El Día de la Marmota

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Ron Ploucha (izda.), miembro del Inner Circle, y Bill Deeley (dcha.), presidente del Club de la Marmota, observan cómo el animal hace su predicción del tiempo, durante la celebración anual en Gobblers Knob (Punxsutawney, Pennsylvania, EEUU), ayer, día 2. La marmota 'predijo' que habrá seis semanas más de invierno. / David Maxwell (Efe)

Para aquellos de ustedes que todavía no lo sepan hoy es el Día de la Marmota. Esta tradición, que se celebra cada 2 de febrero en EEUU, debe su fama a una película, y su origen a los emigrantes alemanes que llegaron al país.

Según el mito, si la mañana está nublada y la marmota no tiene sombra significa que la primavera adelantará su llegada y derretirá a su paso la nieve Pero, si por el contrario, el sol luce en el cielo y Phil (nombre con el que se conoce al animal) proyecta su redonda figura en suelo, el invierno durará como mínimo seis semanas más.

La costumbre de utilizar animales para predecir las cosechas es una de las más antiguas de las sociedades agrícolas, si bien su fiabilidad nunca ha sido demostrada. En el caso de la Marmota su capacidad para adivinar las estaciones se resume en realidad a un escueto 39%, es decir, que  desde 1988 este animal con pinta de rata gigante ha acertado su pronóstico en 10 ocasiones, pero ha fallado en otras 15.

A pesar de su poca fiabilidad la parafernalia que acompaña al evento arrastra cada año a más de 40.000 turistas hasta  Punxsutawney, un pequeño pueblo en el estado de Philadelphia que cada invierno hace su particular agosto (ingresando según algunos medios unos beneficios de hasta 1 millón de dólares por edición).

Eso sí, cuidar de que al bicho no le pase nada puede resultar complicado sobre todo si el roedor se empeña en predecir otro invierno largo después de que dos vórtices polares, y las temperaturas más bajas de toda su historia, le hayan costado a los estadounidenses más 5.000 millones de dólares en pérdidas. En los huesos se han quedado sectores como el de la agricultura californiana o pequeños comerciantes que han visto congelados sus ingresos cuando todavía no se habían recuperado de la recesión.

Que el frío no es bueno para los negocios es algo que saben en la Casa Blanca y por eso el gabinete del presidente se apresuraba hace unas semanas a relacionar las bajas temperaturas con el cambio climático y a pedir a los votantes que apoyen políticas conservacionistas.

Pero a pesar de las evidencias la mayoría de los estadounidense siguen prefiriendo echarle la culpa del tiempo a la dichosa marmota que aceptar que estas alteraciones del clima son una consecuencia del calentamiento global.

Seis de cada diez estadounidenses creen, por ejemplo, que nunca sufrirán los efectos de los gases invernaderos, mientras que sólo un 18% considera el calentamiento global como una prioridad. El porcentaje es sensiblemente menor al de los estadounidenses que creen en los ángeles (un 77%), o los que aseguran tener su propio ángel de la guarda (un 55%).

3 Comments
  1. JavierCh says

    😀

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