Jiménez competirá con Gómez sin dejar de ser ministra

Trinidad Jiménez podrá realizar la campaña interna de las primarias para optar a la presidencia de la Comunidad de Madrid frente al secretario general del PSM, Tomás Gómez, sin dejar de ser ministra de Sanidad. Así lo anunció ayer su máximo valedor, José Luis Rodríguez Zapatero. Tras su primer despacho veraniego con el rey Juan Carlos en Palma de Mallorca, el presidente manifestó que no tiene previsto hacer cambios en el Ejecutivo y prometió no intervenir en el proceso interno.

Al ser preguntado si la candidatura de Jiménez le obligará a realizar cambios en el Gobierno, Zapatero contestó que “no hay ninguna previsión sobre lo que es la composición del Gobierno, no hay una previsión a corto plazo como se puede entender, independientemente de lo que suceda en su momento a largo plazo con una posible candidatura a la Comunidad (de Madrid) de la ministra. No hay nada cerca que haga pensar en algún cambio”.

Sobre si se implicará en defensa de Jiménez manifestó que “en este periodo, los que tienen que hablar son los candidatos, ya que es a ellos a los que quieren escuchar los militantes y los ciudadanos. Y creo que con esto significo cuál va a ser mi actitud”. También destacó la “libertad interna” y la “impronta democrática” que suponen las primarias. Y aunque recalcó que sus palabras no son “una recomendación a nadie”, opinó que “fortalecen a un partido” y auguró que la contienda será “constructiva” y constituirá “una gran oportunidad de debatir los temas que interesan a los madrileños”.

Horas antes de la comparecencia de Zapatero, tanto Gómez como Jiménez realizaron declaraciones en las que manifestaron el acuerdo tácito de dejar al margen al jefe del Ejecutivo. “Yo apoyo a Zapatero aunque no me apoye en Zapatero”, afirmó Gómez. “No voy a rechazar el apoyo expreso (de Zapatero), pero ahora tengo que apoyarme en el voto de los militantes”, dijo Jiménez, que reiteró que ha planteado su candidatura de forma “libre” y no por “imposición” del presidente.

El compromiso de neutralidad de Zapatero –quien tiene una conversación pendiente con el presidente andaluz José Antonio Griñán sobre la candidatura del ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, a la alcaldía de Córdoba--, se fundamenta en la necesidad de preservar su autoridad interna. Una derrota de su candidata Jiménez cuatro días después de una huelga general masiva contra la reforma laboral dejaría además su prestigio a ras de suelo, según coinciden varios dirigentes consultados.

Algunos veteranos socialistas que gozan de gran predicamento en Madrid y conocen bien el partido recuerdan que la invocación de las encuestas para colocar a un candidato en detrimento de otro cuenta con antecedentes tan poco exitosos como el de Cristina Almeida, que iba a ganar a Alberto Ruiz Gallardón, según los sondeos, y obtuvo 200.000 votos menos que los alcaldes socialistas. “Las encuestas no pueden ser el elemento definitivo en el Partido Socialista”, me dice Juan Barranco.

Por otra parte, algunas personas próximas a Tomás Gómez aseguran que desconoce el famoso sondeo que le sitúa 16 puntos por debajo de Esperanza Aguirre y coloca a Jiménez a sólo 3 de diferencia. “No sabemos ni la fecha ni la muestra de la encuesta” porque, al parecer, ni Chaves ni Zapatero se la entregaron.

En todo caso, la firme decisión de Gómez de optar a la presidencia madrileña y de no dejarse avasallar por los dictados de Ferraz, después de tres años de trabajo en los que no se ha entrometido en la elaboración de las listas nacionales, europeas, ni siquiera en la designación de consejeros de Caja Madrid, le empieza a reportar una fuerte corriente de simpatía dentro y fuera del partido. “Estamos seguros de que hoy las encuestas serian diferentes”, sostienen sus defensores.