Rajoy opone sus 11 millones de votos a la masiva protesta contra su reforma laboral

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Imagen de la manifestación contra la reforma laboral, celebrada el domingo en Madrid. / Pedro de Alzaga

El presidente Mariano Rajoy advirtió ayer a los sindicatos que pasará por encima de las protestas multitudinarias que convocaron en 57 ciudades españolas contra una reforma laboral “injusta, ineficaz e inútil”, que abarata el despido, reduce a la mínima expresión el rol de los sindicatos y supedita los derechos sociales al interés empresarial. Lejos de responder a la demanda de negociación que le formularon públicamente los dirigentes de CC.OO y UGT, el presidente despreció la protesta de los cientos de miles de asalariados que se echaron pacíficamente a la calle y apeló entre líneas a sus 11 millones de votos para afirmar que “España dejará atrás a los que pongan obstáculos en el camino” y a los que quieren “entorpecer” la tarea del Gobierno. Todo ello antes de admitir que seguirá la destrucción de empleo.

Puesto que la primera herramienta del ninguneo son las cifras, y los manifestantes lo sabían, al final de la gran marcha de Madrid comenzaron a gritar: “Luego diréis que somos cinco o seis”. En efecto, los 500.000 participantes en la manifestación capitalina --según la cifra que dieron los convocantes--, fueron reducidos a 50.000 por la delegación del Gobierno del PP; los 450.000 de Barcelona, a 30.000 por la Generalitat de CiU; los 80.000 de Valencia, a 25.000; los 70.000 de Zaragoza, a 20.000; los 50.000 de Sevilla, a 5.000, y así sucesivamente.

Aunque el ejercicio de deshinchar el perro con un canuto o, si se prefiere, con estimaciones de la jerarquía policial, puede resultar muy propagandístico, nadie podrá negar que la manifestación de Madrid, a la que asistió el cronista, fue tan compacta y concurrida que la cabeza, en la que iban los dirigentes de CCOO y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, respectivamente, tardó dos horas en recorrer el tramo desde Cibeles hasta la Puerta del Sol, pues los manifestantes abarrotaban a paso tranquilo la calle de Alcalá y ya ocupaban el kilómetro cero cuando la dirigencia llegó.

Imagen de la manifestación convocada contra la reforma laboral en Santa Cruz de Tenerife. / Ramón de la Rocha (Efe)

Para los jefes de ambos sindicatos el hecho de sólo en Madrid y Barcelona salieran a la calle casi un millón de personas ya era un éxito. Pero las noticias que iban recibiendo de ciudades como Gijón (más de 50.000 manifestantes), Alicante (unos 40.000), Málaga (más de 30.000) y otros lugares, indicaban que una marea humana no está dispuesta a que la derecha lamine sus derechos y respalda con fuerza el planteamiento de los sindicatos de obligar al Ejecutivo a negociar. “No queremos confrontar, sino corregir”, decía Méndez antes de empezar.

La masa humana ya llenaba antes de las 12, hora de la cita, el centro del Paseo del Prado y se prolongaba hasta la glorieta de Atocha. En Neptuno se citaron Cayo Lara y los dirigentes de IU tras una pancarta. Lara fue reconocido y muy aplaudido. También, junto al dios del piélago se dieron cita Valeriano Gómez, Soraya Rodríguez, Gaspar Zarrías, María González, Diego López Garrido y otros dirigentes y diputados del PSOE sin pancarta alguna. Sólo los jóvenes socialistas se atrevieron a izar unos cartelitos con las fotos de Rajoy y los de la CEOE muy contentos y sonrientes. Detrás, algunos quincemayistas y la izquierda anticapitalista coreaban: “PP, PSOE, la misma mierda son”.

El exalcalde de Getafe, Pedro Castro, el que llamó “tontos de los cojones” a los electores del PP, pasó al café del Círculo de Bellas Artes, donde Lara citó a los periodistas, pero ni le vio ni le saludó. Desde la terraza de ese edificio, cuyos conserjes cobran un euro por entrar al bar, se podía otear La Cibeles acompañada por decenas de miles de personas con banderas rojas sindicales, algunas republicanas y carteles con el “no” a la reforma pegados en la frente de los manifestantes. La cartelería individual era expresiva: “Recortar es robar; Guantánamo laboral, no; tu botín es mi crisis; educar es invertir, no gastar; violencia es robar casa y pan; rompes el pacto social; sin luchar ¿qué tendrás?; menos curas y más cultura”, y por ahí para allá.

Pitos, carracas, miles de banderas, silencio y estruendo de tambores y megáfonos, según los tramos. Gritos y consignas: “¿Donde está, que no se ve, la gentuza del PP?; Rajoy, escucha, el pueblo está en la lucha; una, dos y tres, si no nos hacen caso, volvemos otra vez; queremos ver a la Espe y al Rajoy en la cola del Inem; que no, que no a la reforma, que no; obrero despedido, patrón colgado”, y otras, poco secundadas, como el consabido “Rajoy, cabrón, trabaja de peón”. La inmensa mayoría fue respetuosa con los políticos gubernamentales y crítica con sus políticas.

Las tijeras de cartón contra los recortes sociales, las pancartas individuales –“Que no son gaviotas, que son buitres” o “Franco ha vuelto” o “Dime qué no harás y sabré qué vas a hacer”– y las colectivas de trabajadores amenazados de despido, como los 400 de Móstoles Industrial, los de RTVE, los actores en paro, los profesores, los sanitarios –“Es criminal recortar la sanidad”–, los de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) y hasta los de una pastelería industrial, moteaban la interminable manifestación.

La cabecera con los dirigentes sindicales se quedó muy atrás y el servicio de orden se tuvo que emplear a fondo para abrirle camino a paso ligero entre la gente hasta llegar a la Puerta del Sol, donde estaba prevista la lectura del manifiesto contra la reforma a las 14 horas. Aunque hubo muchos gritos, pancartas y pegatinas reclamando la huelga general, Toxo y Méndez insistieron en que primero hay que concienciar a la sociedad sobre los efectos nocivos y amenazantes de la reforma.

Toxo dijo que “el cauce de la negociación es el mejor” y expresó su confianza en que “esta movilización mueva al Gobierno a convocar ya a las organizaciones sociales a negociar una reforma que tenía que haber negociado antes de dictar el decreto”. El dirigente de CCOO quiso dejar claro que “el Gobierno tiene en su mano lo que suceda a partir de ahora”. Méndez insistió en que no quieren “confrontar sino corregir” y confió en que Rajoy tome nota de la “contundente” respuesta democrática a su decreto.

No había terminado la manifestación de Madrid, con los del 15-M y la Izquierda Anticapitalista gritando: “Les haremos caer, el pueblo es el poder”, y tildando al Gobierno de “lacayo de Merkel y Sarkozy”, cuando Rajoy contestó a los convocantes desde el cónclave sevillano del PP: “Las medidas no serán agradables, pero España entera arrimará el hombro y dejará atrás a los que pongan obstáculos en el camino”.

En alusión a los sindicatos, a los que no citó, el presidente afirmó que “algunos intentan desarbolar la voluntad mayoritaria de recuperación” porque, según dijo, “quizá les gustaba más lo que había antes”. Y aunque reconoció que “la crisis no ha tocado fondo” y seguirá creciendo el paro, defendió la reforma laboral “para frenar la destrucción de empleo” y porque es la que España necesita para situarnos “al mismo nivel que los países más avanzados de la UE” y para acabar con las “injusticias y las discriminaciones que arrastra nuestro mercado de trabajo”. En el marco de un discurso económico más amplio, en el que anunció otra “subida de impuestos” si es necesario, admitió que “ninguna de las medidas” que ha adoptado y adoptará “hará milagros por sí sola, ni siquiera todas juntas”. Es tremendo.

5 Comments
  1. Chinto says

    El Marrullero y la Loli, deben saber que somos más los que no le hemos votado. Que no se olvide que somos 35,7 millones de electores, y a la PPería sólo les votaron, 10,7 millones.

  2. Ruben says

    Si no escuchan por las buenas será porque quieren las malas para culpar de su desastre a los sindicatos. Lo tienen claro.

  3. Zaratustra says

    Sí, es tremendo, «barbarus hic ego sum, quia non intelliger ulli», dice el incomprendido jefe gubernamental que ya ha sacado a su partido de la crisis del Gurtel y se ha quitado a la lider esa de encima. Algo es algo.

  4. ANTONIO ORDOÑEZ says

    SIGUIENTE PASO
    La respuesta de la sociedad contra la reforma laboral ha sido masiva, los sindicatos ahora se sienten respaldados para convocar la huelga general, si el gobierno no modifica la reforma. Pero, el futuro está escrito desde antes de las elecciones generales, el PP tenía un programa oculto, en el que se encontraba esta reforma, por lo que la huelga la tenían prevista y amortizada, por lo tanto, están más pendientes del siguiente paso que es desmontar el derecho de huelga y asfixiar y desprestigiar a los sindicatos.

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