Maurizio Acerbo: "La confluencia catalana es un ejemplo para la izquierda europea"

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Maurizio Acerbo, secretario nacional de Rifondazione Comunista de Italia, durante la entrevista con cuartopoder.es. / S.D.

BARCELONA.- Con motivo de la asamblea constituyente del nuevo partido de los comunes, donde confluyen distintas izquierdas catalanas, asamblea celebrada el pasado 8 de abril, visita Barcelona Maurizio Acerbo (Pescara, Italia, 1965) , secretario nacional de Rifondazione Comunista desde el Congreso que celebró su partido el pasado 2 de abril. Acerbo se muestra ilusionado con la fundación de un sujeto político, hasta ahora llamado Un Pais En Comú, en el cual tengan cabida tanto las izquierdas radicales más tradicionales, junto a activistas sociales y militantes de partidos nuevos, con el objetivo común de crear una alternativa mayoritaria al neoliberalismo. Considera que el modelo de confluencia catalán es exportable a Italia y al resto de Europa. Acerbo habla con cuartopoder.es de su experiencia en la asamblea de los comunes, de la situación política en Italia y de la izquierda italiana y de su apuesta por crear una alternativa de izquierdas al neoliberalismo a nivel europeo. El recién elegido líder de Rifondazione Comunista, escisión proveniente del histórico Partido Comunista Italiano cuando la parte más moderada del mismo se integró en el Partido Democrático de la Izquierda, en el año 91, lo tiene claro, "la izquierda tradicional tiene que dar un paso atrás para poder dar, después, dos pasos hacia adelante", o lo que es lo mismo, leer el momento histórico y buscar alianzas contra el neoliberalismo.

— El pasado 2 de abril, usted fue elegido secretario nacional de Rifondazione Comunista en el congreso del partido. ¿Cómo valora el congreso? 

— La valoración es muy positiva, se concluyó en un clima de gran unidad y acordamos una línea política que todos apoyaron para trabajar por la unidad de la izquierda, unidad de las fuerzas políticas, pero también de los movimientos y de las luchas sociales.

— ¿Cómo afronta esta nueva etapa, esta nueva responsabilidad?

— Una tarea muy difícil. Decía un gran dirigente comunista italiano, Pietro Ingrao, que los comunistas se encargan de hacer posible lo imposible. Ya hace años que trabajamos para una perspectiva muy similar a la que se está construyendo en Cataluña. La confluencia de los comunes es un ejemplo para la izquierda europea. Este es el motivo que me trajo a la asamblea del sábado, no sólo por la pertenencia al Partido de la Izquierda Europea, sino también por la cercanía al modelo del proyecto catalán, que es lo mismo que proponemos en Italia. En Italia la división de las fuerzas políticas y movimientos sociales ha producido una gran debilidad de la izquierda y una separación entre política y luchas sociales. Nosotros queremos trabajar por la unidad. En Italia, a causa de la fuerte corrupción, de los errores de la izquierda del pasado y de fuerte campaña de los medios contra la política, tenemos una debilidad de los partidos de la izquierda. Por eso pensamos que hay que construir un proceso participado desde abajo, y no sólo una alianza de partidos en un cartel electoral. La victoria histórica que acabamos de tener en el referéndum en defensa de la Constitución nacida de la resistencia antifascista, demuestra que en Italia sigue existiendo un pueblo de izquierdas. Hay que recomponerlo y reorganizarlo.

— ¿Podría hacer una radiografía de cómo se encuentra la izquierda italiana? ¿Qué elementos sociales y políticos podrían confluir en una nueva fuerza política?

"La unidad en un sujeto político da mucha más fuerza que la suma de muchos partidos"

— Pensamos que junto a Rifondazione Comunista pueden reencontrarse aquellos compañeros que en los años pasados salieron de Rifondazione para aliarse con el Partido Democrático y que ahora, con su reciente congreso, han cambiado la línea porque han desarrollado nuestra misma posición de alternativa al Partido Democrático, este partido se llama Sinistra Italiana. No tenemos razones para estar divididos, hay otros partidos comunistas a los que invitamos a esta unidad y a abandonar el sectarismo. También invitamos a todos los grupos, movimientos, comités de lucha, que llevan luchas libertarias, sociales, ecologistas. Ya en las elecciones europeas creamos una lista europea, L’Altra Europa, que pasó la barrera del cuatro por ciento. Desgraciadamente no consiguió transformarse en un sujeto político. Insistimos en que esa es la vía, una unidad real en un sujeto político da mucha más fuerza que la suma de muchos partidos, de las partes.

— Después de la derrota de Matteo Renzi en su propuesta de reforma constitucional, ¿qué contactos y posibilidades reales existen de que se desarrolle esa unidad de las izquierdas de la que me habla?

— La unidad es un terreno de lucha, porque las otras formaciones políticas, por el momento, reconocen la necesidad de la alianza, pero no tienen la valentía de dar un paso adelante para crear un sujeto político. A nosotros nos parece un grave error porque hoy en Italia la mayor parte de las personas de la izquierda y activistas de movimientos sociales no tienen carnet de partido. Hay necesidad de que estas personas sean protagonistas, como han sido en los comités por el “no” en el referéndum.

— ¿Cuál es la situación social y política en Italia que le hace teorizar sobre la necesidad de la unidad de las izquierdas?

— Hay un fortísimo empobrecimiento de la sociedad, con un paro muy alto, precarización de las condiciones laborales, con la derogación de la mayor parte de los derechos de los trabajadores y una gran percepción entre la población de un declive de la sociedad italiana. Es la sensación de que la sociedad no funciona. Las administraciones de los gobiernos locales, como causa de los vínculos de gasto, se han vuelto más ineficientes. Eso también vale para la sanidad, educación y resto de servicios públicos. Hay mucho miedo, incertidumbre y descontento entre la ciudadanía. Esto se manifestó en el “no” al referéndum de Renzi. Porque Renzi, a través de los grandes medios de comunicación, de la televisión, explicaba que existía una Italia en crecimiento y eso chocó con la percepción popular. Pero ese descontento puede tomar vías peligrosas, porque se canaliza, por parte de las fuerzas de la derecha y por los grandes medios de comunicación, hacia la guerra entre pobres, es decir, contra los inmigrantes, y eso es un gran peligro.

Por otro lado, esto también se canaliza hacia el Movimiento Cinco Estrellas, que tiene características contradictorias, porque propugna muchas medidas de la izquierda radical, como una renta mínima garantizada, pero al mismo tiempo es ambiguo en temas fundamentales como la solidaridad con los inmigrantes y refugiados. Sobre otros temas como los relacionados con los derechos laborales, no toma posición clara. Lo que nosotros pensamos es que hay necesidad de unir a la izquierda para tener en el debate público una voz distinta. Tenemos el neoliberalismo del Partido Democrático, el neoliberalismo de la extrema derecha con la Liga Norte y los fascistas y el populismo de Beppe Grillo, pero hay necesidad de palabras y de una visión que venga desde la izquierda. Las personas perciben la crisis, pero ¿cuál es la respuesta a la crisis? Para La Liga Norte es echar a los inmigrantes. Para Grillo, acusar a la casta política, pero no al poder económico. Para el Partido Demócrata, retroceder en las conquistas sociales para favorecer la modernización, entre comillas, y la competitividad… Hace falta una izquierda que señale que la causa de la crisis está en el sistema económico y en los tratados europeos. Sobre todo, hace falta esto en el sur de Europa. Hoy en Italia todos hablan mal de Europa. Renzi con demagogia, Matteo Salvini, de la Liga Norte, utilizando el tema del nacionalismo. Tenemos que proponer otra Europa, y esta es nuestra posición.

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El recién elegido líder de Rifondazione Comunista, responde las preguntas de cuartopoder.es. / S.D.

— ¿Hasta qué punto tendrá que seducir y conquistar a los votantes del Movimiento Cinco Estrellas este bloque de izquierdas que está comentando?

— En el Movimiento Cinco Estrellas hay mucha parte del voto que antes era de la izquierda radical, nuestro. Esto es por nuestros errores, que han dado una imagen de la izquierda radical muy parecida a la política oficial. Como Rifondazione Comunista hemos atravesado el desierto para reconstruir un perfil de coherencia y credibilidad. Hemos ido a contracorriente contra la tendencia de juntarnos al Partido Democrático, porque el sistema electoral nos obliga a hacer coaliciones antes de las elecciones. El Movimiento Cinco Estrellas es un movimiento virtual. La mayor parte de los movimientos reales no están organizados en el Movimiento Cinco Estrellas. El Movimiento Cinco Estrellas tiene ahora una capacidad de voto similar a la que tenía el PCI en los años 60, pero no es capaz de canalizar esa cantidad de votos en movilización real. Por eso, pensamos que la gente real que ahora se ocupa de la ecología, la educación, el trabajo, debe construir un sujeto político que pueda hablar también cara a cara con el Movimiento Cinco Estrellas.

Ante el Movimiento Cinco Estrellas tenemos una postura no sectaria. Cuando, como en el referéndum, defienden una posición similar a la nuestra, trabajamos con ellos por los objetivos comunes, rechazamos el esquema que el Partido Demócratico propone: unir la izquierda responsable contra el Movimiento Cinco Estrellas. Consideramos que son las fuerzas neoliberales, como el Partido Democrático, nuestros adversarios. Son los del Movimiento Cinco Estrellas bastante más sectarios, nosotros no nos contagiamos de ese sectarismo, porque sabemos que su consenso tiene las raíces en la decepción hacia la política y en la desesperanza de las políticas del centro izquierda, de las cuales hemos participado, porque con la ley electoral mayoritaria, sin nuestra participación en esas coaliciones siembre habría ganado Berlusconi y la extrema derecha. Si la izquierda mantiene la unidad en torno a una ruptura frente al sistema político y mantiene sus ideas de cómo salir de la crisis, creemos que puede ser una fuerza mayoritaria en este país.

— ¿Qué le pareció la asamblea fundacional del nuevo sujeto político catalán de los comunes que tuvo lugar el pasado 8 de abril?

— Es un referente para el resto de Europa. Para mí la experiencia ha sido muy positiva, porque he podido ver concretamente lo que proponemos desde hace mucho tiempo. Me gustó mucho el hecho de que viejos militantes de partidos con mucha experiencia y jóvenes que han descubierto el activismo y la lucha social con el movimiento de los indignados se encuentren. Se respira un clima en el que las diferencias se convierten en fuerza y entusiasmo. Se utiliza un lenguaje comprensible para los que no hacen política desde hace mucho tiempo. Me gustó mucho el estilo con el que habló Ada Colau. Durante el proceso de votaciones, me gustó mucho la forma en la que se plantearon distintas posiciones, con escucha, respeto y voluntad de unidad. Es un gran ejemplo para reproducir en Italia, porque cuando nosotros proponemos hacer lo mismo en Italia, muchos piensan que no es posible, que la unidad podría producir peleas por la hegemonía de unos grupos sobre otros, partidos sobre otros. Aquí se ha demostrado que es posible.

— En el caso de los comunes, había un liderazgo claro para el proyecto que poca gente discutía, la bicefalia entre Colau y Xavier Domènech. ¿Existe en Italia algún liderazgo que pudiera generar el mismo consenso?

"Queremos que la gente que proviene de los movimientos sociales sea protagonista"

— No, aunque existen personalidades con visibilidad pública y popularidad, como el alcalde de Nápoles, Luigi de Magistris, con el que gobernamos desde hace 6 años en alternativa al Partido Democrático, o el líder del sindicato metalúrgico, Maurizio Landini. También hay muchos intelectuales reconocidos que tienen una gran visibilidad y han participado activamente en la campaña del referéndum. Nosotros proponemos a toda esta gente que se pongan al servicio de un proceso más amplio, y poner su visibilidad, como ha hecho Ada Colau, para construir un proceso participativo. Si no, se queda en una cara sólo que sale en televisión en la campaña por el referéndum, en cambio nosotros necesitamos un movimiento popular. Lo que decimos al resto de partidos de la izquierda es que todos tenemos que dar un paso atrás para dar, después, dos hacia adelante. Tenemos que poner nuestras organizaciones al servicio de un proceso en el que lo importante no sea el que la cara más visible sea el exponente de un partido. Como en Cataluña, tienes personas que provienen de los movimientos sociales, que tienen capacidad de hablar a una mayoría de la población. Queremos que esta gente sea protagonista. Esa es nuestra postura, radicales, pero no sectarios.

— ¿Y a nivel europeo? ¿Cree que las izquierdas se unirán en una única candidatura para las elecciones europeas de 2019?

— Nosotros pensamos que sí. A nivel del Partido de la Izquierda Europea hemos hablado de reunificar las fuerzas, también las que no están en el Partido de la Izquierda Europea pero que están en contra de la hegemonía neoliberal en Europa. En Italia, hemos hecho buena relación con el Diem 25, el movimiento de Varoufakis, y vemos predisposición por la unidad, que es nuestra postura. Trabajamos para unir todas las fuerzas antineoliberales evitando que las diferencias en algunos puntos se traduzcan en ruptura. Por ejemplo, nosotros intentamos unir a los que piensan que hay que salir del euro y que esto es lo más importante, con los que piensan que lo importante es cambiar los tratados europeos. Con todas las contradicciones que tuvo la victoria de Syriza en Grecia o con el éxito del proyecto de Mélenchon en Francia, vemos que, con todas las diferencias que hay, cuando hay una alternativa desde la izquierda a los socioliberales y la derecha, mucha gente comparte ese deseo y esa alternativa.

— ¿Cómo valora la remontada que está teniendo Mélenchon en las encuestas de las elecciones francesas?

— Yo pienso que es un hecho muy positivo. Obviamente el mensaje de Mélenchon tiene una raíz profunda en la tradición francesa. En cada país, la crítica al neoliberalismo asume características y lenguajes específicos. Pero, el éxito de Mélenchon demuestra que en un debate público paritario, cuando alguien da una alternativa de izquierdas, el pueblo desde sus televisores las comprende y las aprecia.

— Parece que la izquierda está asumiendo, por fin, un lenguaje ganador que confronte directamente con el establishment y dispute la hegemonía...

— Completamente de acuerdo. Eso es lo que dice mi intervención conclusiva en nuestro congreso. Somos minoría, pero no tenemos que pensarnos como minoría, porque nuestras propuestas son las que puede entender la mayoría. Tenemos que pensar como si fuéramos mayoría, porque no está escrito en ninguna parte que las minorías de los ricos tengan que ganar siempre.

1 Comment
  1. florentino says

    Las minoría de los ricos ganan casi siempre .. Por las ayudas de los que se decían de izquierdas. Muchos años hemos pasado desunidos. Ya vale!!. No han emancipado a la clase trabajadora.. Se han colocado ellos y sus familias.. los demás ha pagar las cuotas del partido, y defenderlos por bares y cafeterías. Al final, entregar el Gobierno a la derecha ultra y podrida del Nacional Catolicismo!!. Que no se extrañen cuando ponemos: PxxE.. Es lo menos malo que se puede poner, traidores!!. Que Mélenchon, y todos los activos de una Europa de los Pueblos, puedan resucitar el anhelo de victoria de los más desfavorecidos. Conseguirlo es tarea de todos!!. Por la recuperación de la memoria de clase trabajadora, y sus conquistas.

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