Aproximadamente hacia la 1h30 del mediodía del pasado martes, una decena de agentes uniformados de la Policía, acompañados de varios funcionarios del Consejo Superior de la Radiotelevisión Turca (RTUK), irrumpieron en los estudios centrales de IMC TV, una de las televisiones dedicadas a información política de mayor prestigio de toda Turquía.
Fue Zekine Türkeri, periodista con nacionalidad española, la que les recibió a la puerta de los estudios, que, tras la visita policial, quedarían clausurados para siempre (anteriormente ya había sido excluida de las emisiones vía satélite). “¿Por qué tenéis que hace este sucio trabajo?”, les preguntó Zekine. “Eso depende del punto de vista en que se mire”, le contestó uno de los agentes, al que, a su vez, respondió la periodista: “Se mire como se mire, silenciar una emisora de televisión es un trabajo sucio”.
La Policía enseñó un papel justificando el cierre definitivo “por amenazas contra la seguridad nacional”. “Erdogán sí que es una amenaza pero para la salud pública”, añadió Zekine antes de ser apartada del lugar por sus compañeros para que la tensión no fuera a mayores.
También estaba en los estudios Banu Guven, estrella de la televisión turca, que desembarcó en IMC tras ser despedida de otra cadena por su posición crítica hacia Tayip Erdogán. Banu Guven es un verdadero icono para los periodistas turcos; salvando las distancias y reconociendo que todas las comparaciones son odiosas, jugaba un papel similar al de Ana Pastor en El Objetivo de la Sexta por su capacidad para conducir buenas entrevistas. Su fama es tal que algunos medios han preferido enfocar la noticia sobre el cierre de IMC destacando que Banu Guven se “había vuelto a quedar sin trabajo”.
Lamentablemente, IMC no es la única cadena de radio o televisión silenciada en Turquía. Siguiendo la estela del golpe militar y con un estado de emergencia que acaba de ser renovado por otros tres meses, sólo en la última semana han sido cerradas una veintena de emisoras, tanto a nivel nacional como local. Prácticamente ninguna de ellas estaba relacionada con los gulenistas de la intentona del 15 de julio sino que pertenecían a entidades de izquierda o vinculadas a la causa kurda.
Como botón de muestra de lo ocurrido valga el cierre de la televisión Zarok, la primera en lengua kurda destinada exclusivamente a los niños. Zarok no tenía la menor programación propia; se limitaba simplemente a doblar producciones infantiles que se ven en todo el mundo, del tipo Bob Esponja o Los Pitufos. A partir de ahora, los niños kurdos no podrán ver dibujos animados en su idioma salvo los que se digne en emitir la televisión del Gobierno.
Las emisoras cerradas fundamentalmente tienen su base en Estambul, pero también las hay de otras ciudades, como Van, Malatya, Kiziltepe o Batman. No en todos los casos la Policía turca ha sido tan educada como en la prestigiosa IMC. Cuando los uniformados se dirigieron a cerrar la radio de izquierdas Ozgur, que inició sus emisiones en 1995, una de las periodistas, como se aprecia en el vídeo de Youtube (ver abajo), se enfrentó a los agentes que no dudaron en cogerla violentamente de su larga y negra melena para llevársela detenida, arrastrándola por el suelo.
firat nuce (YouTube)
De acuerdo con las últimas estimaciones, unos 2.500 periodistas, como Zekine Türkeri y Banu Guven, se han quedado sin trabajo debido al cierre de sus medios de comunicación en aplicación del Estado de Emergencia para combatir, supuestamente, las organizaciones golpistas, cuando la mayor parte de esos medios, en especial los kurdos, no tienen nada que ver sino todo lo contrario con la intentona golpista del 15 de julio. Como se sabe, buena parte de los generales y unidades que se sublevaron contra Erdogán estaban combatiendo en la guerra del Kurdistán, precisamente siguiendo indicaciones del Gobierno de Ankara para aplicar mano dura en las regiones kurdas.
El Partido Republicano del Pueblo (CHP), el principal de la oposición, de orientación socialdemócrata y tendencia kemalista, hace tiempo que viene denunciando que, aprovechando la paranoia antigolpista, miles de funcionarios y empleados progresistas están siendo despedidos de sus trabajos.
En realidad, según valora Zekine Türkeri, la Anatolia se ha convertido ya en un páramo informativo y solamente queda el periódico Cumhurriyet, como el único medio de difusión que, en estos momentos, disiente de una línea oficial que ya nadie se atreve a cuestionar.
Se da la circunstancia de que Zekine Türkeri acaba de publicar en español un nuevo libro bajo el título Un verano kurdo, en el que relata su experiencia como reportera durante los primeros combates entre las fuerzas kurdas y el Estado Islámico tanto en los frentes de Sinyar como de Makhmur, en Irak. Deniz, su cámara, también mujer, murió en esta batalla al ser alcanzada en el estómago por el disparo de un yihadista.
Precisamente para presentar su libro y dar conferencias sobre la actual situación de Turquía ha estado recientemente en Pamplona y Madrid, desde donde regresó a Estambul para asistir al cierre definitivo del medio en el que trabajaba llevando el programa Micrófono, con el que relataba unas historias de vida que ahora ya han dejado de existir.