Rajoy niega haber cobrado en 'negro' y dice que no piensa dimitir

Mariano Rajoy Brey lo niega todo: “Nunca he recibido ni he repartido dinero negro ni en este partido ni en ninguna otra parte. Todo es falso. Lo digo con toda serenidad. No tengo nada que ocultar, no temo a la verdad. No he venido a la política a hacer dinero ni a engañar a Hacienda”. El presidente del Gobierno asegura que no se va a encoger ni a abandonar la tarea, es decir, que no dimitirá.

Con cuarenta y cinco minutos de retraso sobre la hora prevista, las 12:30 del sábado, 2 de febrero, día de la Presentación del Señor y la Candelaria en el santoral, el presidente del Gobierno y del PP,leyó una declaración de tres folios ante el comité ejecutivo nacional de su partido, negando la corrupción, los cobros ilegales y el reparto de dinero negro entre los dirigentes del PP.

Rajoy calificó de “notas apócrifas sin que se sepa de donde salen” las anotaciones contables de su tesorero Luis Bárcenas sobre los cobros a empresarios y las entregas de dinero B a él y a otros dirigentes de su partido. Repitió varias veces que “todo es falso” y se atrincheró en su partido y en el buen nombre de España. “Lamento el daño contra el PP y el que están haciendo a España”.

Su alocución pública duró apenas quince minutos. Fue muy medida. “No quiero apartarme del papel porque no deseo decir una palabra de más”. Con un monólogo genérico, sin entrar en detalles, y absolutamente a la defensiva, Rajoy admitió que los papeles de Bárcenas le afectan personalmente y dañan a la presidencia del Gobierno, por lo que anunció que la próxima semana colgará en la web de La Moncloa su declaración de renta y patrimonio. “Me comprometo personalmente y a todo el partido para desplegar en esta cuestión la máxima transparencia para que no quede la menor sombra de duda a los ciudadanos”.

Luego sostuvo que “los 22 millones de euros en Suiza no tienen nada que ver con este partido” y se preguntó por qué se atribuyeron al PP las cuentas secretas del tesorero en el país helvético. “El PP ni tiene ni ha tenido cuentas en Suiza”. Y se comprometió a que la Agencia Tributaria haga que se cumpla la ley. A renglón seguido entró en “el reparto de sobres por los pasillos” y tildó de falsa, malintencionada y dañina esa información servida en la bandeja del “presunto” que lo aguanta todo.

Ya sobre las notas barceniegas, “unas notas de las que no sabemos de donde salen ni quien las ha hecho”, sostuvo que “son papeles apócrifos, dosificados y falsos” que incluyen a miembros de este partido y “afectan al presidente del Gobierno”, pero “lo que de mí se dice y lo que a mí se atribuye es falso; nunca he recibido ni he repartido dinero negro”.

Rajoy quiso dejar claro que “no he venido a la política a ganar dinero ni a engañar a Hacienda”. Recordó que a los 23 años ya era registrador de la propiedad y que “si me interesara el dinero, lo hubiera tenido como registrador. Yo sé ganarme la vida muy bien; vine a la política perdiendo dinero, pero para mí no es lo más importante, hay otras cosas. Por tanto aconsejo a quien pretenda desanimarme que no se canse. Yo soy responsable de lo que hago, no de lo que se diga y estoy en política porque quiero cambiar las cosas”.

Tras esa afirmación defendió de modo genérico su gestión como presidente porque, según dijo, “se está sembrando bien aunque todavía no se ven los frutos”, y aseguró que no se va arrugar ni, mucho menos, tirar la toalla. “Si alguien piensa que mediante el acoso me voy a encoger o voy a abandonar la tarea que los españoles me han encomendado, se equivoca”.

No olvidó defender la honradez de su partido: “En este partido no se pagan cantidades opacas; no es cierto que hayamos recibido dinero en metálico, eso es totalmente falso; no se puede amedrentar con técnicas de agitación a este partido”, dijo antes de envolverse, además, en el patriotismo español y de lamentar “el daño a este partido, a la presidencia del Gobierno y a España”.

Sin el menor asomo de autocrítica ni reconocimiento de que algunas piezas del engranaje partidario pueden haberse estropeado, oxidado y podrido, afirmó en tono amenazante: “No vamos a quedarnos de brazos cruzados en un momento de zozobra (en referencia a la sociedad, no al PP) y tengo que lamentar el comportamiento del jefe de la oposición (en referencia a Alfredo Pérez Rubalcaba, que le ha pedido explicaciones sobre la corrupción del PP y una comisión de investigación sobre la amnistía fiscal).

Como no podía ser de otro modo, manifestó su fe en la Justicia. “Yo creo en la justicia y la sombra de la sombra de un indicio manipulado no puede servir para que cualquier español pierda la presunción de inocencia. En caso contrario acabaríamos viviendo en un país inhabitable; no lo deseo para nosotros, para nuestros hijos ni para nadie”.

Expresó asimismo su fe en la Política, “una actividad noble y digna”, y dijo sentirse “orgulloso” de sus compañeros de partido y también de los políticos de otros partidos. Y terminó su monólogo asegurando que “este partido no va a permitir que le aparten de su tarea de representar y defender a sus electores y a los españoles en la lucha por sacar a España de la crisis y crear empleo”.

Rajoy empleó un tono enfático y monocorde. Sólo balbució una vez. No pronunció el nombre del tesorero. Los servicios técnicos cortaron inmediatamente el sonido y no se pudieron apreciar los leves aplausos de los miembros del comité. Antes del presidente intervino la nueva tesorera, Carmen Navarro, y avanzó algunos datos de la auditoría interna que Rajoy y Cospedal le han encomendado.

En términos castrenses podríamos decir que, aparte de escudarse en el daño que la agitación de la corrupción está infligiendo a España, el presidente aplicó la política de negar la mayor y no aclarar nada, la misma que los militares suelen aplicar a los periodistas y que desde antiguo se conoce como la “política del champiñón”, consistente en mantenerles a oscuras y darles mierda.