Pegarle al médico, ¿otro efecto colateral de la crisis?

6
Gráfico sobre las causas de la agresión, incluido en el 'Estudio de Agresiones 2011' elaborado por la OMC.

Ahora que las pastillas, con toda probabilidad, se restringirán, o que las listas de espera se alargarán sine die; que las colas en las consultas no tendrán fin o que los médicos no darán a basto, que las enfermeras se verán desbordadas en los centros de salud y hospitales... Ahora que en la sociedad española cunde el desánimo, que parece que se han instalado el miedo y la depresión o que se está volviendo más agresiva a causa de la situación económica mientras se observa desazón por todas partes..., no sé yo qué tal les va a ir a los profesionales sanitarios en su relación con los pacientes, sabiendo, además, que muchos de los que acuden a ellos, llegan a la consulta enfadados, desesperados, “hundidos”... o con un dossier bajo el brazo y diciéndoles, a poco que se descuiden, que están mejor informados... y, por supuesto, saben “mucho más” que el propio médico. “Todo está en Internet”, doctor.

Lo cierto es que, al hilo del interrogante que plantea el titular, las agresiones al personal sanitario no paran de crecer. En el último año, y en lo que se refiere a los médicos, el incremento de agresiones respecto al año 2010 fue de un 9,2%, según la Organización Médico Colegial (OMC). En total, en 2011, fueron 496 los médicos agredidos, 45 más que en el año anterior. Y lo más preocupante: un 22% de las agresiones fueron también físicas, no sólo verbales. Sin duda, un despropósito. ¿Las causas? Tan absurdas como no estar de acuerdo con la atención recibida, no haberle recetado el medicamento solicitado, negarse a dar una baja, tener que esperar demasiado a que le atendiesen o, simplemente, haberle dicho al paciente lo que no quería oír.

Pero el problema de las agresiones no acaba en los médicos. De hecho, las enfermeras aún las sufren más; éstas, al están en “primera línea” en el momento de llegar los pacientes al centro sanitario, son las que, con frecuencia, han de enfrentarse primero a las situaciones violentas. Un estudio de la Universidad de Zaragoza de hace unos años concretaba que del total de agresiones habidas en centros de salud y hospitales, ¡que son miles! —dos organizaciones de peso, como son la Organización Mundial del Trabajo (OIT) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), consideran que un 25% de la violencia que se detecta en el entorno laboral se produce en el ámbito sanitario—, el 47% de ellas era a enfermeras frente al 33% a los médicos y el 20% restante al personal administrativo y celadores. En síntesis, quienes vienen ocupándose, más detenidamente de estudiar y analizar esta situación, que empezó a ser alarmante a partir del año 2005, señalan que al menos un 4% de los aproximadamente 225.000 médicos que hay ejerciendo en España ha sufrido alguna vez una agresión física y en torno al 50% amenazas. En  cuanto a las enfermeras, el sindicato de enfermería SATSE concluye que al menos el 80% del personal de enfermería ha sido víctima, alguna vez a lo largo de su carrera, de agresiones físicas o verbales.

Es en este contesto (¡y con la que está cayendo! que diría un castizo), en el qué cabe preguntarse si la Administración sanitaria, y la propia sociedad, también, están ya concienciadas y suficientemente preparadas para prevenir esas agresiones que, muy probablemente, de aquí en adelante ocurrirán. Aunque, ¡ojalá no!

Hace unas semanas, la consejería de Salud de la Junta de Andalucía emitía una nota en la que informaba de que “un total de 39.240 profesionales sanitarios han adquirido ya habilidades para evitar situaciones de conflicto”. Esto, traducido a un lenguaje más claro, quiere decir simplemente que las enfermeras y médicos andaluces están preparándose  —el Plan de Prevención y Atención a las Agresiones puesto en marcha por la Junta data del año 2005— para resolver con éxito las posibles contingencias que puedan presntársele es este terreno. La formación a través de un curso virtual en la página web (www.juntadeandalucia.es/servicioandaluzdesalud), se imparte desde hace tres años y quienes la reciben adquieren las habilidades sociales necesarias para evitar situaciones conflictivas en su relación con los usuarios. Saber cómo actuar frente al paciente o el familiar que llega nervioso, desbordado por la situación, o tener herramientas para trazar de forma inmediata el perfil del “alborotador”, es fundamental para evitar los insultos o “desactivar” una posible agresión.

Porque, en el aspecto jurídico, las cosas parecen ya más claras y que van mejorando. En esta misma nota el Servicio Andaluz de Salud (SAS) dice que sus servicios jurídicos recibieron notificación durante el pasado 2011 de hasta 174 sentencias condenatorias (42 más que en 2010) a otros tantos agresores de profesionales sanitarios andaluces, de las que 22 fueron calificadas por el juez respectivo de delito de atentado. En total los abogados del SAS tramitaron el año pasado 242 denuncias.

Extremadura y Andalucía, con el 6,5% y 3,8% respectivamente de las denuncias, son las comunidades que más agresiones a médicos tramitan si se establece este cálculo por cada 1.000 profesionales, pero, si se computan globalmente las agresiones, la comunidad andaluza sigue ocupando el primer lugar (un 26% del total de denuncias tramitas en todo el Estado), pero no Extremadura. En esta lista el segundo lugar lo ocupan Madrid y Valencia (14% del total).

Ante tal situación, las soluciones que la Administración sanitaria ha encontrado, aparte de la formación específica —algo que debería facilitarse a todos los profesionales susceptibles de verse inmersos en este tipo de conflictos—, pasan  por implementar los recursos electrónicos como el timbres antipánico o el botón de alarma silenciosa en los ordenadores, que a su vez deberán estar interconectados; y también pasa por poner más vigilancia jurada, cámaras de seguridad, etcétera. Aunque como dice el presidente de la OMC, Juan José Rodríguez Sendín, lo que hay que procurar es que la agresión no salga gratis. Que el agresor sepa y tenga claro que puede ir a la cárcel, pues su acción ya no es una simple falta, si no un “atentado a funcionario público”. Un acto que va a  acarrearle pena de cárcel.

6 Comments
  1. Guille says

    Si las enfermeras somos las que más agresiones sufrimos, entonces el titular que usa Joaquín Mayordomo no es representativo de la realidad a la que hace referencia y pretende describir.

    En todo caso, el titular sería más acertado si dijera: «pegarle a la enfermera», o más acertado aun, si dijera algo así como: «pegarle al personal sanitario».

    Lo digo más que nada por la «invisibilización» que acostumbrais a dar los periodistas a mi profesión frente a la profesión médica.

    Por cierto, me gustaría añadir que esta «invisibilidad», que os empeñáis en construir los medios hacia la enfermería, es un problema con el que los enfermeros nos enfrentamos día a día, ya que la mayoría de las personas que acuden a los servicios saniarios no tienen mucho conocimiento de nuestra labor y preparación. Esto genera un clima de desconfianza hacia nosotras que genera una fuente de conflicto.

    Espero que usted que es periodista comprenda de qué intento hablar, ya que será sabedor del poder que tienen las palabras para generar «realidades» detalle a detalle. Por eso le pido que, desde su lugar de poder, colabore con las enfermeras y contribuyendo a la visibilización de nuestra labor.

  2. Joaquín Mayordomo says

    Efectivamente, tiene usted razón. Hubiera sido más acertado titular: “Pegarle al personal sanitario…”, como usted dice. Así, pues, nada que objetar a su crítica. En cuanto a la “invisibilización” de la enfermería que señala, no ha sido así en mi caso. En mi trayectoria profesional com periodista de información sanitaria, siempre he tenido una especial preocupación de informar de las enfermeras (no de los enfermeros, que en cuanto han podido se han apoderado del término y lo han masculinizado); de su actividad y de sus preocupaciones profesionales. Aunque, como muy bien dice, la cultura dominante es la que es, y “los médicos” acaparan y se “apoderan” con frecuencia de los titulares… Ya ve.

  3. Alberto says

    Eso es una falta de educación que se potencia en la calle, sobre todo en las grandes ciudades (en los pueblos eso no pasa tanto). Nos lo enseñan los políticos que premian la propiedad privada y el individualismo… Así vamos…

  4. marifrus says

    soy enfermera y hasta ahora,si te agredían de palabra,tú eras la responsable.»el cliente siempre tiene razón».Mi directora anterior,justificaba al usuario.SIEMPRE.Me han llamado de todo,y todo es normal hasta que lo denuncié al superior por encima de mi directora y se acabó la historia.Pero si ,nos agreden casi a diario por las cosas mas inversímiles.La falta de educaciónes tremenda en este pais y los politicos son los responsables por el descrédito que nos han hecho sufrir.
    Pero todo llega:ellos están en el punto de mira y ya les cae,ya…

  5. Eficiencia energetica says

    Pegarle al médico, ¿otro efecto colateral de la crisis? , es genial, desde que os recibo no puedo parar de mirar todas vuestras sugerencias y me alegra cuando recibo uno más, sois lo mejor en español, me encata vuestra presentación y el curre que hay detrás. Un beso y abrazo,GRACIAS POR VUESTRO TRABAJO, nos alegrais la vida. Eficiencia energetica http://www.dreamlux.es

Leave A Reply