ENTREVISTA

Mavi Doñate: “Europa no miró a China cuando el brote en Wuhan dejaba cientos de muertos diarios”

  • Hablamos con la corresponsal de TVE para Asia-Pacífico que cuenta desde China la crisis del coronavirus

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Es uno de esos rostros y voces que, pese a no conocerlos personalmente, resultan casi de la familia. La vemos casi día a día por la televisión. Y mucho más durante los últimos meses. Mavi Doñate (Zaragoza, 1974) es la corresponsal de TVE para Asia-Pacífico. Tiene una extensa carrera en la profesión, más de dos décadas en la televisión pública y varios galardones, entre ellos el reciente Premio de Periodismo Digital “José Manuel Porquet”. Este premio se le ha otorgado por su cobertura de la pandemia del coronavirus desde China, epicentro de la crisis. La hemos visto recientemente, además, en Wuhan, ciudad con los primeros casos de este virus. Ahora lleva varios días en la capital, Pekín, donde tiene que pasar una estricta cuarentena que, en principio, acaba mañana 4 de mayo. La periodista responde las preguntas de cuartopoder sobre toda la actualidad relacionada con la covid-19 en el gigante asiático.

-Al estar trabajando en reportajes en Wuhan hace unos días, ahora en Pekín debes permanecer 14 días en aislamiento por prevención. ¿Cómo ha sido todo el proceso? ¿Muchos controles tanto al salir de aquella ciudad como al llegar a Pekín? Tienes incluso sensores en la puerta de tu casa.
-Así es. Tengo un sensor de movimiento que detecta si salgo de casa y camino unos metros por el pasillo. Está conectado al Comité del Barrio y envía una alarma. Es una forma de controlar que no vulnero el estricto confinamiento. No puedo salir a la calle para nada. La compra la hago online, y los conserjes me la suben. Dejo la basura en la puerta, les aviso por Wechat, y me la recogen para tirarla. Todos los días debo informar en el grupo de la Comunidad por Wechat (el Whatsapp chino) de mi temperatura corporal por la mañana y por la tarde, y si tengo algún síntoma que pudiese estar relacionado con covid-19. Es una cuarentena preventiva por haber estado en Wuhan, el foco del coronavirus.
El viaje de vuelta fue como estar inmersa en una película de Ciencia Ficción. Para empezar, desde Wuhan solo se puede volver a Pekín en tren de alta velocidad pero no el día que tú quieras. Mediante una aplicación se solicita una plaza en el tren pero solo después de haberte hecho el test de ácido nucleico y saber que los resultados son negativos. Pekín tiene restringida la entrada a mil personas por día para los que llegan desde Wuhan, así que la concesión de la plaza en el tren no es inmediata, puede tardar entre dos y seis días. Una vez en la estación de Wuhan pasas varios controles en los que te piden los resultados del test, el Código QR de salud que tenemos en nuestros móviles y que indica que estás bien, y te toman la temperatura con escáneres especiales. Los vagones no van llenos porque al menos hay un asiento libre entre pasajero y pasajero.
A la llegada a Pekín te esperan en la misma estación. Funcionarios vestidos con trajes EPI te distribuyen por barrios de la ciudad. Te suben a un autobús para ir a un Centro Sanitario de Control específico para los viajeros. De nuevo te piden resultado del test, y toda la documentación y ya te suben en otro vehículo para llevarte a tu casa donde te acompañan hasta que cierras la puerta y ponen el sensor y un pequeño cartel que indica que estás en cuarentena.

"Pekín tiene restringida la entrada a mil personas por día para los que llegan desde Wuhan"

 

Lo último del proceso es la repetición del test del coronavirus. Te buscan en casa un día antes de acabar el plazo, te llevan al Hospital del Barrio, y si a las 48 horas el resultado es negativo ya se pone fin a la cuarentena.

-Se habla mucho de la dureza, del control por parte de China, de las medidas de confinamiento. ¿Es correcta esa percepción?

-Son muy estrictos, la prueba es todo lo que he contado. Y eso que solo es una cuarentena preventiva. China está ahora en la fase de Control y Prevención, el virus no está erradicado, y no escatiman esfuerzos ni medidas para evitar una posible segunda ola de contagios. Aunque, según las autoridades, no hay apenas contagios locales, se controlan mucho los posibles casos importados y los asintomáticos. De algún modo, demuestran que tienen un plan y que al mínimo riesgo que pueda existir, se aplican todas las medidas de aislamiento, desde prohibir la entrada al país de extranjeros, aunque sean residentes, a cuarentenas para todos los que vienen de fuera, o ahora el bloqueo de localidades fronterizas con Rusia en la provincia de Heilongjiang porque en las últimas semanas ha habido más positivos y empezaron con casos de chinos que se contagiaron en el país vecino.

-En este sentido, justo ahora se acaba de poner en España el foco en la irresponsabilidad de algunas personas que se saltan las medidas. ¿Es mayor la responsabilidad en China?

-Bueno, yo no compararía los dos países en términos de responsabilidad, o no me atrevería a afirmar que los chinos son más responsables que los españoles porque, en parte y al final, los humanos somos iguales en todas partes del mundo. En Wuhan cuando se anunció el cierre de la ciudad muchos "huyeron" antes sin tener en cuenta si podían estar contagiados. Y estos días pasados paseando por la ciudad sentía una especie de tristeza al ver todavía bloques de casas valladas en un proceso de desconfinamiento que se está haciendo muy poco a poco y gradualmente. Es decir, que cerraron las casas ante la duda de que muchos no pudieran soportar la dureza de estar encerrados más de dos meses y medio sin salir para ni siquiera ir a comprar comida.

"En general, los chinos han demostrado apoyar más todas las medidas de sus autoridades como el confinamiento"

También es verdad que, en general, los chinos han demostrado apoyar más todas las medidas de sus autoridades como el confinamiento y se han quedado en casa. Hay tres motivos. La también dolorosa experiencia previa del SARS en 2003 y el miedo al contagio, el sentir nacionalista y de obediencia en un sistema autoritario, y que priman el bien común por encima de lo individual. Y esto último no es solo chino, sino diría que muy asiático.

-¿Se pueden comparar las medidas tomadas allí? O dicho de otro modo, ¿en qué crees que podríamos fijarnos desde España de lo que se hace en China?

-Creo que cada país tiene sus circunstancias. Me hace gracia que me hagas esta pregunta. Llevo cinco años en China y nunca antes España había mirado hacia aquí excepto para hacer negocios. Y ahora se ha convertido en el país espejo para algunos, y la distopía en la que nunca se debe caer, para otros. Europa, Occidente en general, ni siquiera miró a China en los meses en los que el brote descontrolado en Wuhan dejaba centenares de muertos diarios. No aprendimos del error que tuvieron aquí de reaccionar tarde o de no proteger a los sanitarios por ejemplo que son los que están en primera línea del frente.

Quizá si en algo podríamos fijarnos ahora es en la prevención constante que se está aplicando con test masivos y tecnología, pero ojo, que esto se hizo desde el principio en Corea del Sur y en Taiwan y se logró controlar la epidemia. La Inteligencia Artificial es clave para este control. Y en España no le tendría tanto miedo. Es un país democrático y existen más mecanismos que en China para controlar la vulneración de nuestro derecho a la intimidad si esos datos se emplean después para otros fines... Aunque, ¿realmente nos creemos que no estamos controlados ya desde hace tiempo?

-Se ha hablado mucho sobre los datos, sobre si los que se han proporcionado desde China son o no fiables. ¿Cuál es tu visión?

-Creo que como periodistas siempre debemos dudar de los datos que se dan desde los gobiernos, pero no solo en China, sino en cualquier país, aunque hay una diferencia clara. ¿Tú puedes corroborar las cifras que dan en España? De entrada, imagino, que no te resultaría fácil, aunque quizá con unos meses de investigación podrías confirmar si las cifras son reales o no. Aquí, eso es imposible.

"Como periodistas, siempre debemos dudar de los datos que se dan desde los gobiernos, pero no solo en China sino en cualquier país"

De todas formas, creo que cuando hablamos de este tema hay un error siempre de partida. La cifra de muertos oficial en todo el país es de 4.633, pero es que de estas personas fallecidas, más de 3.500 fueron solo en Wuhan, una ciudad de 11 millones de habitantes. Pero aún así, es cierto, la cifra puede parecer baja en comparación con la de otras ciudades, o países, del mundo, pero no dejan de ser suposiciones, o, como tú dices mi visión, que no sirve periodísticamente para nada porque no lo puedo corroborar, aunque sí para seguir haciéndome la pregunta con la esperanza de que, quizá algún día, la pueda contestar.

-A principios de enero pusiste un tuit preocupándote por una posible pandemia. En Europa no se ha tenido en cuenta lo que desde allí llegaba. ¿Por qué crees que ha podido pasar?

-Europa y Occidente no miran nunca hacia China. Creo que imperó esa expresión de "bueno sí, el virus está allí, China está muy lejos, claro, mueren porque seguro que los hospitales son malísimos..." y algunas otras expresiones que me decían mis amigos cuando no paraba de alertarles de lo virulento que era este coronavirus y les daba consejos de autoprotección.

No se mira a China y se tiene además una visión distorsionada del país. La China de la covid-19 no es la China del SARS de hace veinte años. La China de la covid-19 viaja, y más en sus vacaciones por excelencia que es el Año Nuevo Lunar. Estamos hablando del mes de enero. El Gobierno chino esperó a que todo el mundo hubiese vuelto a sus hogares en sus pueblos para decretar el 23 de enero el confinamiento. Tarde. El virus, menospreciado en su total peligrosidad, ya se había expandido. Y había muchos ciudadanos asintomáticos que en esas fechas habían viajado al extranjero. Mal inicialmente por China y mal por los países que a partir del 23 de enero, cuando contábamos qué pasaba aquí, no empezaron a controlar cualquier vuelo que procediese de China, no solo de Wuhan, de China en general, o no se prohibiesen actos multitudinarios, por ejemplo. Y China está lejos, pero recuerdo que cuando llegó a Italia, la OMS ya advirtió, por ejemplo, de cuántas mascarillas, respiradores, trajes EPI se iban a necesitar para hacer frente a este virus. Y aconsejaba encarecidamente proteger a los sanitarios.

-En España se está hablando mucho de bulos, de fake news… Desde EEUU, se está intentando vincular al laboratorio de Wuhan con la expansión del virus. ¿Circulan mucho ese tipo de informaciones?

- Circulan, sobre todo, si tenemos en cuenta que estamos en una especie de Guerra Fría entre las dos primeras potencias mundiales. Está en juego un posible nuevo tablero geostratégico y en la partida, como es una guerra, todo vale. Bulos, fake news, China, que fomenta el nacionalismo con un sistema de propaganda más engrasado que nunca, y un presidente estadounidense que en siete meses se presenta  a unas elecciones. Así que, frente a un Donald Trump que dice que el virus se creó en el laboratorio de Wuhan, tenemos a la cúpula del Partido Comunista Chino y de su gobierno contestando que lo trajeron los estadounidenses cuando vinieron a China el pasado mes de septiembre para participar en los Juegos Olímpicos militares. A día de hoy, parece estar confirmado que el virus se expandió por el mercado de mariscos de Wuhan, pero que se originó fuera de este espacio, y la mayoría de los científicos avalan que el origen es natural, pero su origen sigue siendo otra pregunta sin respuesta de momento.

-¿Cómo ha sido tu trabajo durante la epidemia? Hemos visto cómo has tenido algunos problemas con la policía en Wuhan al tratar de hablar con vecinos

"Silenciaron a los habitantes de Wuhan, no podíamos hacer determinadas preguntas en actos que organizaban"

-En China, ser periodista nunca es fácil y sobre todo para los que somos de un medio extranjero y televisivo porque no pasamos desapercibidos. Y con la covid-19 pues ya te imaginarás que más difícil todavía. Imposible rodar en hospitales, funerarias, en el mercado de Wuhan, incluso nos pusieron problemas en una de las estaciones en la noche del 8 de abril cuando se reabrió la ciudad cuando queríamos estar con los primeros viajeros que salían. Nos han echado de barrios los del propio comité, los vigilantes, los informantes del régimen y la policía tanto en Wuhan como en Pekín. Silenciaron a los habitantes de Wuhan, no podíamos hacer determinadas preguntas en actos que organizaban.

Otro clásico, por ejemplo. Le pido a mi productora que me localice un enfermo que se haya curado. Lo encuentra, habla con él, accede a la entrevista por videoconferencia, todo va bien hasta que pregunta para qué medio es, entonces la respuesta es: "Ah sois un medio extranjero, entonces no, solo sacáis lo malo. Bye".

-Ahora mismo, ¿en qué situación está el país? ¿Qué se puede hacer ya tanto en Wuhan como en el resto del país, en Pekín, en Shangai…?

-Esta pregunta es muy amplia. La progresiva vuelta a la normalidad no es igual en todo el país. Ni siquiera en las ciudades de una misma provincia. Depende del riesgo que exista en cada momento. Es lo que he explicado antes. Cosas comunes para todo el país, por ejemplo, la mascarilla sigue siendo obligatoria, los controles de temperatura en los sitios públicos y tener el código QR de salud en el móvil que es una especie de salvoconducto para moverte por las ciudades. Diferencias, en Shanghai ya puedes ir a algunos restaurantes y sentarte al lado de tu acompañante; en Pekín, todavía no puedes ir a visitar a un amigo a su casa porque no te dejan acceder si no eres residente; y en Wuhan, todavía hace dos semanas algunos solo podían salir a la calle dos horas cuando en el resto del país se sale a no ser que estés en cuarentena, como es mi caso ahora.

-¿Cómo ves a la gente a nivel psicológico y de ánimo? Es una de las consecuencias que más se temen aquí más allá de los picos de enfermos y fallecidos

-En Wuhan, ha sido muy duro. Más de dos meses y medio confinados totalmente y con una ciudad además cerrada al resto del país, y en la que muchos se quedaron atrapados sin estar en su casa y con los suyos. Ya te puedes imaginar. No hace falta ahondar mucho en cómo están. Como ya he dicho antes, todos somos humanos, seamos chinos, españoles, o africanos.

-Hace casi mes y medio los corresponsales españoles en China mandasteis un vídeo de ánimo a los españoles. Pasado ese tiempo, ¿qué mensaje a nivel personal y colectivo mandarías a nuestra sociedad?

"Nos tenemos que mentalizar que, si es difícil hacer un confinamiento, también es salir de él"

-El que le doy a mis padres todos los días. Que, por favor, mucho, mucho, mucho cuidado cuando ahora se permita salir a la calle. El virus sigue contagiando, está ahí. Que no salgan sin mascarilla, que sigan manteniendo la distancia social, que sean asociales durante un tiempo más, que se pongan guantes y los tiren después de cada uso...

Nos tenemos que mentalizar que, si es difícil hacer un confinamiento, también es salir de él y toda fase es un punto y seguido y no un punto y aparte. Mira, es como si has estado dos semanas de ayuno y cuando sales te comes un cocido completo. El riesgo de enfermar del estómago es alto, pues es lo mismo que salir sin las medidas de autoprotección. Y, por supuesto, el mensaje de total apoyo y admiración hacia todos los que se la están jugando estos días por nosotros.

1 Comment
  1. Florentino says

    … Una lección sin ninguna calificación Miguel, pero sabemos que es cum laude. Y una realidad en China, que la sabemos por los comentarios aportados como Mavi Doñate; estas certezas personales nos hacen sentir la realidad de una situación en un Estado que cuenta con unas ejemplares cloacas, que incriminan a los distintos enemigos políticos, las pulseras telemáticas se usan poco por que hay que usar mano de obra vigilante; por eso hay presos de todo tipo de condenas enfermos… en cárceles y alejados. Aquí, lo arreglan todo con llevar banderas y las culpabilidades siempre < "otros". Nos falta empatía humana y quitar ese
    franquismo de burdel, que no ayuda en nada para dotar de una nueva visión global al problema que ataña al mundo entero. También, en reconocer que las políticas de privatizaciones sanitarias, educativas… han ido envueltas con la ideología de una naftalina caduca, legislativamente fraudulenta, ciega y prevaricadora de los medios públicos.
    Es una ocasión de oro, para renovar los compromisos con unas sociedades variopintas, que reclaman en dirigir por cercanía sus competencias, complementando, y cerrando el círculo con el Gobierno.
    Veremos la desescalada, si no hay que volver a la casilla de salida…
    Es una intuición fundamentada en ser excesivamente crédulos, a las proclamas, dictados, dictadores, banderizos, con grandes banderas, e himnos del ¡ apor ellos !. Ojala, no sea así.

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