La dirección de la CUP recaba apoyos para investir a Mas por la mínima y forzarle a negociar cada iniciativa

5
CUP_mas_investidura_efe
Antonio Baños, portavoz de la CUP en el Parlament, tras la última asamblea de la formación anticapitalista, que finalizó con empate. / Efe

La cúpula de la CUP, la que representan los miembros de su secretariado nacional, se inclina por favorecer finalmente la investidura de Artur Mas como president de la Generalitat por la mínima, pero condicionando su mandato y sus iniciativas al día a día del Parlament para que no pueda llevar adelante medidas políticas de recortes y privatizaciones como las que ha venido aplicando hasta ahora. El criterio, según han señalado a cuartopoder.es fuentes cercanas a la organización anticapitalista y a los demás partidos afectados, se fundamenta en la idea de no torpedear la posibilidad de llevar adelante la declaración de independencia y, al tiempo, impedir en la discusión de cada proyecto de ley que Mas continúe sosteniendo sus políticas de derechas.


En un comunicado hecho público ayer, el secretariado nacional de la CUP ha fijado la nueva fecha de la votación del Consejo Político que integran 70 personas - 57 son miembros elegidos directamente por la militancia y el resto representantes de las 13 asambleas territoriales - para el domingo 3 de enero. Es decir, a sólo 24 horas del plazo límite que tiene la Junta de Portavoces del Parlament para convocar un nuevo debate de investidura, que empezaría con el discurso del candidato a president el mismo lunes por la tarde, y se votaría el día 5, - cuando el candidato necesitaría mayoría absoluta para convertirse en president, - o el día 7 en segunda votación, - cuando sólo necesita mayoría simple -. Porque, después del 9 de enero, las elecciones anticipadas serían obligatorias por ley. El domingo también se reunirán los miembros del Grupo de Acción Parlamentaria (GAP) del que forman parte los diez diputados de la CUP y los que forman parte de él como “liberados”, entre los que se encuentran varios dirigentes de la organización sin cargo público.

El secretariado ha establecido que, de entrada, se voten sólo dos alternativas excluyentes entre sí. La primera supone rechazar la investidura, porque las dos posibilidades que contempla para la votación en el Parlament son la de emitir 5 votos a favor y 5 en contra o bien la de que se abstengan los 10 diputados de la CUP. La segunda, en cambio, implica la aprobación de la investidura, por la mínima, con 2 votos a favor y 8 abstenciones, lo que, según sus dirigentes, permitiría reflejar “la apuesta de la CUP por la independencia y un proceso constituyente y popular”, pero también “la oposición a la continuidad de las políticas de recortes y privatizaciones”.

Según explica el secretariado, cabe también la posibilidad de que se sometan a deliberación las propuestas alternativas a las elegidas por la dirección que hagan los militantes en las asambleas territoriales que se celebran el sábado bajo el criterio de una persona, un voto. En esta ocasión, a diferencia de las asambleas anteriores, sólo tendrán derecho a voz y voto los militantes de la CUP, por lo que han quedado excluidos tanto los simpatizantes como los representantes de las organizaciones externas agrupadas en torno a la denominación de Crida Constituent.
En Junts pel Sí, tanto los representantes de ERC como los de Democracia y Llibertat – la anterior Convergencia Democrática de Catalunya,- confían en que el Consejo y el GAP se inclinen finalmente por el apoyo a Mas aunque sea forzando su veta anticapitalista y defensora de los derechos sociales en favor de su veta favorable a garantizar la puesta en marcha del “proceso constituyente” de la República catalana. Una de las razones de peso que dicen tener es que será la única manera de evitar un adelanto electoral que tampoco le interesa a la CUP porque perdería el peso político adquirido el 27-S tras haberse convertido en el grupo decisivo para inclinar la balanza dentro del sector independentista.

Sin duda, tanto DyL como ERC coinciden con la CUP en no desear nuevas elecciones porque están convencidos de que el voto independentista podría salir de ellas profundamente debilitado. Lo que en el caso de ERC es más preocupante por dos razones. La primera es que no quieren repetir la coalición de Junts Pel Sí con el partido de Mas, pero saben que sufrirían muy fuertes presiones para que lo hicieran. Y la segunda es que, aunque ganasen en escaños, – incluso como primera fuerza por encima de la candidatura de En Comú Podem que lideran Ada Colau y Pablo Iglesias que se convirtió en el grupo ganador de las elecciones generales, - podrían encontrarse con el mismo problema de Mas. Es decir, tener que proponer a un president para formar un Gobern “pinzado” políticamente por la derecha y la izquierda independentistas que le llevaran a un fracaso de imprevisibles consecuencias tanto para Cataluña como para la propia ERC. Preocupación a la que también suman saber que En Comú Podem tiene preparadas 30 iniciativas para llevar al Parlament cuya única intención es agudizar las contradicciones interna de Junts Pel Sí obligándoles a fijar posición sobre temas políticos y sociales en los que Demoracia i Llibertad y ERC están en las antípodas.

La preocupación por lo que pase en la CUP este domingo es tan grande que Junts pel Sí incluso había elaborado un cartel en el que se demuestra que el acuerdo con la CUP contemplaba muchas de sus propuestas sociales, a las que se iban a dedicar 270 millones en un Plan de choque para hacer frente a las urgencias sociales. En ese papel – que al final no se hizo público, - se enumeran las 20 propuestas concretas a las que se comprometía Mas, 9 de las cuales se compartían con la CUP y otras 7 eran propuestas basadas en iniciativas de la propia CUP. Es decir, que sólo 4 eran propuestas exclusivas de Junts pel Sí (crear nuevas becas de Formación Profesional, aprobar la dación en pago de las viviendas hipotecadas, tender progresivamente a un Salario Mínimo Interprofesional de 1.000 euros y reconvertir la International Coach Federation (ICF) en banca pública catalana), lo que demuestra, a su juicio, la cercanía entre ambos grupos en materia social.

Para la CUP, lo malo de ese planteamiento es la falta de credibilidad, la desconfianza. Algo que podría resumirse en lo que afirma la diputada anticapitalista Eulàlia Reguant, una de las encargadas de trabajar con Junts pel Sí las propuestas para ese Plan de Choque para atender las necesidades sociales urgentes. Raguant señaló que, a su juicio, era imposible desarrollar un plan “ambicioso” con los interlocutores que tenía al otro lado de la mesa. Y se refería fundamentalmente, por supuesto, a los del partido de Artur Mas.

5 Comments
  1. Gonzalo says

    Y aquí vemos a unos anticapitalistas apoyando a un neoliberal que más no ha podido recortar por cuestiones nacionales.

    La división social es cuestión de clases, no de fronteras…

  2. yo says

    ¿la International Coach Federation??? JAJAJAJA

  3. castulo says

    Ha dicho el Mas al ver la foto, a la de la camiseta ponerle más vaselina.

  4. juanjo says

    Muy bien. Pero qué risas, tía Felisa

Leave A Reply