Las 'tarjetas negras' de Caja Madrid dejan un reguero de cadáveres

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De izquierda a derecha  y de arriba a abajo: el exvicepresidente de Caja Madrid José Antonio Moral Santín; el expresidente de Bankia Rodrigo Rato; el exdirectivo José Manuel Fernández Norniella; el expresidente de la entidad Miguel Blesa; el exdirectivo Matías Amat; Estanislao Rodríguez-Ponga; Gerardo Díaz Ferrán y el ex director general de Caja Madrid Ildefonso Sánchez Barcoj. / Efe
De izquierda a derecha y de arriba a abajo: el exvicepresidente de Caja Madrid José Antonio Moral Santín; el expresidente de Bankia Rodrigo Rato; el exdirectivo José Manuel Fernández Norniella; el expresidente de la entidad Miguel Blesa; el exdirectivo Matías Amat; Estanislao Rodríguez-Ponga; Gerardo Díaz Ferrán y el exdirector general de Caja Madrid Ildefonso Sánchez Barcoj. / Efe

Actualizado el 4-10-2014 a las 15:00

El escándalo de las “tarjetas negras”, opacas al fisco, de Caja Madrid y Bankia está dejando un reguero de cadáveres. Hasta el momento van ocho dimisiones de sus cargos públicos actuales de otros tantos individuos beneficiados de esas tarjetas cuando eran directivos, consejeros y miembros de la comisión de control de la entidad. La posición más comprometida en estos momentos es la del diplomático y exjefe de la Casa del Rey, Rafael Spottorno, que actúa de consejero privado del rey Felipe VI. Cobró más de 300.000 euros en negro con su tarjeta B de consejero de la entidad. El monarca no ha anunciado todavía que prescinde de sus servicios.

Han dimitido de sus cargos José Manuel Buenaventura, jefe del gabinete desde enero de 2012 del secretario de Estado de Hacienda Miguel FerrePablo Abejas, director de Economía y Estadística del gobierno autonómico de Madrid que preside Ignacio González; la presidenta de la Fundación Caja Madrid, Carmen Cafranga; el secretario general de la UGT de Madrid, José Ricardo Martínez; el vocal de la Ejecutiva del PSOE de Madrid, Ángel Gómez del Pulgar; el jefe de la Secretaría de Estudios de CC.OO, Rodolfo Benito; el asesor del grupo de concejales del PP en el Ayuntamiento de Madrid, Beltrán Gutiérrez Morliner, quien mantiene de momento su cargo de gerente del PP de Madrid que preside Esperanza Aguirre, y el gerente del PP de la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo de Boadilla (Madrid), Manuel José Rodríguez. Se da la paradoja de que además del alto cargo de Hacienda, Buenaventura, se lucró de la tarjeta fiscalmente opaca el que fue secretario de Estado de Hacienda con Cristóbal Montoro de ministro hasta 2004, Manuel Fernández Norniella.

Como se ha sabido ahora, a partir de la información aportada por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) del Banco de España a la causa judicial por la quiebra de Bankia que instruye el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, 86 consejeros y directivos de la entidad se fundieron entre 2003 y mayo de 2012, cuando fue intervenida la entidad con un agujero de 23.000 millones de euros, más de 15 millones con unas tarjetas regalo fiscalmente opacas que les entregaba el secretario general del banco y responsable financiero, Ildefonso Sánchez Barcoj, al que casi todos consideraban, lógicamente, un hombre de bien.

Con esas tarjetas al margen de sus cuentas habituales para gastos de representación, Ildefonso y el propio Miguel Blesa procuraban que a los consejeros y a los miembros de la comisión de control de la entidad no les faltase de nada y que lo pasasen bien. Podían tirar de esas tarjetas para hacer la compra en el super, almorzar en buenos restaurantes, adquirir ropa y calzado –incluso libros--, invitar a los amigos y a la familia, ir de viaje y sacar dinero en efectivo cuando les hiciera falta. Se comprenderá que ningún miembro del consejo, por listo que fuese, viera fallos en la gestión y que la comisión de control fuera meramente decorativa bajo la dilatada presidencia de Blesa, amigo del entonces presidente José María Aznar y de su sucesor de compromiso en plena bronca interna en el PP por el control de la entidad, Rodrigo Rato.

Se puede argüir que 15 millones de euros en 10 años y entre 86 individuos es una gota de agua en el pantano del rescate, pero lo cierto es que salían a una renta anual per cápita de 18.000 euros, más de lo que gana un maestro y mucho más de lo que cobra el 70% de los pensionistas después de una vida de trabajo. Y todo a cambio del extraordinario esfuerzo de aprobar por asentimiento las decisiones de los ejecutivos de la entidad, incluida la estafa de las “participaciones preferentes” a los ahorradores y clientes de toda la vida, gente humilde y confiada.

En pleno impacto de la intervención, en el verano de 2012, preguntaron en el Congreso de los Diputados al fiscal general del Estado, Eduardo Torres Dulce, si no había responsabilidades por la catastrófica gestión del conglomerado de Bankia en manos del PP y la corrosión y corrupción de la mitad del sistema financiero. Y él contestó con lo que le ocurrió a Alcapone y pidió paciencia porque la Fiscalía iba a entrar en los detalles. En el minucioso análisis se inscribe el vigente escándalo de las tarjetas negras o en negro, un hecho que ahora al ministro de Economía, Luis de Guindos, le “revuelve  el estómago”, y a su colega Montoro le impele a ordenar una revisión fiscal de esas prácticas, comenzando por las sociedades del Ibex, como si él mismo y otros ministros que son diputados de fuera de Madrid no cobrase 1.800 euros mensuales del Congreso en concepto de dietas para residencia y mantenimiento, libres de impuestos, y que no tienen que declarar a Hacienda.

Cierto es que el promedio en B de 18.000 euros per cápita puede inducir a error, pues algunos capitostes como el propio Blesa, Sánchez Barcoj, Ricardo Morado Iglesias y José Antonio Moral Santín (éste representaba a IU y fue expulsado de la formación hace más de dos años) superaron de largo los cuatrocientos mil euros, con un promedio superior a 60.000 por año. Otros, como la exdiptuada del PP Mercedes de la Merced, Matías Amat Roca, Estanislao Rodríguez-Ponga o Spottotno (ex jefe de la Casa del Rey) gastaron entre 250.000 y 400.000 euros. Otros como el dimisionario Abejas, Rubén Cruz (IU), José María de la Riba (PSOE) o el famoso expresidente del PP de Madrid en tiempos del “tamayazo” que colocó a Aguirre en la presidencia de la Comunidad de Madrid, Romero de Tejada, fundieron entre 200.000 y 250.000 euros en negro. Rato gastó 54.800.

Aunque podían abusar como los prebostes mencionados y otros, el consejero socialista procedente de Nueva Izquierda Juan José Azcona solo gastó 100 euros. De los 86 beneficiarios de las tarjetas, tres no hicieron uso alguno de ellas. El líder del PSOE, Pedro Sánchez, anunció la expulsión del partido de los que utilizaron la tarjeta y pidió perdón públicamente por los 15 consejeros y miembros de la Comisión de Control de la Caja. En cambio, la dirección del PP, acaso porque sus principales dirigentes cobraban sobresueldos en negro, según denunció el extesorero Luis Bárcenas, se ha abstenido hasta el momento de adoptar medidas disciplinarias y de expulsar del partido a los relevantes tarjetistas trincosos.

Por otra parte, el escándalo de las tarjetas B no puede hacer olvidar “las retribuciones escandalosas” que, según la denuncia presentada en su día por UPyD, cobraron Blesa, Rato y otros 15 directivos de Caja Madrid: 71,5 millones entre 2007 y 2011. Blesa figura como el que más dinero se embolsó, más de 12 millones en este periodo. Tampoco se puede olvidar el rápido y extraño deterioro del fondo de comercio de las principales participadas por Caja Madrid, como sucedió con  el grupo SOS-Cuétaioro (71 millones) y City National Bank of Florida (deterioro de entre 540 y 572 millones de euros).

7 Comments
  1. Piedra says

    No soy partidaria de que nadie pierda su libertad, pero los que la usaron para robar mientras repetían desde todos los altavoces habidos y por haber que no podíamos vivir por encima de nuestras posibilidases, tendrían que estar encarcelados hace tiempo.

  2. juan says

    Justicia contundente con estos ladrones de camisa y corbata. Todo lo que habran hecho y siguen haciendo mientras quedan impunes y la herencia que estan dejando a este pais en plena desolación. Vergüenza. !!!!! EJERZAMOS NUESTRO DERECHO AL VOTO BLANCO. NADIE MERECE NUESTRA CONFIANZA.

  3. juanjo says

    Lo he señalado en otra parte y lo repito aquí

    Se merecen pena de muerte.
    Soy decididamente abolicionista. La pena de muerte me parece una aberración y pienso que debería desaparecer de todo el mundo y para todos los delitos y para todos los delincuentes.
    …….Salvo para gentes como los depredadores y bribones de Caja Madrid y otros muchos ladrones de guante blanco. Para unos, porque cobrando medio millón, millón y medio o 2 millones de €€ al año, aún tuvieron los santos cojones de robar lo que para ellos suponían meras migajas. Y para los otros por el enorme, el inmensísimo, daño que han causado a los sindicatos, a las izquierdas y a las organizaciones de las clases trabajadoras en general. Y precisamente cuando más jodidas andan.
    ..
    … Porque, por si no hubiera suficiente con los ERES andaluces….
    ..
    ¿Qué juventud, qué trabajador, va a confiar ahora en CCOO, UGT, PSOE e IU?
    …..
    “Iguales todos” “Todos iguales qque el Rajoy, el Bárcenas, la Cospe, los Gürtels, el Fabra y similares”. Pensarán
    ..
    Por tanto, ¿no me digan que tanto unos como otros no son merecedores de pena de muerte. …

    Luego, por supuesto, serán indultarlos.
    …Pero que cobren conciencia del enorme daño que nos han hecho. Que cobren conciencia de que no se puede ser tan canallas. Que se den cuenta de que se están cargado las brújulas de las clases trabajadora.

  4. Verbarte says

    La conducta de Caja Madrid o Bankia no es un escándalo aislado, sino la esencia de la codicia puesta en práctica por la banca al mismo tiempo que la patronal exprime su esencia explotadora, ambas bien servidas por un partido neoliberal cuyas esencias son la acumulación de la riqueza y el desequilibrio social. http://wp.me/p2v1L3-A7

  5. dadybik says

    Fusilamiento por la espalda con los ojos vendados, como corresponde a los traidores. Encima gente que no les hace falta del dinero.

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