El ‘gigante’ chino, asustado de su propia contaminación

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Imagen del maratón de Pekín emitida por la televisión china. (Twitter)
Imagen de la maratón de Pekín emitida por la televisión china. / Twitter

Entre las muchas prohibiciones que han aplicado las autoridades chinas estos días, con motivo de la celebración en Pekín entre este sábado y el 15 de noviembre de la cumbre de países de la APEAC (Cooperación Económica Asia-Pacífico), a la que asistirá el presidente norteamericano Barack Obama, figuran algunas que suenan a anécdota (como la que insta a no vestir disfraces de Halloween en el metro para evitar situaciones de pánico) y otras que podrían convertirse en norma del gigante asiático, de seguir así las cosas.

Para evitar que los niveles de contaminación medioambiental se mantengan en el insoportable estado actual, el Gobierno chino ha obligado a parar la actividad de centenares de industrias situadas a 200 kilómetros a la redonda de la capital, ha enviado a casa a los trabajadores durante unos días para reducir el volumen del tráfico –que de todas formas, será restringido- y ha enviado equipos especiales de funcionarios a revisar y sancionar toda actividad contaminante que se esté produciendo.

Se trata de las medidas para mejorar la calidad del aire más estrictas que se imponen desde los Juegos Olímpicos de 2008, pero según el Centro de Vigilancia Medioambiental Nacional Chino, nada podrá evitar que la capital padezca una “severa polución” durante los 12 días que durará esta reunión internacional, lo que sin duda afectará a la imagen de un país conocido por ser el más contaminador del mundo, algo lógico dado su nivel de población, pero también un motivo de preocupación mayor para las autoridades, hasta el punto de que el primer ministro chino, Li Keqiang, anunció a principios de año una “guerra contra la contaminación” que por el momento no ha dado frutos.

Según la Organización Mundial de la Salud, el nivel de contaminación del aire ha llegado a ser estos días 40 veces superior a lo considerado seguro, lo que se traduce en medio millón de muertes al año. Desde que se terminase el periodo vacacional con motivo de la fiesta nacional del 1 de Octubre, que conmemora la llegada del Partido de los Trabajadores al poder, la reanudación de actividades de las industrias chinas reforzó la habitual nube tóxica de Pekín, y el fenómeno podría ir a peor en estos días, dado que el sistema de calefacción suele accionarse en esta época del año disparando el consumo de carbón.

La situación es tan crítica que, este año, se planteó aplazar la celebración de la Maratón de Pekín. Finalmente, los organizadores decidieron seguir adelante reclutando ayuda médica extra, eso sí, para tratar a las posibles víctimas: los niveles de contaminación del aire eran aquel día eran 16 veces superiores al máximo recomendable. Muchos de los participantes corrieron con máscaras antigás una competición que la embajada estadounidense en Pekín describió como “peligrosa”: el nivel de partículas contaminantes conocidas como PM2.5, que pueden incrustarse en los pulmones, llegó a más de 400 microgramos por metro cúbico en algunas partes de la capital china. La exposición media máxima recomendada por la Organización Mundial de la Salud es de 25 al día.

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Máscara usada por uno de los corredores de la maratón de Pekín, antes y después. / Twitter

Las autoridades han llegado a aumentar el nivel de alerta por polución “naranja”, dando muestras de una preocupación compartida por una población que es muy consciente de los riesgos que implica para la salud, como se puede comprobar cada vez que desafía a las autoridades convocando manifestaciones no legales que suelen tener algo en común: quejas medioambientales.

Sin embargo, el boom económico que vive China va parejo al aumento de la contaminación sin que parezcan hallarse fórmulas de consenso, por muchas leyes medioambientales y promesas ecologistas que realicen las autoridades. Un informe del Congreso Nacional del Pueblo (parlamento) chino llegaba a la conclusión de que “algunos gobiernos locales no han cumplido sus responsabilidades para mejorar la calidad del aire” por su ambición de desarrollar su economía a cualquier precio. Según los resultados de la investigación llevada a cabo por inspectores enviados por la institución a 10 ciudades y provincias entre mayo y septiembre, la mejora de los resultados económicos se hace a expensas del medio ambiente y “en muchos lugares, la aplicación de las normas no es estricta y no se impone sanciones a los infractores”.

Las consecuencias no sólo se viven en el territorio chino: la contaminación atraviesa el Pacífico y termina instalándose en la costa oeste de Estados Unidos: según reveló un estudio de la prestigiosa organización PNAS, el ácido sulfúrico que produce la quema de combustibles fósiles en las fábricas chinas es la causa de la cuarta parte de la contaminación en la citada zona. "Hemos deslocalizado la mayor parte de nuestras empresas manufactureras y con ello la mayor parte de nuestra contaminación, pero parte nos acecha a través del océano", se remarcaba en el estudio.

Toda una ironía dado que China suele responder a las críticas internacionales sobre su polución afirmando que ésta es consecuencia de la demanda internacional de bienes de consumo producidos en China, algo confirmado por diferentes investigaciones como la del Worldwatch Institute, según la cual un tercio de los gases de efecto invernadero de China proviene de industrias exportadoras. Según el estudio de PNAS, entre el 17 y el 36% de los contaminantes en 2006 fueron generados por la producción de exportaciones y una quinta parte de esos bienes estaban precisamente destinados a Estados Unidos.

2 Comments
  1. khalessi says

    La contaminación debe ser increíble por allí. Hace un tiempo salió la noticia de que los amaneceres se emitían por Televisión debido a la contaminación aunque parece que fue un bulo: http://documentalium.foroactivo.com/t651-china-comienza-a-emitir-los-amaneceres-en-tv-por-culpa-de-la-contaminacion

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