Caín y Abel en Honduras

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Pedro Serrano García *

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Manifestación en una localidad del Bajo Aguan (Honduras) contra el asesinato de campesionos. / MUCA

Muerte en el Aguan

En los últimos días, los medios de comunicación han vuelto a dar noticias escalofriantes sobre matanzas de inocentes campesinos del Aguan, entre las que destacan el encuentro de una fosa clandestina en la finca “Paso Aguan”, cercana a la comunidad de Panamá, Trujillo, Colón. No acaba aquí la cosa, pues al parecer se han descubierto más fosas clandestinas en otras fincas de palma.

Según Bertha Oliva, coordinadora del Comité de Familiares Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH), “ya no nos queda la menor duda de que en el Bajo Aguán, no sólo asesinan, violan a mujeres, torturan, sino que se practica el crimen más brutal que es la desaparición”.

“Hemos venido denunciando la ola de represión desatada contra las comunidades campesinas, de parte de los cuerpos armados del Estado y los guardias de seguridad privada, quienes únicamente protegen los intereses de los terratenientes”, dijo Yoni Rivas, secretario general del MUCA (Movimiento Unificado Campesiono del Aguan), añadiendo a continuación: “Exigimos las desmilitarización del Bajo Aguán, el cese de la represión y de la impunidad. No queremos seguir solamente exhumando a nuestros compañeros, sino ver que se castigan a los responsables”.

Entre las más de 100 víctimas de campesinos en el Bajo Aguan, hay que añadir, el del 21 de abril, a las tres de la tarde,  día en el que un grupo de sicarios se bajaron de un vehículo y asesinaron a tiros en su propia casa a Alfonso Bonilla, secretario general de la Asociación Nacional de Campesinos de Honduras (ANACH).

Terratenientes del Bajo Aguan, al dar prioridad a la acumulación de tierras y capital a toda costa, han causado el empobrecimiento del campesinado del lugar; mientras guardias de seguridad asesinan a campesinos que se destacan en la reivindicación de sus derechos a un pedazo de tierra para alimentar a sus familiares. El escándalo aumenta, pues la policía y el ejército acuden al lugar, no para resolver el conflicto sino para controlar y sujetar a los campesinos.

Todos los causantes de la muerte de campesinos, por acción o por omisión, directa o indirectamente implicados, tendrán que recordar la acusación del Dios de los pobres: ”¿Caín, Caín, que has hecho con tu hermano Abel?”(Gén 4,9).

Violencia fratricida

Honduras está considerada como el país más violento del mundo. Tal es la situación que hasta el propio Departamento de Estado de USA (que contribuye a la violencia en este pequeño país con su participación en golpes de Estado, venta de armas, y uso del territorio para sus bases militares), destacó los "informes de asesinatos" relacionados con "disputas sobre la tierra" en el Bajo Aguán; además de la violencia contra presos, las largas detenciones previas a un juicio y la falta del debido proceso, el "acoso a periodistas" y "la violencia contra las mujeres". Subraya la institución norteamericana la corrupción en el gobierno, "el tráfico de personas, la prostitución y el abuso de niños, el trabajo infantil y la ineficaz aplicación de las leyes laborales; y señala la presencia de "elementos criminales organizados" que cometen asesinatos, extorsión, secuestros, tortura y tráfico de personas. Otro inconveniente es la “impunidad, la corrupción generalizada, particularmente en la Policía y la debilidad de las instituciones judiciales”.

La situación de violencia es tan grave que hasta el Director de la Dirección Nacional de Tránsito (DNT), Héctor Iván Mejía, confirmó la existencia de planes para asesinatos selectivos.

Una muestra de ello puede ser el asesinato del Fiscal anticrimen en Tegucigalpa.

Según CONADEH, en los tres años del gobierno de Porfirio Lobo, fueron aesinados 53 abogados, 118 mujeres, 34 periodistas y comunicadores, 84 taxistas y muchísimos líderes populares. Las diversas estadísticas de la muerte vienen a coincidir que al año mueren violentamente unas 7.200 personas inocentes.

A ello se une que a la mayoría de los criminales ni se les detiene ni se les enjuicia, pues en el país reina la corrupción y la impunidad.

La causa fundamental

Quien mejor que Jesucristo para revelar el origen de la violencia, cuando nos dijo: “no se puede servir a dos Señores […] a Dios y al dinero” (Mt 6,24). El que sirve a Dios Padre, colabora con Jesús en la “liberación de los oprimidos”; siendo capaces de dar la vida por ellos (ejemplo: muchos mártires populares). Mientras que el sometido al ídolo dinero, en su afán de acumular riquezas, se convierte en explotador de los empobrecidos. Por el dinero-poder son capaces de matar.

Los adoradores del dinero, en el mundo, han construido un sistema de enriquecimiento de unos pocos empobreciendo a las mayorías. Para ello no dudan en invasiones, guerras, genocidios, asesinatos y demás brutalidades.

Lo sorprendente es que un país como Honduras, donde sus gentes son bondadosas, religiosas y pacíficas, se haya desarrollado el crimen delincuencial y político tan terroríficamente.

Si queremos la paz en Honduras habrá que seguir trabajando por la justicia. Los creyentes deben reflexionar que significan las palabras del Señor: “porque eres tibio y no frío o caliente, te vomitaré de mi boca” ( Ap 3,16).

(*) Pedro Serrano García es sacerdote y teólogo. Trabajó en Honduras durante seis años y, desde 2002, reside en ese país durante 4 meses al año.
1 Comment
  1. Ivan says

    Que assscooo que me da USA!!! A ver si con suerte alguien los aniquila. HOnduras no merece esto, los campesinos tendrian que armarse, matar y cortar a pedacitos a los asesinos, y despues mandar los trozos a sus apestosas familias, para que sepan que nunca más engendrarán asquerosos asesinos. Ni el hambre, ni la pobreza, justifican el asesinato de inocentes. Al menos sabeis que los culpables, son los Estados Unidos con sus armas y su dictadura del terror y el asesinato. Dice el dicho, ‘que a todo cerdo, le llega su San Quintin’. 1saludo.

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