España condena la represión siria pero mantiene preso al opositor Hokman Joma

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Imagen de archivo de Hokman Joma conducido esposado por la Policía Nacional. / Efe

Hokman Joma, el joven opositor sirio condenado hace dos años a prisión por lanzar un zapatazo a Erdogan, continúa en la cárcel sin que el Gobierno –ni el anterior ni el actual- se haya dignado a responder a la petición de indulto, pese a reiterar periódicamente su denuncia por la represión del régimen de Damasco contra esa misma oposición, tal y como este martes ha vuelto a manifestar el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo.

Hokman Joma, perteneciente a la minoría kurda de Siria, tuvo que huir de su país tras la primera gran revuelta contra el régimen de Bachar al Asad, ocurrida en marzo de 2004. Fue como un anticipo de lo que está ocurriendo hoy. Cientos de miles de kurdos se lanzaron a las calles en Qamisli, Amuda, Derik, Kobani, Afrin y Alepo para protestar contra la represión gubernamental. En aquellos graves disturbios fueron destruidas, por primera vez en público, estatuas y retratos tanto del actual presidente sirio como de su padre, el mítico e intocable Hafez al Asad.

Se calcula que varias decenas de personas fallecieron debido a los disparos del Ejército y de la Policía, mientras que cientos de manifestantes fueron detenidos y después encarcelados. Debido a estos sucesos, miles de kurdos tomaron el camino del exilio, llegándose a formar un campamento de refugiados dentro de territorio iraquí. Uno de estos exiliados, Hokman Joma, logró llegar un año después a España, donde solicitó infructuosamente el estatuto de refugiado político.

Asentado en Sevilla, el 22 de febrero de 2010 aprovechó una visita oficial de Tayip Erdogan, el primer ministro turco, para realizar una simbólica protesta contra el trato que recibe la población kurda de Turquía lanzándole un zapatazo mientras le llamaba “asesino” y gritaba “¡Viva el Kurdistán!”. En esos momentos, el islamista Erdogan mantenía unas estrechas relaciones con Bachar al Asad, y ambos mandatarios tenían asimismo privilegiados vínculos con el Gobierno español, fundamentalmente en el marco de la llamada Alianza de Civilizaciones.

Acusado de atentar contra una autoridad internacional, la Fiscalía del Estado solicitó pena de cárcel y su deportación a Damasco en el juicio que se celebró el 28 de junio de 2010, justo hace dos años. El juez, José Antonio Gómez, le impuso la mínima condena posible de acuerdo con la legislación vigente y la petición fiscal –tres años-, pero se negó a que fuera entregado a las autoridades sirias, reconociendo así el peligro que ello implicaba para su vida. En la explicación de la sentencia, decía igualmente que se trataba de una condena excesiva y solicitaba, por lo tanto, la concesión del indulto.

Textualmente, el juez decía que “la necesaria aplicación de la ley” le obligaba a imponer dicha pena –“la mínima” posible, especificaba-, pero que “el efectivo cumplimiento de dicha pena, ante la inexistencia de antecedentes penales en el acusado, podría llegar a considerarse excesiva, atendiendo al mal causado por la infracción y las circunstancias personales del reo”, razón por la cual estaba justificada, “incluso de oficio, la concesión de indulto total o parcial”.

Presentada la solicitud correspondiente con el aval de reconocidas personalidades políticas, sindicales y del mundo de la cultura, dos años después Hokman Joma sigue esperando una respuesta tras las rejas mientras ve cómo su país se desangra precisamente debido a la existencia de un régimen dictatorial por el que se vio obligado a huir.

Para desbloquear y agilizar la concesión del indulto, el diputado de Amaiur Jon Iñarritu acaba de preguntar formalmente al Gobierno en el Congreso de los Diputados si no tiene nada que decir ante esta paradójica situación: un opositor sirio encarcelado en España mientras el Gobierno español protesta por la represión de Bachar al Asad contra esa misma oposición. Jon Iñarritu, en declaraciones a cuartopoder, califica de “indignante” este hecho y dice que “no tiene sentido que mientras se protesta oficialmente por la represión en Siria y teniendo en cuenta la represión contra la población kurda en Turquía se siga manteniendo en la cárcel a este joven por una nimiedad”.

Iñarritu, que dentro del grupo de Amaiur milita en el partido Aralar, no descarta tomar otro tipo de iniciativas en solidaridad con Hokman Joma si la respuesta del Gobierno no es la adecuada, incluida la posibilidad de llevar el asunto a un pleno del Congreso. Lo más escandaloso del caso es que, sea cual sea la reacción gubernamental, para entonces Hokman ya habrá cumplido buena parte de la condena de tres años y estará gozando de los permisos penitenciarios que le corresponden legalmente.

Durante todo este proceso, no ha dejado de compararse la pena solicitada por la Fiscalía del Estado en España con la condena impuesta al periodista Mutadhar al Zaidi, quien, en plena guerra de Irak, también lanzó un zapatazo al presidente norteamericano George Bush, supuesto máximo jefe militar de uno de los bandos contendientes. Al Zaidi, apenas un año después, ya se encontraba en libertad pronunciando conferencias públicas en Irak y el extranjero para explicar y justificar su singular acción de protesta.

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