Las fuerzas bereberes rompen con el gobierno provisional de Libia

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Jóvenes amaizghs manifestándose. Aparte de su protagonismo en la calle, se puede apreciar que varias de ellas no se cubren la cabeza con el pañuelo. /Wail N-EindMammer

El Congreso Nacional Amazigh, una de las organizaciones mejor estructuradas del periodo posgadafi, ha decidido romper con el actual Gobierno Provisional de Libia al considerar que el nuevo Gabinete que se formó el pasado mes de noviembre no representa al conjunto de la población.

Este congreso aglutina en Libia a las principales asociaciones culturales y políticas del pueblo bereber, una etnia que, aunque solamente representa el 10 por ciento de la población total, ha jugado y está jugando un activo papel en el actual panorama político libio, de forma especial en la zona más occidental del país, entre la capital y la frontera con Túnez.

Concretamente, las fuerzas bereberes (o amazighs, como prefieren llamarse) fueron determinantes en  el desenlace del conflicto bélico, la posterior toma de Trípoli y, por lo tanto, el derrocamiento de Gadafi. De hecho, debido a esta presencia bereber en la fase final de la guerra, las milicias armadas amazighs siguen controlando algunos distritos de la capital, así como los principales pasos fronterizos con Túnez y numerosas localidades, destacando la ciudad de Zawara, estratégicamente situada en la carretera que une Trípoli con el paso fronterizo de Ras Adjir, en la costa mediterránea.

En azul, las zonas habitadas por bereberes y tuaregs. / Manuel Martorell

El Congreso Nacional Amazigh decidió romper formalmente sus relaciones con el Gobierno Provisional el pasado 24 de noviembre mediante un comunicado en el que acusaba a las nuevas autoridades de no representar al conjunto de la población, de haber excluido a los representantes bereberes a la hora de nombrar los cargos ministeriales y de no haber reconocido ni la cultura ni la lengua de este pueblo. En esa misma declaración, se pedía a las diferentes localidades bereberes que cortaran sus vínculos con el Gobierno central y a sus seguidores que llevaran estas protestas a la calle.

Desde entonces, tanto en Zawara como en varias poblaciones de los montes Nafusa y en otras localidades habitadas por tuaregs, también de origen bereber, como Ghadamés, Ubari y Ghat se han sucedido las manifestaciones de protesta. Especialmente tensa es la situación en la capital, Trípoli, ya que las manifestaciones “centrales”, como las convocadas para los días 4 y 17 de diciembre, cuentan con el respaldo de las citadas milicias, que se niegan a obedecer al nuevo comandante militar de la capital, Abdelhakim Belhadj, conocido por sus ideas integristas. En varias ocasiones, los manifestantes han llegado hasta las propias oficinas del primer ministro, Abdul Rahim El Keib, reclamando un gobierno representativo y oponiéndose a la orientación islamista y árabe del nuevo Gobierno.

Mazigh Buzakhar, un joven pero activo dirigente del Congreso Nacional Amazigh, ha asegurado vía internet a Cuartopoder que, pese a que las fuerzas amazighs, como las demás milicias, conservan las armas en su poder, no se puede producir un enfrentamiento armado con el Gobierno Provisional ya que el Congreso Nacional Amazigh ha apostado desde el principio por el “uso de métodos democráticos de protesta”.

Una de las manifestaciones amazighs celebradas últimamente en Libia. / Wail N-EindMammer

En su opinión, la principal razón de esta campaña de manifestaciones estriba en la forma en que han sido elegidos los miembros del Gobierno Provisional, una elección “antidemocrática” y con una total “falta de transparencia”. También muestra su rechazo hacia el contenido de la “declaración constitucional” emitida por el Consejo Nacional de Transición el pasado mes de agosto. De acuerdo con los dirigentes del Congreso Nacional Amazigh, esa declaración constitucional adopta la misma concepción islámico-árabe que tenía el Estado libio con Gadafi, algo que las fuerzas bereberes rechazan de forma radical.

Las organizaciones bereberes, a través del Congreso Mundial Amazigh, ya mostraron su disconformidad con el Consejo Nacional de Transición cuando uno de sus portavoces, Mustafa Abdeljalil, se dirigió el 23 de octubre a una multitud en la plaza de los Mártires de Trípoli para festejar oficialmente la caída del régimen gadafista y la liberación de Libia. En aquella alocución, Abdeljalil anunció que el futuro sistema político se regiría por la “sharia”, la ley islámica, y aventuró que, de esta forma, se modificaría el código civil para permitir la poligamia.

Tal declaración fue contestada con un duro comunicado por las organizaciones bereberes, que acusaban al Consejo de Transición de querer perpetuar la dictadura e instaurar un sistema “oscurantista” y “reaccionario”, al mismo tiempo que afirmaban que ellos no habían tomado las armas para instaurar un régimen de este tipo y que no se había derramado tanta sangre para terminar creando un régimen parecido al que se acababa de derribar. Igualmente, el Congreso Mundial Amazigh se quejaba de la forma en que había sido asesinado Gadafi y declaraba que el hecho de combatir a Gadafi no quitaba el derecho del dictador a tener un juicio y a defenderse frente a un tribunal.

1 Comment
  1. jvrgarrido says

    Excelente artículo que honra a la publicación que lo acoge. Libia es el medidor exacto que permite discernir entre prensa independiente y prensa sumisa y vosotros habeis sido exquisitamente plurales y ecuánimes.

    Me permito aconsejar también las emisiones en inglés de la cadena rusa RT para disponer de una perspectiva diferente en multitud de conflictos internacionales:

    http://rt.com/on-air/

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