El hospital de Afrín asegura tener heridos por armas químicas en la ciudad de Alepo

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Imagen difundida por la televisión kurda Ronahi con una supuesta víctima del bombardeo químico.

Las principales evidencias de que el régimen de Bachar al Asad ha utilizado armamento químico contra su pueblo se han presentado en el hospital de Afrín, el centro médico al que, precisamente, van destinadas las medicinas enviadas por la asociación navarra Tigris.

En este hospital están siendo asistidos numerosos heridos en los barrios de Cheik Mahsud y Asrafiye, situados en el cuadrante noroccidental de Alepo y que están densamente habitados por población kurda. Esta parte de Alepo está siendo objeto de continuos bombardeos por parte del régimen baasista desde finales del pasado mes de marzo. Según han informado medios digitales especializados en difundir informaciones de esa zona de Siria, una veintena de personas habrían sido asistidas en este centro médico con claros síntomas de haber sido afectados por este tipo de armas, cuyo uso, según ha declarado públicamente el presidente norteamericano Barack Obama, sería una “línea roja” que el Gobierno de Damasco no puede rebasar.

De esta veintena de civiles heridos supuestamente por armas químicas, habrían fallecido una mujer –Gadir Nedaf-,  y dos niños -Abu Baker y Yahya Yunis-, de 18 y cuatro meses respectivamente. Todos ellos habrían sido víctimas de unas bombas especiales lanzadas contra el barrio de Cheik Mahsud hacia las tres de la madrugada el pasado 13 de abril. De acuerdo con estas fuentes, los artefactos tendrían la forma de una lata de conservas y, al estallar, expandían un polvo blanco que causaba problemas respiratorios.

En las imágenes grabadas por la televisión kurda Ronahi y que han sido difundidas por You Tube, se puede apreciar cómo varios de estos heridos permanecen tendidos sobre camillas en el hospital de Afrín sin heridas sangrantes pero sí con temblores, afecciones cutáneas y hemorragias en las vías nasales, síntomas todos ellos característicos de los bombardeos químicos.

Resulta inevitable relacionar estas imágenes con las que se pudieron ver hace tres décadas en las zonas habitadas también por población kurda en el norte de Irak, intensamente bombardeadas con gas sarín por el régimen, igualmente de orientación baasista, de Sadam Husein. Se da la paradójica coincidencia de que ambos bombardeos químicos supondrían un acto de venganza contra las fuerzas kurdas por haberse aliado con los enemigos del Gobierno del Baath.

El mapa muestra la ubicación de los barrios kurdos en la ciudad de Alepo. / Manuel Martorell

El barrio de Cheik Masud y parcialmente el de Asrafiye permanecen desde el comienzo de la guerra siria bajo control de las Unidades de Defensa Popular (YPG), grupo armado dependiente del Partido de la Unidad Democrática (PYD), principal organización kurda de Siria. Inicialmente, el PYD y la mayor parte de los grupos kurdos evitaron posicionarse a favor de uno de los dos bandos enfrentados en la guerra pero, desde hace dos meses, el PYD mantiene un acuerdo con el Ejército Libre de Siria para coordinar sus acciones con el objeto de derribar al régimen de Damasco.

La brutal reacción del Gobierno de Bachar al Asad contra la población kurda sería la respuesta a la resistencia que las YPG habrían presentado cuando el Ejército regular intentaba lanzar una ofensiva contra los rebeldes sirios a través de estos barrios en el centro de la ciudad de Alepo.

A partir de ese momento, los barrios kurdos, que hasta entonces habían permanecido bajo una calma relativa, están siendo intensamente bombardeados por la artillería y la aviación baasista, calculándose en más de 200.000 las personas que han decidido abandonar Alepo para buscar refugio en otras zonas del Kurdistán sirio, especialmente en Kobani y Afrín.

De esta última ciudad, todavía no afectada por los combates, llegan los principales suministros que recibe el barrio de Cheik Mahsud y, según informan los servicios de prensa del PYD en Europa, en esa localidad ya se está levantando un campamento de refugiados para acoger a quienes huyen de Alepo. A su vez, la ciudad de Afrín está siendo asistida desde Qamisli vía Kobani con convoyes de camiones cargados con suministros, que proceden de las regiones kurdas de Turquía e Irak. Este es el camino que seguirían las medicinas mandadas por la Asociación Tigris de Navarra, que incluyen varias unidades terapéuticas para tratar afecciones de la piel y detener las hemorragias.

Para el doctor Naizi Habash, un  médico de formación británica que ha tratado a los afectados por este tipo de bombardeos, son suficientes las evidencias de que se han producido ataques químicos, ya que las personas atendidas muestran, además de los característicos problemas respiratorios, espuma en la boca y pupilas punteadas.

Tanto la Administración norteamericana como el Gobierno británico y las Naciones Unidas están analizando estas pruebas para comprobar si realmente el Gobierno de Damasco ha utilizado gases letales contra la población civil, algo que el régimen de Bachar al Asad ha negado de forma categórica.

1 Comment
  1. enante says

    Es difícil saber lo que es mejor para el pueblo sirio, pero hay que parar la matanza actual como sea. Las grandes potencias tienen la mayo responsabilidad. Y, como siempre, la Unión Europea, sigue sin influir para nada en el conflicto.

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