La “cuestión kurda” hace que la guerra siria traspase las fronteras de Turquía e Irak

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Esta imagen de las operaciones militares en torno a la base de Gecimli, una de las atacadas por el PKK, muestra lo escarpado del terreno en el que se desarrollan los combates. / Efe

Cuando, ya avanzada la crisis siria, Turquía planteó crear una franja de seguridad dentro de territorio sirio, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) aseguró que si el Ejército turco entraba en ese país extendería los combates por todos los lugares que pudiera.

La advertencia del PKK tenía una clara motivación. Esa franja de seguridad, en caso de formarse, tendría que establecerse precisamente en la zona septentrional de Siria, habitada mayoritariamente por población kurda, donde el Partido de la Unidad Democrática (PYD), la franquicia local del PKK, tiene un indiscutible apoyo popular.

Incluso, como constatan las últimas informaciones, las milicias del PYD controlan en la práctica importantes ciudades fronterizas con Turquía, entre ellas Afrin, Kobani, Amuda y Derik. Esta sorprendente situación ha provocado que el Ejército turco tenga que aguantar cómo los simpatizantes sirios del PKK exhiben, ante sus mismísimas narices al otro lado de la línea divisoria, banderas del PKK y el retrato de su líder, Abdulá Ocalán.

El primer ministro turco, Tayip Erdogán, no ha tardado en anunciar que Turquía tiene el derecho de intervenir militarmente dentro de Siria para impedir que estas ciudades caigan bajo control de lo que él denomina grupos “terroristas”.

La respuesta del PKK no se ha hecho esperar. En una operación sin precedentes, ha lanzado su mayor ofensiva contra el Ejército turco en torno a Semdinli, localidad situada justo en la zona donde confluyen las fronteras de Turquía, Irak e Irán. En contra de lo ocurrido hasta ahora, las fuerzas del PKK, tras sus acciones relámpago, no se han retirado sino que han establecido posiciones con el objetivo de crear un “territorio liberado” dentro de Turquía. De acuerdo con las escasas noticias que llegan de esas recónditas montañas, la guerrilla ha ocupado pueblos, establece controles rutinarios en las carreteras y levanta fortificaciones con la intención de no marcharse.

Desde el pasado 23 de julio, el Ejército turco, apoyado por carros blindados, aviación y helicópteros artillados, ha intentado desalojarlos sin éxito. Ambas partes aseguran haber causado al enemigo decenas de muertos. Se calcula que cientos de civiles han tenido que huir de los bombardeos y el Estado Mayor turco ha declarado “prohibidas” siete comarcas de la provincia de Hakkari, en la que se encuentra Semdinli, que se unen así a otras tantas igualmente bloqueadas militarmente en el vecino distrito de Sirnak. En estos momentos, por lo tanto, prácticamente toda la frontera entre Turquía e Irak ha sido declarada zona militar, y nadie puede acceder a ella sin expresa autorización.

El mapa muestra el principal oleoducto por donde sale el petróleo del norte de Irak. La zona verde indica el territorio habitado mayoritariamente por kurdos. / M. Martorell

El escándalo en Turquía es mayúsculo. Por primera vez se habla con claridad de una situación de guerra. Debido al secretismo oficial, el CHP (Partido Republicano del Pueblo) envió una comisión especial para saber qué estaba ocurriendo realmente. Tras regresar a Ankara, el principal partido de la oposición solicitó una sesión especial del Parlamento para estudiar la situación, iniciativa que fue de inmediato rechazada por la mayoría islamista del primer ministro. El que el asunto se haya puesto sobre la mesa durante la reciente visita de Hillary Clinton indica la gravedad de lo sucedido.

Resulta más que significativo que esta vasta operación guerrillera en Sendinli haya sido acompañada por otra en la zona de Eruh, precisamente las dos localidades donde el 15 de agosto de 1984, hace justo ahora 28 años, el PKK inició su lucha por la “independencia del Kurdistán”. No cabe duda de que el PKK quiere lanzar un nítido mensaje al Gobierno turco: tres décadas después, estamos no igual sino peor; ¡imaginaros lo que sucederá si atacáis a nuestros “hermanos” de Siria!.

Por si el problema no fuera ya suficientemente grave, Ankara ve con consternación que el Gobierno Regional del Kurdistán iraquí –la región autónoma kurda del norte de Irak- también está apoyando sin disimulo a los kurdos de Siria. No solamente ha acogido a miles de refugiados, sino que ha abierto un campamento para entrenar a cientos de combatientes. El propio presidente de la región, Masud Barzani, ha dado su explícito respaldo a los partidos kurdos convocando una conferencia en Arbil para establecer una estrategia común ante una posible caída del régimen de Bachar al Asad. Se trata de aprovechar la ocasión para establecer otra autonomía en el norte de Siria, desde la frontera con Irak hasta el norte de Alepo.

Los restos del puente de Ain Diwar, que en el periodo sasánida unía las dos orillas del río Tigris. / Alfredo Cáliz

Echando una ojeada al mapa, se pueden apreciar las grandes ventajas que tendría tal autonomía para los kurdos de Irak, que recientemente han encontrado impresionantes reservas de gas y petróleo en su subsuelo. Si realmente se concretara esa autonomía, el Gobierno regional de Arbil no necesitaría los oleoductos de Turquía para exportarlos a la necesitada Europa; podría hacerlo de forma más directa por el norte de Siria, aprovechando los puertos de Latakia y Banias, en la región alawi.

El Gobierno chií de Irak, muy vinculado a los intereses de Irán, a su vez principal aliado de Bachar al Asad, ha enviado tropas para cortar la comunicación entre los kurdos de Siria e Irak, pero, en el camino, se ha encontrado con los “peshmergas” (fuerzas kurdas) iraquíes, que le han impedido el avance hacia la zona de Feish Jabur. Por ese lugar cruzan diariamente el río Tigris hombres, armas y suministros para los kurdos de Siria.

El incidente ha creado un nuevo y grave contencioso entre Arbil y Bagdad. Incluso se comenta que los kurdos iraquíes tienen planes para tender un puente que vuelva a unir las dos riberas del cauce bíblico, restaurando así la comunicación natural que existió durante siglos, como atestiguan las ruinas sasánidas del puente de Ain Diwar, levantado cuando las actuales fronteras artificiales no separaban a los pueblos de esta parte del mundo.

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