El abismo de 2013

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El presidente Barack Obama durante un discurso pronunciado ayer desde la Casa Blanca. / Michael Reynolds (Efe)

NUEVA YORK.– En una muestra más de la disfunción que ha dominado Washington durante los últimos años, los senadores demócratas y republicanos pasaron las últimas horas de 2012 reunidos en sus oficinas tratando de llegar a un acuerdo preliminar que limite las pésimas consecuencias del conocido -y vigente, durante unas horas- abismo fiscal. El acuerdo se produjo finalmente, aunque formalmente fuera de plazo, y deberá ser ratificado hoy mismo por la Cámara de Representantes, donde Obama también puede encontrar dificultades.

"Profundidad grande, imponente y peligrosa": es la primera acepción de la palabra abismo en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española. "Cosa inmensa, insondable o incomprensible", es la tercera.

Incomprensible, definitivamente, la incapacidad de la clase política estadounidense para aprobar un proyecto de ley en ambas cámaras antes de la medianoche del lunes, cuando vencieron las rebajas de impuestos de la era Bush y se dispararon, aunque posiblemente solo durante unas horas, los recortes automáticos del gasto público. De hecho, a pesar del acuerdo del Senado, los recortes seguirán vivos hasta que el acuerdo sea ratificado en la Cámara de Representantes. Si se convalida hoy, sus efectos serán prácticamente inexistentes.

Y esta es la película de los hechos. Poco antes de las doce de la noche, el Senado parecía haber llegado a un acuerdo preliminar que limitaría la subida de impuestos únicamente a las rentas más altas y concedería una bombona de oxígeno a las negociaciones de recortes, con un plazo adicional de unas semanas para negociarlo con más detalle. Sin embargo, los miembros de la Cámara de Representantes habían abandonado el Capitolio, sin planes de volver a sus puestos hasta hoy martes. Unas horas después, el Senado aprobaba una solución de compromiso que ahora debe de ratificar la Cámara de Representantes.

"Hay un acuerdo a la vista", había dicho el presidente Barack Obama durante la tarde del lunes, antes de que todo volviera a complicarse una vez más y a reconducirse solo unas horas después.

Ese acuerdo preliminar del Senado subiría el listón de retención fiscal máxima del 35% al 39,5% para individuos y familias con ingresos anuales superiores a 400.000 (300.000 euros) y 450.000 dólares (340.000 euros) respectivamente.  Las deducciones tributarias comenzarían a limitarse una vez se superaran los 200.000 dólares de renta anual.

Si Obama no lograba tener encima de la mesa, preparado para su firma, un proyecto de ley aprobado por ambas cámaras antes del primer día laborable de 2013, el grifo del consumo estadounidense, por la consiguiente pérdida de poder adquisitivo, podría cerrarse drásticamente, con previsible cierre de empresas, destrucción de empleo y retroceso de un crecimiento de por sí anémico; además, los recortes automáticos del gasto público podrían hacerle la vida mucho más difícil a los más desfavorecidos. La onda expansiva más allá de las fronteras de Estados Unidos, insondable.

Pendiente la ratificación de la Cámara de Representantes, el 2013 nos da la bienvenida con esta peligrosa incógnita, si bien los mercados financieros cerraron la jornada del lunes con alzas, esperando una pronta resolución al bloqueo político.

El 2012 no le trajo al Partido Republicano su más ambicioso deseo, evitar un segundo mandato del presidente Obama; sin embargo, sus últimas semanas han sido claro preludio de lo que viene en 2013, un año de brutal enfrentamiento para detener su agenda política.

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