“El camión surgió de la nada, me aparté y me quedé sin palabras”

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Matías Arráez *

El italiano Piero Massardi ante el hospital Pasteur, muestra una foto de su mujer, Carla Gaveglio, que se encuentra desaparecida desde el día del atentado en Niza. La hija de ambos fue herida y tras ser intervenida en una pierna se encuentra en dicho hospital. / Alberto Estévez (Efe)
El italiano Piero Massardi ante el hospital Pasteur, muestra una foto de su mujer, Carla Gaveglio, desaparecida desde el día del atentado en Niza. La hija de ambos, herida en una pierna, permanece ingresada. / Alberto Estévez (Efe)

Francia ha vuelto a sufrir la barbarie del terrorismo yihadista en un día simbólico para la República como el 14 de julio, día de la fiesta nacional, fecha que está en el corazón de los franceses más que cualquier otro símbolo republicano. Además del novedoso e insospechado procedimiento del terrorista, el lugar elegido, Niza, indica que todo el territorio nacional y no solo París está amenazado. Por si fuera poco, una vez terminada la Eurocopa, el presidente François Hollande acababa de anunciar horas antes la retirada del “estado de emergencia” (máxima alerta antiterrorista) para el 26 de julio. 

A las 22:46 horas de esta jornada festiva, un solo terrorista con un camión lanzado a toda velocidad segaba la vida de niños, mujeres, familias que, con los ojos fijados en el cielo sólo tenían la culpa de estar allí contemplando los fuegos artificiales para celebrar el día de la patria.

Pierre Pierre Sage, 37 años, nizardo: “Estaba acostado cuando ocurrió. Mi hijastro nos despertó cuando volvió. Estaba allí. Tuvo un presentimiento y decidió volver. Hemos encendido la tele y hemos descubierto el horror. Vivo a 800 metros del paseo de Anglais. Hemos escuchado a gente gritando en la calle. Había una gran confusión. Amigos míos que fueron en familia quedaron separados. Uno perdió su hijo de 13 años. Estaba desesperado. Por suerte apareció vivo. Habíamos previsto ir en familia, pero durante la tarde dimos una vuelta en bicicleta y me cansé muchísimo. Menos mal. Hoy no hemos salido a la calle. Mi mujer trabaja en el centro, pero le pedí que hoy no fuera. Niza es un lugar de vacaciones. Teníamos la sensación de estar lejos de todo esto. Desde los atentados del 13 de noviembre, cada vez que hay un evento con mucha gente intentamos estar vigilantes. El terrorista vivía en un barrio muy cerca de mi casa. El alcalde, Christian Estrosi, decidió hace unos años poner cámaras por toda la ciudad y el sistema de videovigilancia ha ayudado a los investigadores, pero desgraciadamente no ha podido evitar el atentado”.

Sofien Ben Miloud, 21 años y Mathilde Guillemaud, 20 años, veraneantes: “Estábamos en el restaurante a la orilla del mar. Estábamos viendo los fuegos artificiales tranquilamente. Y de repente, vimos a un montón de gente gritando, huyendo, corriendo hacia nosotros. Las personas del restaurante nos dijeron que nos quedáramos, pero no quisimos, nos fuimos, salimos corriendo. La puerta de un edificio se había quedado abierta y nos metimos y llamamos a todas las casas hasta que alguien nos abrió en el quinto piso. Nos hemos quedado en la casa de estos jóvenes hasta las 2:30 de la madrugada. Desde el balcón del piso veíamos todo el paseo. Había luces azules por todas partes.

El paseo estaba cerrado cuando bajamos. La policía no dejaba pasar a nadie. Nos montamos en un coche y nos llevó hasta el mío, que tenía aparcado en un centro comercial más lejos. Unos decían que había tomas de rehenes, otros que había tiroteos. Esta mañana hemos vuelto al restaurante porque Mathilde olvidó su móvil durante la huida. El ambiente era extraño. Había menos personas que de costumbre en el trozo abierto del paseo, y la gente parecía tranquila, como si nada hubiera ocurrido”.

Lindsay Nogueira, 26 años, vecina de Cannes: “Vivo en Cannes. Me decidí en el último minuto a ir a Niza para ver los fuegos artificiales. Estábamos en el Palacio del Mediterráneo; cuando acabase el espectáculo íbamos a ir al Hotel Negresco para ver a unos amigos. De repente vimos personas que corrían y gritaban. Salimos corriendo hacia el coche. Vi cuerpos en la acera. La gente lloraba. Creí que el viento había provocado un problema con los fuegos artificiales. No habíamos visto el camión. Escuchamos tiroteos y nos dimos cuenta de que era un atentado. Montamos en el coche y salimos de vuelta a Cannes rápido.”

Zed Masedie, 20 años, nizardo: “Vivo justo enfrente de donde ocurrió el drama. Salí a pasear a mi perro cuando esto pasó desgraciadamente a 40 metros del paseo. De repente oí gritos y vi muchas personas presas del pánico. El camión surgió de la nada dirigiéndose recto hacia la gente. Me aparté y me quedé sin palabras. Finalmente vi cuerpos sin vida dispersados en el paseo. Me volví a casa corriendo por si acaso tenían preparado un segundo ataque.”

(*) Matías Arráez es periodista.

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