niños de Daraa desafiaron al régimen escribiendo en una pared la frase "el pueblo quiere derrocar el régimen", y por  la brutal reacción de Atef Nayib, el jefe de la seguridad política en Daraa, que humilló a los jefes tribales y reprimió las manifestaciones en la meseta de Horan. Después, la revuelta se  extendió por todo el país debido a la injusticia, la discriminación, la corrupción y la desesperanza de vivir bajo este régimen. La Casa Blanca ha apoyado las revueltas en algunos países árabes porque le convenía, pero no ha mostrado el mismo apoyo a las revueltas populares en Yemen, y mucho menos en Bahréin.

Recientemente, en Egipto, se han enfrentado partidarios del Comité de Coordinación por el Cambio Democrático y del Consejo Nacional Sirio, creado en Istanbul. ¿En qué se diferencian ambos grupos de oposición?

Lo que ocurrió en el Cairo fue un ataque vergonzoso de los partidarios  del Consejo Nacional Sirio (CNS) contra exiliados y ex presos políticos del Comité de Coordinación Nacional por el Cambio Democrático (CCN). El Comité de Coordinación Nacional rechaza rotundamente  una intervención exterior en Siria,  la creación de una zona de exclusión aérea y es reacio a que la Liga Árabe suspenda a Siria como país miembro porque considera que esto es un paso hacia la injerencia extranjera. Además, acepta el diálogo con el régimen para pactar una salida a la crisis. Por el contrario, el Consejo Nacional rechaza este diálogo y acepta la congelación de la adhesión de Siria a la Liga Árabe. Aunque rechaza una intervención militar, algunos miembros del CNS la apoyan para acabar con la dura represión que  está  sufriendo el pueblo sirio.

¿A qué sectores de la sociedad siria representan cada uno?

El Consejo Nacional aglutina, fundamentalmente, a los Hermanos Musulmanes, a islamistas independientes, laicos, a algunos representantes kurdos, asirios y a los Comités Locales de Coordinación, activistas que organizan las manifestaciones populares. El Comité de Coordinación está integrado por organizaciones árabes de izquierda, partidos kurdos, grupos y asociaciones independientes de la sociedad civil y activistas jóvenes. Cabe destacar que la línea que sigue el CNS atrae más a los manifestantes en las calles de Siria que la línea del CCN.

Manifestación en Amuda con un Bachar metido en una jaula. En la pancarta se lee: "Abajo Bachar y sus agentes". / Actualidad Kurda

Algunos grupos de la oposición acusan a los partidos kurdos de ambigüedad o de no unirse a las protestas ¿A qué se deben estas dudas sobre la actitud de los kurdos, que representan al 10 por ciento de la población?

Al principio de las revueltas, los partidos kurdos temían que el régimen provocara una guerra entre los kurdos y las tribus árabes en el noreste sirio, y que el levantamiento kurdo fuera aplastado brutalmente. Sin embargo, la juventud no hizo caso a estos partidos y se echó a la calle pidiendo la caída del régimen. Y el único partido kurdo que pidió, desde el principio, claramente la caída del régimen fue el Movimiento del Futuro, cuyo líder, Mashal Tammo, ha sido asesinado por mantener esta posición. Además se ve que las aguas han vuelto a su cauce entre el PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán) y el régimen sirio; parece que el Partido de la Unión Democrática (PYD), rama del PKK en Siria, ha pactado con el régimen. El PYD ahora se mueve libremente, organiza actividades políticas y manifestaciones a favor del PKK. Muchos activistas del Kurd Dag y de la ciudad de Kobani se quejan de recibir amenazas de este partido para que no salgan a manifestarse. Los partidos kurdos están divididos entre el CNS, el CNN y el CNK (Consejo Nacional Kurdo); algunos de ellos no confían en la oposición árabe y temen que les nieguen sus derechos nacionales, culturales y políticas.

¿Cuál es la actitud de la comunidad cristiana, otra minoría importante en Siria?

La comunidad cristiana no tiene ninguna actitud; es como si no hubiera cristianos en Siria. Durante los últimos 40 años nunca han sido perseguidos por el régimen, salvo algunos activistas por sus actividades opositoras. El viernes pasado, por ejemplo, Yohana Ibrahim, arzobispo asirio ortodoxo de la ciudad de Alepo, declaró a Reuters  que “los cristianos apoyan al presidente sirio y la peticiones democráticas; todos los cristianos y los musulmanes lo quieren y es la persona que mejor puede llevar a cabo la reformas…”. Creo que hay muchos cristianos que desean la caída del régimen, pero, al igual que las otras minorías religiosas, otros muchos temen que la caída de los Asad sea aún peor para ellos, como pasó con los cristianos en Irak tras la caída de Sadam Husein.

¿Eso quiere decir que entre las minorías existe el temor de que, cuando caiga el régimen, se instale otro de carácter islamista?

Las últimas declaraciones de los Hermanos Musulmanes han aumentado este temor; ellos rechazan la creación de un estado secular y justifican que Siria es un país islámico y árabe porque el 90 por ciento de la población es musulmán y árabe. Estas declaraciones no han sido bien acogidas por las minorías étnicas y religiosas (drusos, kurdos, cristianos, asirios, chiíes, alawíes…) que pueden suponer, en conjunto, más del 40 por ciento de la población. Por esta razón, no es justo decir que Siria es una “república árabe” o una “república islámica”; Siria tiene que ser para todos, no para una sola religión ni para una sola nacionalidad.

El Gobierno español ha advertido a la Embajada Siria en Madrid que tomará medidas si sigue acosando a la oposición siria en España. ¿A qué tipo de acoso se refiere?

Por ejemplo, los empleados de la Embajada identifican a los que participan en las concentraciones frente a la legación siria y luego les ponen pegas en cualquier trámite que deban hacer. Además, estos mismos empleados informan a las autoridades sirias de sus actividades, y en Siria presionan y torturan a los familiares de estos activistas para que no se manifiesten. Esto es lo que le ha pasado al hermano de un exiliado sirio que, a pesar de ello, sigue protestando cada domingo ante la Embajada. Según Amnistía Internacional, Aladín, hermano de Imad Muhalhel, fue detenido en Siria, le torturaron y le mostraron fotos y vídeos de las concentraciones en Madrid. El 29 de agosto, le volvieron a detener y le obligaron a telefonear a su hermano en España para que dejara de participar en las protestas. Esto me lo aseguró el propio Imad cuando estuvimos juntos frente la Embajada el pasado mes.

¿Cómo valora que el Gobierno español denuncie la violencia contra la oposición siria y, sin embargo, niegue el indulto solicitado para el opositor Hokma Joma, condenado a tres años por lanzar un zapatazo a Erdogán?

Hace un año y medio la Presidencia del Gobierno nos dijo por carta que el Gobierno español continuaría “realizando un seguimiento a todos los casos preocupantes de derechos humanos en Siria”;  pero el Gobierno socialista nunca se preocupó por los derechos humanos en Siria. El Gobierno español ha condenado la represión en Siria tarde y lo ha hecho después de los otros Gobiernos europeos. En cuanto al caso Hokma Joma, francamente no comprendo esta dura sentencia de la justicia española. Conocemos el caso del periodista iraquí que pasó nueves meses en la cárcel por haber insultado y lanzado un zapato contra el ex presidente estadounidense George Bush. Esta paradójica posición muestra la hipocresía del Gobierno español, la política de doble rasero. Hokma solo quería llamar la atención por la causa kurda, no entendía cómo pueden premiar a un asesino que bombardea a los civiles en el Kurdistán iraquí.

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