Diez días, cinco barcos, tres puertos, un pueblo y una causa: romper el bloqueo

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Estefanía Torres (@etorrespodemos) *

30-06-15

Estefanía Torres, ya de vuelta de la Flotilla en Cudillero (Asturias). / CP
Estefanía Torres, ya de vuelta de la Flotilla en Cudillero (Asturias). / CP

Las últimas jornadas en la flotilla de la libertad han sido las más intensas de activismo político en toda mi vida. Tanto mis compañeras de travesía como yo misma hemos pasado por mil y una sensaciones diferentes y cambiado de lugar en incontables ocasiones: hemos estado prácticamente incomunicados, durmiendo en hoteles clandestinos, hasta hemos sido vigilados por varios coches y personas sospechosos... Sentíamos la presión de Israel en cada minuto de cada hora de la última semana. Todo lo que os puedo contar, ya que no me está permitido dar detalles, es que cualquier película de acción no llega a acercarse a lo experimentado en carne propia.

Hasta hoy, han pasado 10 días desde que me incorporé a esta flotilla. Diez días en los que no he dejado de prepararme psicológicamente para embarcar, pensando en qué nos encontraríamos al llegar a acercarnos a aguas de Israel o qué sucedería si conseguíamos romper el bloqueo, diez días en los que tampoco he dejado de discutir con mis compañeros sobre la situación actual de la franja de Gaza, y diez días en los que he tratado, hemos tratado por todos los medios de salir finalmente a la mar.

Pero no lo hemos logrado. Me consta que algunos de mis compañeros quieren seguir intentando que el barco zarpe pero yo no tengo más días disponibles para ello y me veo obligada a volver a casa. Siento una enorme frustración, aunque trato de controlarla pensando que el esfuerzo no ha sido en vano. Y también me ayuda el hecho de saber que ni yo misma ni la organización de esta acción cesaremos nunca de condenar al estado de Israel por los crímenes cometidos contra la población palestina, que no nos callaremos jamás. Dentro o fuera de los barcos que nos iban a llevar a Gaza, seguiremos empujando por la libertad y los derechos humanos del pueblo palestino.

Desde aquí, no tengo más que sentimientos de gratitud a toda la gente que lleva tantos años poniendo el cuerpo por una causa tan noble y justa. Con muchos de ellos he compartido estos días y he tenido la inmensa fortuna de conversar durante horas. Así que quiero aprovechar este espacio para dos cosas: agradecer y mandar un mensaje de esperanza.

Gracias a Teresa Forcades por su calidez humana. Ha sido un placer enorme conocerte en este viaje y plantearnos juntas tantos interrogantes políticos y sociales. Me llevo la mochila cargada de complicidades y de solidaridad gracias a tus consejos y tu cariño.

Gracias a Zohar, activista israelí incansable por la causa palestina. Una mujer fuerte y decidida donde las haya que no me ha abandonado ni un sólo segundo hasta que su barco tuvo que zarpar. Espero que vuelvas a casa sana y salva, compañera. Gracias a Pablo (Milanzo) por todo el cariño de los últimos días. Sólo te conozco desde el sábado y tantos momentos compartidos hacen que tenga la sensación de que son años ya de lucha común. No dejes nunca de “militar” haciendo esas fotos tan maravillosas que tan bien saben recoger la vida. Gracias a Laura, Nacho y Manolo por el seguimiento que habéis realizado en cada uno de los pasos dados en todos estos días. No tengo palabras para expresar lo mucho que ha ayudado vuestro cuidado y respeto hacia Podemos y hacia mí misma. Gracias, en definitiva, a Rumbo a Gaza y a todas las personas que componen esta III Flotilla de la Libertad por su compromiso, valentía y solidaridad ilimitadas. Con personas como todas y cada una de vosotras vale la pena levantarse cada mañana para seguir luchando por una realidad más justa. No he podido llegar al final de este viaje pero la experiencia de vida que me llevo es inexplicable.

El último pensamiento en estas líneas quiero dedicárselo a Esam, pues me gustaría que para él vaya dirigida toda la esperanza que cabe hoy en mi corazón para la población gazatí. Esam es palestino, vive en Grecia y es uno de mis compañeros en el barco en que yo debería haber viajado. Los soldados israelíes mataron a sus padres el verano pasado en la franja de Gaza. El primer bombardeo se llevó a su madre. Diez días después, perdió a su padre. Desde que él mismo me lo contó, tengo un nudo que me atraviesa la garganta. Un nudo que no quiero deshacer para que la fortaleza de todas aquellas personas que somos sensibles con la causa palestina permanezca intacta. La historia de Esam es sólo una de las tantas del millón ochocientas mil de seres humanos que habitan en la franja. Una de las tantas que nos obligan a reflexionar, una vez más, que es necesario ir mucho más allá de la flotilla.

Si la comunidad internacional sigue mirando para otro lado, igual lo que hace falta es cambiar a quienes ostentan el mando en todos aquellos estados con capacidad para frenar a Israel en el mantenimiento de este bloque inhumano e injusto. La experiencia de estos días me hace concluir, además, que con ganar las elecciones no será suficiente para conseguir el poder real de nuestros pueblos. Queda un camino por delante tan largo y difícil que os necesitamos a todos firmes en el empeño. Que vengan muchas más flotillas y que venga, sobre todo, la capacidad institucional y la voluntad política suficientes para romper el bloqueo a Gaza. Ayudadnos porque, aunque no sea por mar, la travesía continúa. Sólo juntos podremos.

(*) Estefanía Torres es eurodiputada de Podemos.
Artículos anteriores: Señor Netanyahu, deje de perseguir a civiles desarmados e inocentes / Palestina y el Sáhara Occidental: dos conflictos abiertos ante la mirada esquiva de la comunidad internacional / Un viaje a la tierra sin zona de confort: desde Barcelona a la franja de Gaza.
1 Comment
  1. VendeBarcos says

    aver si hay resultado pronto de todo este esfuerzo.

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