La Casa de Carlota, una empresa donde la discapacidad se aprovecha para crear

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Lucía Martín *

Casa de Carlota. Discapacidad
Empleados del estudio barcelonés La Casa de Carlota', durante uno de los procesos creativos. Odile, que ha hablado con cuartopoder, es la segunda por la izquierda. / lacasadecarlota.org

Un estudio de diseño de Barcelona emplea a discapacitados intelectuales que trabajan, codo con codo, con directores de arte, diseñadores compartiendo todo el proceso creativo. La integración es plena y los proyectos resultantes, de lo más innovadores.

“¿Por qué las empresas no contratan a más personas con discapacidad? No sé, será que son un poco limitadillos, algo cortos de miras”. Habla Odile, 44 años. Tiene Síndrome de Down, pero como bien dice, “se vale por ella misma”. Y tanto se vale por ella misma que es uno de los miembros que trabaja en una empresa poco convencional. Nos referimos a La Casa de Carlota, un estudio de diseño de Barcelona que integra a personas con Síndrome de Down y autismo, los cuales trabajan codo a codo con directores de arte, estudiantes de escuelas de diseño e ilustradores.

Sí, no es la primera empresa en contratar a estas personas pero en otras muchas donde trabajan discapacitados intelectuales a menudo se les asigna tareas meramente repetitivas, mecánicas: poner los cafés, repartir el correo… En este estudio pasa todo lo contrario: ellos crean como el resto del equipo. Y es que como dice Sergi Capell, Odile, Sofía o Joan tienen enfoques menos obvios que los que pudieran imaginarse en un planteamiento creativo. Es un pensamiento lateral, menos racional, diferente al tradicional y esto que en otros sectores podría verse como una traba, en el mundo de las ideas y de la creatividad, es un plus, porque permite crear cosas diferentes.

La Casa de Carlota vio la luz en 2013. Su fundador, José María Batalla, venía de montar un proyecto social para ayudar a entidades en la empresa en la que trabajaba: “Uno de los proyectos se llamaba Los peces se mojan, y consistía en explicar el Síndrome de Down en las escuelas. Habitualmente uno llevaba a médicos o psicólogos a las escuelas a explicarlo, pero José María decidió que lo explicarían los que tienen Síndrome de Down”, comenta Capell. Y ahí es cuando se percataron de que estos jóvenes tenían un talento innato para dibujar, para las tipografías… así vio la luz el estudio de diseño.

En el estudio trabajan cinco personas con discapacidad junto a diseñadores, directores creativos, una directora de arte… “Buscamos a personas con talento, es lo que queremos, porque si no, seríamos un taller, un centro especial de trabajo, y no queremos eso”, añade Capell. Dice que estas personas ven la vida sin condicionantes, dicen las cosas sin filtro y que esto es una gran ventaja en un proceso creativo. Y pone un ejemplo: “Hicimos un cartel de la Feria de Abril para el Ayuntamiento de Barcelona. Cuando se presentó a la prensa, el entonces alcalde, Xavier Trias, comentó que en el cartel se veían los aviones que pasaban por encima de la ciudad. Y la persona que lo había hecho, que estaba presente, le corrigió y le dijo que no, que eran pájaros voladores”, explica. “Toda esta frescura que tenemos cuando somos niños y que perdemos en cuanto nos hacemos adultos, es lo que ellos tienen”, añade.

Casa de Carlota. Discapacidad
Empleados del estudio barcelonés 'La Casa de Carlota' trabajando en uno de sus proyectos artísticos. / lacasadecarlota.org

¿Se sorprenden los clientes cuando descubren quién ha estado detrás de los proyectos? “No lo sé, nos gusta que nos compren los proyectos independientemente de quien lo haga”, cuenta. La empresa se ha llevado varios premios a lo largo de su trayectoria: ha sido escogida por Forética como una de las mejores iniciativas sociales de 2014; dos de sus trabajos se han llevado premios internacionales Laus de diseño gráfico y comunicación visual. En 2016 se llevaron el premio internacional de la Fundación Corresponsables al mejor proyecto social.

Pero volvamos con Odile, una de las protagonistas de esta historia. Odile dice que le gusta trabajar aquí (viene todos los miércoles pero aprovecha la conversación para decirnos que está pidiendo a los jefes venir algún día más de la semana) porque le permiten crear, dar rienda suelta a su imaginación. “En la Casa me siento más yo. Me tratan de maravilla y es alucinante que a una persona con Síndrome de Down le den esta oportunidad”, nos cuenta en conversación telefónica.

Odile ya había trabajado previamente: en la Caixa, en la Universidad Autónoma… “Las personas con Síndrome de Down no somos niños pequeños, yo, frente a gente que tiene estas actitudes, ya es que me planto. Yo me valgo por mí misma”, insiste.

Entre sus clientes, hoteles de la ciudad Condal, la Fundación Pasqual Maragall, Nestlé, grupo Mahou, Fundación Aladina, la aseguradora Zurich e, incluso, boxeadores, para los que han hecho las cintas con las que protegen sus manos.

La Casa de Carlota es el único estudio de estas características que existe en Europa: “Una periodista americana que vino a hacer un reportaje nos dijo que estuvo buscando en su país y que tampoco lo había”, finaliza Capell.

Ojalá este artículo sirva de incentivo y se creen muchas más casas de Carlota. O de Odile, o de Joan, o de Kim…

(*) Lucía Martín es periodista.
1 Comment
  1. Zuriñe says

    Es una gran iniciativa que debería darse más veces. ¡Necesitamos más casas de Carlota! Saludos desde SoloCamas :-).

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