Hace unas semanas, el director General de Tráfico, Fernando Navarro, apuntaba en una entrevista, no sin cierto desánimo, al referirse a los accidentes de coche: “No sé qué más podemos hacer para reducir las víctimas”. Pues algo así le ocurre a los médicos dermatólogos que, cada verano, empeñan su tiempo y saber en alertar a la población del riesgo que ésta corre al exponerse al sol “alegremente” y sin protección. “¿Cómo podemos hacerle entender a la gente que el melanoma (el tipo de cáncer de piel más frecuente) está a punto de convertirse en epidemia?”, se pregunta el dermatólogo Julián Conejo-Mir, responsable de la Unidad de Gestión Clínica de Dermatología del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla y miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV); a su vez responsables, desde hace 11 años, de esas campañas que la AEDV promueve cada verano para la prevención de este tipo de cáncer.
Los datos son elocuentes; y asustan. Porcentualmente, el melanoma está creciendo un 10% anual en los últimos tiempos; tanto que los especialistas hablan ya de “epidemia”. En Australia, uno de cada 35 australianos contraerá cáncer de piel a lo largo de su vida, mientras que en Europa, este porcentaje, de momento, deja algo más de margen a quienes gustan de tomar el sol, al preverse que “sólo” se diagnosticará este tumor en uno de cada 135 europeos. Sólo en España fallecen al año en torno a las mil personas por melanoma; eso a pesar de que es un tipo de cáncer que cogido a tiempo tiene un porcentaje de curación superior al 90%.
Las causas de tan elevado incremento en número de casos diagnosticados de melanoma no están aún claras, la verdad. Sí se sabe que las radiación solar es el principal enemigo y el más decisivo en la aparición de los tumores de piel; pero hay expertos que apuntan también a otros factores —“meras hipótesis por ahora”, dice Conejo-Mir—como son la dieta, las ondas electromagnéticas que nos envuelven, cada vez más y más numerosas, o la acción de algún virus o las mutaciones genéticas.
En cualquier caso, dermatólogos como Conejo-Mir no dejan de sorprenderse de “ese afán” que tiene la gente por ponerse morena. Para los especialistas que cada verano se acercan desde El bus de la prevención del melanoma a la gente —en esas campañas de divulgación de las buenas prácticas y hábitos saludables ante las radiaciones solares—, no deja de ser “una gran decepción” observar cómo se mantiene intacta, a pesar de las recomendaciones médicas, esa disposición de la población a tumbándose boca arriba o de espalda con el fin de torrarse como una tostada. “Pero ha llegado el momento de tomarse muy en serio el peligro que se corre exponiéndose al sol sin protección o con una protección deficiente”, dice Conejo-Mir. “La gente tendría que darse cuenta del riesgos que está corriendo con estas acciones, aparentemente inocuas, pero de resultados muy graves a veces”. Y habla de “una batalla...”, la que están librando los dermatólogos, con el fin de informar y concienciar a la población para que se proteja al máximo de las radiaciones solares mientras recuerda que la OMS (Organización Mundial de la Salud) ya está pensando muy seriamente en plantearle a los países miembros que, en horas de máximo riesgo solar (entre las 14 y las 17 horas solares), se cierren las playas al público. Una cuestión ésta que lleva al dermatólogo sevillano a alabar el “chiringuito playero”, del que dice que es “el tinglado que más ha hecho para prevenir el cáncer de piel”. “Desde luego mucho más que cualquier consejo o discurso que nosotros, los especialista, podamos dar”, afirma, sonriendo.
Así las cosas, y desde un punto de vista estrictamente médico, cabe recordar que aunque son varios los tipos de cáncer de piel (melanoma, carcinoma epidermoide o carcinoma basocelular, entre otros), el melanoma es el más frecuente de todos. A este respecto conviene saber que una detección a tiempo (diagnóstico precoz) aumenta hasta casi el 100% las posibilidades de su curación.
La edad más frecuente en la que se aparece el melanoma es la de la década de los 40 años y tiene mayor incidencia en mujeres que hombres. Su manifestación más común es en forma de lunar, del grosor de una hoja de papel y de unos 6 milímetros que suele cambiar de color o extenderse con cierta rapidez.
Tomar el sol no es malo, aunque si puede serlo quemarse. Y desde luego, quienes toman el sol han de tener presente que el contacto con los rayos solares envejece la piel. Esto para los fanáticos o “adictos” a ponerse morenos —tanorexia es la palabra que define esa obsesión extrema por el bronceado—. Para la síntesis de vitamina D, uno de los beneficios que aporta tomar rayos solares, es suficiente con exponerse a ellos en torno a los 15-20 minutos. El resto del tiempo que uno esté expuesto puede tener otras motivaciones, pero no la necesidad de cuidar de los huesos.
Ah, y no hay que olvidarse de los más pequeños. Estos siempre deberían estar adecuadamente protegidos del sol; bien mediante una prenda de ropa, bien con fotoprotectores... Si esto se hace, se está trabajando para el futuro pues es conocido que una utilización adecuada de fotoprotectores hasta los 18 años de vida evitará en el futuro, hasta en un 80%, la posibilidad de contraer un cáncer de piel.
Muy adecuado lo que dice sobre proteger la piel mediante una prende. Respecto a las cremas Marta Axelstad de la Univ técnica de Dinamarca y otros, avisan de los peligros de darse alteraciones hormonales por algunos componentes de los fotoprotectores, y prohibe su uso a mujeres embarazadas, Dagens Nyheter digital, 10 VII 2011, para cuando lo publicaran en España ¿cuando acabe el verano?
hola mira mi padre lo han intervenido tres veces dicen que es cancer de piel, pero solamente le quitan la parte afectada y no le dan medicamento contra el cancer y si lo lo han hecho dos veces en particular y euna vez en el imss, mi pregunta es por que a el no se le da tratamiento solo nos dicen que no hay necesidad que asi es este tipo de cancer y que no es peligroso pero yo se que si mata