El cordero en la última cena

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Rosa Tovar *

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'La última cena', c. 1562, de Juan de Juanes . Museo del Prado. Madrid

Este artículo es una deuda que tengo desde hace mucho tiempo con cuartopoder.es, y que saldo ahora con mucho gusto. No trato de hacer en el mismo una exposición exhaustiva de la Última Cena en el arte, no puedo inmiscuirme en un campo en el que no soy especialista. Más bien intento contemplar desde el punto de vista de la gastronomía aquellas viandas que componen el festín de Jesús con sus discípulos, que los cristianos han heredado, su razón de ser, y otros aspectos importantes del relato del Nuevo Testamento, como la traición de Judas, tal como aparecen en la Biblia del Oso. Para no hacer el relato interminable no voy a alargar la revisión de esta cena y, sobre todo, de los manjares, más allá del siglo XVI.

Todo se basa, en el fondo, en lo establecido en el Éxodo para celebrar la fiesta judía de la huida de Egipto, la Pascua. El cristianismo ha conservado esta fiesta hebrea haciéndola suya, aunque para una celebración diferente: La pasión de Jesús.

El Exodo relata (12 : 1) Y habló Iehoua à Moysen, y à Aaron en la tierra de Egipto …. / (12 : 2) Este mes os será cabeça de los meses, …, será Primero en los meses del año. / (12 : 3) ….A los diez (días) de aqueste mes tome se cada uno un cordero ...un cordero cada familia. / (12 : 6) … el cuatrozeno dia deste mes, y sacrificarlo ha toda la compaña de la Congregación de Israel …. / (12 : 7) Y tomarán de la sangre, y pondrán en los dos postes y en los bates de las casas en las quales lo han de comer. / (12 : 8) Y aquella noche comerán la carne assada àl fuego, y panes sin leuadura:con yeruas amargas lo comeran.... / (12 : 12) Y yo passaré por la tierra de Egypto aquesta noche, y heriré à todo primogenito en la tierra de Egipto …., Yo Iehoua. / (12 : 13) Y esta sangre os será por señal en las casas donde vosotros estuuierdespassaré por vosotros, y no aurá en vosotros plaga ni mortandad, quando yo heriré la tierra de Egypto. … / (12 : 24) Y guardareys esto por estatuto para vosotros y para vuestros hijos para siepre. (12 : 43) Y Iehoua dixo à Moysen y à Aaron: Esta será la ordenanza de la Pascua. Ningún estraño comerá deella. (12 : 46) … y no llevarás de aquella carne fuera de casa, ni quebrareys huesso en el.

Al llegar los hebreos a Israel e instalarse en esta tierra prometida la fiesta cambió. Se hizo obligado que peregrinaran a Jerusalén para el sacrificio del cordero pascual en el templo la tarde del día decimocuarto, para dejar reposar el cordero al sol, lo que significaba que era imposible que el festín se celebrarara en la cena ese día, sino que tenía que ser en la del decimoquinto. Así lo especifica el Evangelio según San Mateo.

(Mateo 26 : 17) Y el primer día de la fiesta de los panes sin leuadura vinieron los Discipulos à Iesus diziéndole, Dóde quieres q te aderecemos para comer el corderode Pascua.

El escenario en el que tendría lugar la fiesta del cordero de Jesús con sus discípulos, y la forma de presentación del cordero, como se observa en la mayor parte de las interpretaciones artísticas posteriores, queda bien definido en el Evangelio según San Lucas.

Llegó el día (Lucas 22 : 7) de los panes sin levadura en el qual era menester matar el cordero de la Pascua /.../ (22 . 9) Y ellos dixeron, Donde quieres que aparejemos? /(22 : 10) Y el les dixo …. como entrades en la ciudad, os encontrará un hombre q lleua un cantaro de agua: seguidlo hasta la casa donde entrâre: / (22 : 11) Y dezid al padre de la familia de la casa, El Maestro se dize… / (22 / 12) Entonces el os mostrará vn gran cenadero adereçado, apparejad allí.

Cuando Jesús se reune en este cenadero con sus discípulos para su última cena celebraban, pues, la Pascua judía descrita más arriba. (Exodo 12 : 8) Y aquella noche comerán la carne assada àl fuego …. (12 : 9) Ninguna cosa comerys del cruda, ni cozida en agua, sino assada al fuego, su cabeza con sus pies y sus intestinos, es decir, el cordero entero, con cabeza y, como se ha dicho antes, sin ningún hueso partido.

Representaciones de la última cena

Las primeras más conocidas son de principios del siglo VI, como la de un bajo-relieve en madera de la iglesia copta de San Sergio (El Cairo) o un mosaico en el muro de la nave central de San Apolinario Nuevo, de Ravenna, en el que Jesús y San Pedro aparecen medio echados, al estilo romano, a ambos lados de la mesa. Alrededor de la misma se apiñan los apóstoles, ante la fuente central en la que hay ¡oh, sorpresa, dos pescados! El cordero no aparece por ninguna parte. Hasta la época final de Constantino, en que el cristianismo fue declarado religión oficial del imperio, los cristianos fueron perseguidos por los romanos. Los pescados, que rememoran el milagro de los panes y de los peces, eran una de las señas secretas de identidad para conocerse unos a otros cuando estaban entre gentiles, junto al símbolo de Iesus Xristus con las letras griegas Iota, Ro y Ji en un círculo, que nos parecen I, P y X. Esta tradición continuó más allá de la época en que era imprescindible para salvar la vida. En San Isidoro de León, sin embargo, en el fresco de la Última Cena, del siglo XI, se adivina, entre otros manjares, un cordero. En otra de las representaciones de la Última Cena en España, un fresco de la ermita prodigiosa de San Baudelio de Berlanga, del siglo XI –que se encuentra ahora en el Museo de Boston—sólo aparecen los pescados. Como en la metopa de la iglesia de San Pedro de Tejada, en Puente Arenas, asimismo del siglo XI, o en San Juan de la Peña, de Santa Cruz de la Serós en piedra. Estas representaciones de la Última Cena con sólo pescados prosiguieron aún hasta más tarde del siglo XIV, como es el caso de la pintura de Santa Olalla de la Loma (Cantabria), que es del XV, y en la que se ven los pescados de tres en tres. En la Santa Cena del taller de Giotto –de principios del XIV—no se ve ni cordero ni pescado. En la representada en la pintura de Jaume Serra –de 1370—la verdad es que, por el color, se puede pensar en el cordero pascual, pero la vianda central del festín más parece un pescado por la forma del cuerpo y la cabeza y por la falta de extremidades.

El cordero

A partir de este momento se generaliza en las representaciones de la Última Cena la presencia del cordero, a veces junto a la de pescados, como ocurre con la más famosa pintura sobre este tema, la de Leonardo, en cuya mesa, ya terminado el festín, quedan algunos restos de lo que parece un cordero y de pescados en rodajas en platos a los lados, pero nada en la fuente central, ante Jesús, que la preside. Por cierto, hay que hacer mención de que en aquella época y hasta el siglo XIX, como se aprecia en distintas manifestaciones artísticas, los personajes más importantes de un ágape, junto al anfitrión, se sentaban en el centro del lado más largo de las mesas, nunca en los extremos, como ahora.

De este mismo siglo XV es la del maestro de Perea, en la que el cordero se encuentra presidiendo los manjares, y la de Jaime Ferrer, en la que Santiago apóstol se presenta con el sombrero y la concha de peregrino y, junto con otros de los comensales que hacen lo propio, corta piezas del cordero con su cañivete. En la de Jaume Huguet, asimismo del XV, el cordero con cabeza y entero está en medio de la mesa. En cuanto a escultura, el cordero aparece en el centro del convite en el relieve de Gil de Siloé de la Cartuja de Miraflores y en otro del siglo siguiente, el XVI, de Felipe Vigarny. Volviendo a la pintura, asímismo aparece el cordero en la que se supone de Alejo Fernández, o de su equipo cercano, del XVI. Como en otras de sus pinturas, muestra el gusto por reflejar la arquitectura, al estilo italiano, de la estancia, del cenadero adereçado en el que apparejar la cena. También está el cordero aún entero en la de Luis Morales, el Divino, de la misma época. De la segunda mitad del XVI es una Santa Cena de El Greco en la que ya no quedan manjares, sólo la fuente vacía y unas cucharas y cañivetes de los comensales. En la de Juan de Juanes, del mismo siglo, tampoco hay cordero, sólo la fuente. En la de Juan de Borgoña aparecen algunos huesos, sin quebrar. De este mismo siglo es la Santa Cena de Jacopo Bassano, en la que, al final del ágape restan sobre la mesa la cabeza del cordero y algunos mendrugos de pan. En las varias pinturas de Tintoretto sobre el tema sí hay cordero.

La secuencia del drama de la traición

(Juan 22 : 16) Aquel es, a quien yo diere el pan mojado. Y mojado el pan diólo à Iudas de Simon Iscariota. / (22 : 17) Y tras el bocado Satanas entró enel. Entonces Iesus le dize, Loque hazes, hazlo mas presto. En la mayor parte de las expresiones artísticas sobre este pasaje del Nuevo Testamento a partir de la baja Edad Media queda reflejada, casi siempre en primer término, la traición de Judas. En muchas los apóstoles aparecen con aureolas de santidad, excepto Judas.

En el fresco de San Baudelio de Berlanga, Judas roba el pescado que está en una fuente central. En la metopa de la iglesia de San Pedro de Tejada, al tiempo que Jesús le da de comer el pan, este se lleva el pescado de la fuente. En la representación de Santa Olalla de la Loma Judas hurta una cesta de pescados entera.

Cuando en la pintura comienza a aparecer la caracterización de los personajes, Judas se convierte en un ser de aspecto facineroso y rostro malvado y, cosa curiosa, pelirrojo. En los países del Mediterráneo sobre todo, porque en los más del norte, como Irlanda, hubiera sido un desatino, se consideraba que los pelirrojos eran hijos del demonio, por tener pelo de fuego, pero de fuego del infierno. Este Judas demoniaco sigue robando con descaro el cordero y otros de los manjares preparados para la cena. Más tarde sólo el aspecto de rufián pelirrojo y el gesto hosco y vil es lo que distingue al traidor, cada vez más parecido a las imágenes de Satán, y que se pone de manifiesto en la bolsa de las monedas en su mano, como en el relieve de Vigarny. El pelo de fuego y la falta de aureola de santidad le distinguen en la obra de Alejo Fernández. La misma falta de la aureola y el ademán de estar de partida en el de Juan de Borgoña.

(Lucas XXII : 20) …. y les dió el vaso, despues q hubo cenado, diziendo, Este vaso, es el Nuevo testamento † en mi sangre …. / (XXII : 21) Con todo esso heaqui la mano delq me entrega, conmigo en la mesa.

(*) Rosa Tovar es escritora y cocinera.
4 Comments
  1. Amju says

    Precioso artículo

  2. Ana Pérez says

    Pero Jesús tampoco tiene aureola en la
    Obra de Juan de Juanes, eso que significa?

  3. Beba says

    Ana Pérez. Sí la tiene, fíjese, pero no se puede observar bien por la luminosidad del fondo que, a su vez, enmarca la figura.

  4. Beba says

    Amju, me alegro mucho de que le haya gustado. Es a lo que aspiro cuando me siento a escribir. Le agradezco mucho que me lo diga.

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