Quien cuida los pies cuida la mente y, sin embargo, a decir de algunos médicos, los pies son los grandes olvidados del cuerpo. No es ninguna tontería decir que unos pies sanos dan seguridad, agilidad y animan un carácter positivo; son un fiel soporte para tener un mejor ánimo... Y unos pies dolientes o enfermos paralizan; son como un virus que ataca la voluntad. Por eso no se entiende por qué hay partes como el pelo que cuidamos muy a menudo, y otras, como los pies, a las que no les hacemos caso. Los pies, ya queda dicho, son una de esas zonas corporales maltratadas y olvidadas; eso a pesar de que están entre las partes que más sufren. ¿Quién se ocupa de ellos en la ducha, por ejemplo? Las estadísticas dicen que una gran mayoría, un 96% de la gente, nunca va al podólogo, y, desde luego, nadie se preocupa de sus pies hasta que no le duelen.
El pie está formado por 26 huesos, 19 músculos y un sinfín de pequeñas articulaciones que le permiten gestionar el equilibrio fácilmente. Y lo que es más sorprendente: confieren gran estabilidad a la persona sin perder un ápice de esa gran movilidad que tienen. Cómo es fácil de imaginar, el pie está en formación durante bastante tiempo; su textura es blanda y cartilaginosa y esto facilita que pueda moldearse. De ahí que sea importante vigilar los hábitos posturales desde que el niño nace, las pequeñas dolencias, el calzado que se utiliza, cualquier cosa que pueda afectarles... Pues todo ello puede acabar provocando lesiones, malformaciones o ciertas alteraciones en la marcha que, a la postre, serán ya para siempre.
El cuidado de los pies sea muy importante. Soportan el peso del cuerpo; son como los cimientos a los que no cabe escatimarle materiales. De ellos dependerá nuestro futuro en cierto modo: uno irá a dónde sus pies sanos le lleven. Y será algo más feliz (y vivirá más cómodo) con sus pies sanos que si los descuida y se le ponen enfermos. Por eso, si esos cimientos a los que antes aludía no se miman, ya se sabe, provocarán que el edificio (el cuerpo) se resquebraje; surgirán entonces los problemas, los dolores, las lesiones de rodilla o de espalda, las dificultades para moverse o caminar. Dolores lumbares, de columna... O problemas, a veces tan graves, como qué algún día, si se es diabético, tengan que amputarle a uno el pie por haberse descuidado con la higiene; de hecho, ésta, la diabetes, es la primera causa de amputación de esta extremidad en España.
La podóloga y enfermera Julia Franco, cree que “es un error que la gente le preste tan poca atención a sus pies. La calidad de vida nos va en ellos”, resume. Y da unas pautas mínimas para su cuidado: “mantener siempre la higiene y utilizar un buen calzado es fundamental”. El calzado ha de ser flexible, amplio y reforzado, con poco tacón, con buenas sujeciones y cómodo. Y algo muy importante también: que esté hecho con buenos materiales; si es de piel, mejor. Pues pudiera ocurrir que a ver si por ahorrarse uno unos euros... genera una grave lesión en su cuerpo.
No admite la podóloga Franco que el calzado ahora de moda (los famosos MBT) sean la panacea que todo lo cura; más bien piensa lo contrario. “Puede que a algunas personas les alivie en sus dolencias, lo acepto; pero, en general, no es así como nos apoyamos al caminar los humanos”, explica. Y eso que los MBT fortalecen todo el cuerpo, estimula y tonifica glúteos y muslos, libera de dolor el cuello... según reza en la propagan de la marca; pero mejor ponerlo en cuarentena y consultar, antes de nada, a los expertos. Sólo los podólogos podrá aconsejar con y criterio profesional y suficiente conocimiento a quienes tienen problemas en sus pies.
En cualquier caso, siempre hay que prestarle atención a los zapatos; con esto no cabe jugar. Ya se ha dicho que un calzado inadecuado puede provocar un dolor crónico o lesiones irreversibles. Y qué decir de los tocones; lo mejor es olvidarse de ellos. Son como un veneno que terminarán matando a quien los usa. La podóloga Franco sólo los admite en casos muy especiales. “En una celebración o ceremonia; cuando no se pueda menos”.
Ante los problemas de los pies, que son muchos (juanetes, grietas, hongos y papilomas, callos, uña encarnada, espolón calcáneo, neuroma, deformaciones o reumas, esguince o... el clásico olor desagradable), lo mejor es acudir al médico o al podólogo. Es el profesional el que sabe y propone qué ha de hacerse. Algunos podólogos aconsejan usar plantillas blandas; Julia Franco, en cambio, es más partidaria de unas plantillas rígidas para corregir los malos hábitos o encauzar ciertas deformaciones que bien por herencia genética, bien por dejadez o abandono, han terminado produciéndose; también hay que hacerle caso (al podólogo) cuando propone que se utilicen zapatos especiales (con una horma más ancha o prácticamente planos) o cuando aconseja que las uñas se corten rectas y no siguiendo el perfil de cada dedo como habitualmente se hacerse. De esta forma se evita que una uña se encarne y provoque una lesión y dolor. Es decir, no son los pies algo a dejar de lado. No. Conviene hacerles caso: lavarlos todos los días, secarlos bien, hidratarlos, eliminarle las callosidades, vestirlos a poder ser con fibras naturales y con tipos de calzado diferente de vez en cuando; o lo que es lo mismo: no utilizar siempre la misma horma de zapato para que el pie no se acostumbre a ciertas formas.
Afortunadamente, la cirugía, también en este campo, ha avanzado mucho y hoy prácticamente todas las intervenciones quirúrgicas que se hacen en los pies son con anestesia local; el paciente se va incluso el mismo día o al día siguiente a casa.