La batalla contra Argentina

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Brufau y Cristina Fernández, juntos, en un acto celebrado en la sede bonaerense de YPF en diciembre de 2010. / repsol.com

Emulando a Aníbal en la batalla de Cannas, donde los cartagineses dieron matarile a los romanos con una formación en tenaza que todavía se estudia en los manuales militares, el Gobierno y Repsol trabajan en una envolvente contra Argentina, a la que se quiere hacer pagar, preferiblemente en metálico, por la incautación de YPF. El tiempo dirá si la pinza da resultado, aunque el triunfo de la estrategia tampoco asegura una victoria definitiva. Sun Tzu, un general chino listísimo que escribía de esto mucho antes que Clausewitz y al que se atribuye la autoría de El Arte de la Guerra, ya venía a decir que conviene dejar una salida al enemigo, no fuera ser que al verse rodeado atacara con más fiereza, como bien saben en Telefónica, sin ir más lejos.

Más allá de las restricciones a la importación de soja, el flanco de ataque del Gobierno es el internacional, donde, según parece, está siendo ingente la actividad diplomática para conseguir que Argentina sea expulsada del G-20, ese foro en el que Zapatero consiguió de Sarkozy una silla con respaldo de prestado, actitud de la que, por cierto, hizo mofa el PP por mendicante. Sea por este trabajo en las cancillerías o por simple casualidad, The Washington Post se marcó hace tres semanas un editorial en el que proponía dicha expulsión y rellenar el vacío con la incorporación de Chile.

Como quiera que España ya planteó el asunto en los trabajos previos a la cumbre de México, que se celebrará en junio, y consiguió el apoyo explícito de la representación de la UE, además del de Estados Unidos, Alemania, Italia y Reino Unido, la enlutada presidenta Cristina Fernández ha tratado de reaccionar con acercamientos bilaterales a los dos nuevos presidentes de Rusia, Vladimir Putin, y Francia, François Hollande, por si el asunto les pilla de nuevas. Ha publicitado no sólo que se reunirá con ellos sino alguno de sus presuntos piropos. Así, según la viuda, Hollande le refirió que había seguido “con admiración” su labor”, mientras que Putin le habría invitado de nuevo a Rusia para “escuchar su perspectiva sobre la situación global actual, sobre todo teniendo en cuenta las decisiones fuertes que ha tomado para hacer frente a los desafíos del actual momento internacional complejo”. El mes que viene veremos quién gana este primer pulso.

La batalla de Repsol llevará más tiempo aunque, al menos de puertas hacia afuera, se intenta transmitir cierto optimismo. Lo primero que ha intentado su presidente, Antonio Brufau, es contener la hemorragia de la expropiación, tratando de demostrar que hay vida más allá de YPF y que Repsol no sólo puede sobrevivir sin su pata argentina sino que llevaba tiempo tratando de minimizar su peso en el conjunto de la compañía. En su auxilio han llegado los resultados del primer trimestre, en los que ha desagregado a la filial sudamericana para demostrar que sin ella el crecimiento de sus beneficios es mucho mayor (643 millones sin YPF, un 12,4% más; y 792 millones con YPF, un mejora de sólo el 3,5%). De lo anterior de deduce también que la aportación de YPF a los beneficios de Repsol es del orden de los 600 millones de euros anuales, que no es moco de pavo.

Ante los analistas, Brufau se ha comportado como esos fajadores que parecen no sentir los golpes al hígado. ¿Su mensaje? Pues que el riesgo de Argentina, que era de 12.000 millones hace cuatro años, ahora sólo es de 5.600 millones, incluyendo el crédito de 1.000 millones que se concedió a los Eskenazi, la familia amiga de los Kirchner y que dejó de serlo, para hacerse con el 25% de la compañía. Aún así, no ha podido sino reconocer que el mazazo es durísimo en relación al potencial de crecimiento, que iba a centrarse en el ya famoso yacimiento no convencional de Vaca Muerta.

La segunda idea es que Argentina acabará pagando, aunque para ello haya que esperar a que doña Cristina deje la Casa Rosada, sin descartar que dicho pago pueda ser incluso en deuda pública. Brufau demuestra con ello un gran optimismo antropológico, muy zapateril, ya que en los cincuenta arbitrajes ante el CIADI –el tribunal internacional al que acabará llegando el caso- los argentinos no se han distinguido precisamente por cumplir sus fallos. Del CIADI podían contar su experiencia otras empresas españoles como Gas Natural, Aguas de Barcelona, Teinver o Vivendi, por mencionar algunas de ellas.

Se opina en Repsol que su caso es diferente ya que se trataría del mayor pleito de la economía mundial, por delante del planteado por Yukos al Gobierno ruso, y en este caso Argentina no se podría llamar a andana. Y se cuenta además con que la Security Exchange Commission, la SEC, actuará a su favor. En la bolsa neoyorkina cotiza el 17,11% los títulos de YPF, cuya caída en el mercado a consecuencia de la nacionalización podría derivar en acciones judiciales en Estados Unidos.

Pero lo más importante es la disposición de la petrolera a impedir que el Gobierno argentino trate de explotar por su cuenta el yacimiento de Vaca Muerta, toda vez que se descarta que se intente vender a otra compañía el 57,43% de Repsol en YPF. La razón, según se especula en la compañía, es que dicha venta implicaría tasar YPF en un valor cercano a lo estimado por Repsol, que poco antes de la expropiación habría cerrado su venta en 18.000 millones a expensas de la aprobación del Gobierno argentino. Y lógicamente, si se tasara en ese valor, Repsol tendría que ser compensada a esos mismos precios.

En definitiva, se piensa que Argentina, que no anda sobrada de dólares precisamente, tratará de que sea otra petrolera la que en régimen de concesión explote el yacimiento, y desde Repsol ya se ha hecho llegar a la competencia que cualquiera que se avenga a este trato se enfrentaría a un pleito por lo que se ha dado en llamar “interferencia tortícera” o “interferencia dolosa”. Ello permite que un acreedor puede entablar una demanda  cuando constate que una compañía ha interferido intencionadamente en un contrato comercial existente, como sería la propiedad de las acciones de YPF. Se supone –lo que es mucho suponer- que sin capacidad técnica para acometer Vaca Muerta y con las petroleras atándose los machos por la amenaza de Repsol, Argentina tendría que avenirse a negociar la indemnización correspondiente.

Ello claro, si antes la economía argentina no salta por los aires, como muchos predicen a corto plazo, y desemboca en un nuevo corralito. Los signos, realmente, así lo auguran, con una inflación no reconocida del entorno del 20% anual, y con el crédito exterior cortado, lo que ha dado pie a situaciones un tanto extrañas, como por ejemplo que  Porsche se dedique en el país a exportar vinos, aceite de oliva y aceitunas, que Hyundai haga lo propio con el mani y el biodiesel o que BMW sea el principal exportador argentino de arroz. Y ello porque, dado el deterioro de la balanza comercial y la ausencia de dólares, se obliga a las empresas que quieran importar productos a que exporten bienes nacionales por un valor equivalente.

“El fin de la señora –que así es como llaman a Cristina Fernández- llegará cuando 100.000 argentinos se queden sin calefacción”, vaticinaba un alto ejecutivo español con presencia en el país. Veremos cómo termina esta guerra.

5 Comments
  1. masia perello says

    Escudier además de un gran sentido del humor, que a veces da sensación de frivolidad, demuestra como siempre un gran conocimiento de los asuntos que trata. Hace periodismo de verdad. Una rara avis.

  2. Beaver says

    Pues sí, Masia Perello, tienes razón en que no hay muchos periodistas preparados para entender, manejar y exponer este tipo de datos económicos… Por suerte, está Escudier.

  3. fgt says

    El señor Escudier es uno mas de los que siente que se le levanta el miembro cuando suena soldadito español o cualquier otra gilipollez patriotera.
    A mi me importa una mierda lo que pase con Repsol, mejor si le va mal. Los enemigos de mis opresores son mis amigos.
    El señor Brufau que acabe pegando mocos en el banco del parque y al resto de los accionistas que les den por culo.

  4. Alberto Alvarez Campos says

    Es curioso que todo este caso se politice y afecte como si de una guerra entre países se tratara. Durante 8 años he gestionado una pequeña E.S Repsol en Zamora sufriendo directamente el abuso que a través de los soldados de medio pelo de Repsol llamados jefes y delegados.Durante 8 años la comisión por litro vendido no llega a 7 pesetas.La diferencia de un camión de combustible hace 8 años era de 25.000 € a 45.000€ con contratos de dos años leoninos e injustos.Cuando pagas todos los gastos y a los bancos no te queda ni un sueldo, pero sigues con sus promesas de que el contrato cambiara.Hoy estoy cerca de la ruina y no me permiten traspasar la gasolinera a pesar de ser el único derecho en el contrato
    Como autónomo con dos colaboradores y después de 8 años de trabajo casi a diario solo puedo pensar en los abusos que comenten las multinacionales y Repsol entre ellas.Como resultado quieren que pierda mi casa y mi familia se quede en la calle. Hoy empiezo mi lucha contra Repsol y sus injusticias.

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