La salud de Obama

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Un grupo de personas favorable a la reforma sanitaria impulsada por Obama se manifiesta frente a la sede del Tribunal Supremo, el pasado miércoles, donde se debatía la constitucionalidad de la nomra. / Michael Reynolds (Efe)

NUEVA YORK.– Si las preguntas y comentarios de los jueces del Tribunal Supremo de Estados Unidos son indicación alguna del sentido de su voto, la ley más emblemática de la Presidencia de Barack Obama está indudablemente en cuidados intensivos.

Tras cuatro sesiones de argumentos esta semana, los magistrados de la máxima instancia judicial estadounidense se disponían a llegar a un veredicto este viernes sobre la constitucionalidad de la Ley de Protección al Paciente y Cuidado Asequible, texto legal que reforma el sistema sanitario. Eso sí, el resultado final no se dará a conocer al público hasta junio. Una derrota podría tener consecuencias catastróficas para la campaña a la reelección de Obama.

¿Es constitucional obligar a todo ciudadano a obtener una póliza de seguro médico? Y si no lo es, ¿qué ocurre con el resto de una ley de 2700 páginas? Son las preguntas principales que deben responder los nueve magistrados que tradicionalmente se alinean en dos bandos, uno conservador y otro progresista, quedando Anthony Kennedy como voto bisagra.

"No se está regulando el cuidado de salud. Se está regulando el seguro", decía el juez conservador Antonin Scalia"Es el mercado de seguros de lo que estamos hablando y usted dice que algunas personas que no están en él deben entrar en él", le espetaba al abogado representante del gobierno de Obama, haciendo además una comparación con una hipotética obligación gubernamental a comprar brocoli.

Según la Constitución de Estados Unidos, el Gobierno Federal puede regular el comercio, pero no crearlo de la nada. De ahí que obligar a todo estadounidense a adquirir una póliza pueda ser vista como contraria al texto constitucional.

"Porque somos humanos vamos todos a sufrir el riesgo de enfermarnos", explicaba el juez Stephen Breyer, bajo la tesis de que tarde o temprano todo ciudadano necesitaría seguro médico. "Y también sabemos que nos enfermaremos de gravedad. Y sabemos que no podemos predecir cuándo. Y sabemos que cuando nos enfermemos, los contribuyentes a través del Gobierno Federal pagarán por esto. Si no tenemos seguro, no pagaremos nada". Y es que el gobierno federal termina haciéndose cargo de los costosos servicios de emergencia en los que incurre todo aquel sin cobertura médica.

Obama podría haber evitado toda esta discusión si hubiera impulsado un sistema público sanitario, con capacidad para ofrecer cobertura a todo aquel que la necesitara. Pero la conocida como "opción pública" fue tildada de "socialista", con las connotaciones negativas que ese término conlleva en este país, e hizo imposible su apoyo mayoritario entre los propios demócratas en el Congreso.

Además, al crear un sistema sanitario paralelo, Obama hubiera competido directamente con el lucrativo negocio de las aseguradoras, disminuyendo sus abultados beneficios. Al final se optó por convertir a cada ciudadano en cliente de estos gigantes, a cambio de que estas compañías aceptaran no negarle servicio a nadie.

A juzgar por un comentario del juez Kennedy, la fórmula podría ser anticonstitucional: "Aquí está el gobierno diciendo que el Gobierno Federal tiene el deber de decirle al ciudadano individual que debe actuar, y eso es diferente a lo que hemos tenido en casos previos y eso cambia la relación del Gobierno Federal con el individuo en un modo muy fundamental".

Más benévolo se mostró el juez jefe John Roberts, nombrado por George W. Bush, en una de sus intervenciones: "no se está creando comercio en el ciudado sanitario. Ya está ahí, y todos vamos a necesitar algún tipo de cuidado de salud".

Si el veredicto fuera contrario a la constitucionalidad del mandato, los jueces deberían también decidir, entre otras cosas, si esta pieza del puzzle invalida el texto en su totalidad.

La juez Sonia Sotomayor parecía inclinarse a no tocar mucho más si ése fuera el caso: "¿Por qué en una democracia estructurada como la nuestra, donde cada rama hace cosas diferentes, deberíamos involucrar al Tribunal en hacer un juicio legislativo?"

Scalia ofrecía la contraparte dirigiéndose al abogado del gobierno:  "¿Piensa usted que eso es mostrar deferencia al Congreso y respetar el proceso democrático? Me parece a mí que es una flagrante distorsión de eso". Su opinión era tajante:  "Mi enfoque sería que si se saca la parte central de la ley, la ley se descarta".

Los jóvenes y aquéllos que gozan de buena salud tienden en Estados Unidos a posponer su compra de seguro médico. De ahí que el sistema necesite de ellos para ofrecer una cobertura generalizada que no merme los beneficios de las aseguradoras. Si se descarta la obligatoriedad, la financiación del nuevo sistema no sería posible.

"Tendríamos un nuevo sistema que el Congreso no pensó mantener, no consideró", opinaba Kennedy. "Eso, me parece, podría argumentarse como un ejercicio más extremo de poder judicial que derogar la ley entera", unas palabras que podrían convertir en cenizas el legado político de Obama.

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