Los bichos nos comen

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José Miguel Cisneros, coordinador de Prioam, programa para el buen uso de los antibióticos. / HVR

En plena orgía del despilfarro, también el consumo de fármacos alcanzó su cenit. No hay más que ver la televisión para darse cuenta de que a los humanos las pastillas les producen una especie de encantamiento. “Para la tos, para la gripe, para adelgazar, para engordar, para ponerse ‘energético’, para la erección o contra la inhibición sexual...” Da lo mismo. Una pastilla a tiempo parece ser la solución, no importa el mal.

Y para muestra un botón: Tras un viaje a Burkina Fasso de un grupo de amigas, una de ellas contaba que lo que más le había llamado la atención del viaje había sido “el botiquín que cada una de sus amigas llevaba”. Para el estrés, para el insomnio, para el dolor de cabeza... Y no hace ni un mes, en una consulta de un familiar al médico, éste le preguntaba qué medicamentos estaba tomando. Como le asegurase que “ninguno”, el galeno abrió mucho los ojos y dijo: “Pues sí que es usted un caso raro, sí...”

Sí, el consumo descontrolado de fármacos se ha convertido en un peligro para nuestra salud. Y, entre tal desconcierto, el abuso de los antibióticos se lleva la palma. Hasta tal punto es así, que, José Miguel Cisneros, jefe de sección de la Unidad de Gestión Clínica de Enfermedades Infecciosas, Microbiología y Medicina Preventiva del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, afirma, convencido, que “los bichos nos comen”. ¿Nos comen? “Sí, porque estamos abusando tanto de los antibióticos que éstos son cada día más ineficaces ante las infecciones”. Se refiere, claro, a los fármacos antimicrobianos; aquéllos que combaten bacterias, hongos, parásitos, virus... Todos esos ‘seres’ microscópicos que ‘viven’ en los hospitales y, especialmente, en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).

Consciente y preocupado por este problema, Cisneros propuso a su equipo, hace dos años, la implantación de un Programa Institucional para la Optimización del Tratamiento Antimicrobiano (Prioam), que pretendía averiguar, en esencia, si los antibióticos utilizados en el centro hospitalario eran los más adecuados, se administraban en la dosis precisa, el tratamiento se hacía con la mayor eficacia y si los resultados eran los óptimos. Pues bien, los resultados de esta investigación no pudieron ser más sorprendentes: sólo en el 53% de los casos la prescripción de antibióticos era la adecuada; algo muy habitual, por otra parte, y en consonancia con lo que la literatura médica dice al respecto. Más importante aún fue comprobar que el hospital podía ahorrarse un 26% de las dosis de antibióticos utilizados sin que se viese mermada por ello la salud de los pacientes. ¿Interesante, verdad? Un dato que le va a suponer al hospital sevillano —que tiene la UCI más grande de España— un ahorro de más de un millón de euros al año, y cuando se implante el próximo año en los demás hospitales públicos de la comunidad (47 en total), el ahorro podría ser superior a los 8 millones de €. De las 1.150 dosis diarias de antimicrobianos que el hospital dispensaba por cada 1.000 estancias cuando empezó la investigación, se pasó a 852 dosis al día. “Son 300 dosis diarias menos con 300 efectos secundarios menos sobre los pacientes”,  resume Cisneros.

También ha sido importante comprobar que, tras la aplicación del Prioam, la calidad en la prescripción (selección de la mejor opción terapéutica en cada caso según la evidencia científica disponible) ha aumentado un 26,6%.

El estudio, pionero en España, acaba de ser publicado en la revista Clinical Microbiology and Infection —revista de referencia en el campo de la microbiología e infecciones— y marcará un antes y un después en el tratamiento con antibióticos en la sanidad andaluza al menos; no sólo en el tratamiento de aquellos enfermos ingresados en los hospitales, también en el de los que acudan a los centros de atención primaria —donde la Consejería de Salud de Andalucía ya ha dado orden de implantar el Prioam— y, probablemente, en la medicación de la sociedad, que deberá aprender a utilizar mejor los fármacos —sobre todo los antibióticos— si no quiere volver a los tiempos pretéritos a la penicilina.

“Tenemos una guerra biológica con las bacterias y nos están ganando”, insiste Cisneros. Y es que según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hasta en un 50% de los tratamientos en los que se emplean antibióticos éstos no sirven, aunque sí dejen sentir su efecto en la flora de los individuos; o son innecesarios o son inapropiados. De ahí el valor del Prioam, según Cisneros, pues, a parte del “éxito colectivo” que ha supuesto, el programa es un método para vencer la resistencia de las bacterias —con cuatro de las seis más resistentes que había en el hospital ya se ha conseguido—, y es una muestra, también, de que “si se coordinan los especialistas, se cuenta con una asesoría dirigida y se trabaja en equipo”, podría ganarse esta guerra. En la UCI del Virgen del Rocío ha aumentado la eficacia terapéutica casi un tercio y al reducirse las dosis disminuyen también los efectos negativos que tiene cualquier antibiótico.

Microbios y antibióticos libran hoy una guerra de impredecible final si la medicina no toma medidas. Una guerra a la que la industria farmacéutica parece haberle dado la espalda. “Prefieren investigar nuevos fármacos para combatir, por ejemplo, la hipertensión (una enfermedad que quien la sufre va a vivir con ella toda la vida), que investigar para anular una bacteria que requiere un tratamiento de 10 días”, explica el coordinador del Prioam. Así las cosas, las bacterias se han atrincherado en los hospitales y cada día se hacen más fuertes. Se sabe que entre el 8% y un 10% de infecciones agudas hospitalarias (nosocomiales) son provocadas por bacterias resistentes a los antibióticos, resultando, a veces y con demasiada frecuencia, muy difíciles de vencer.

La cuestión no es baladí. Los microbios se ‘ríen’ de los fármacos. Y mientras tanto, la sociedad y los profesionales de la salud —imbuidos por ese mensaje consumista del que se da cuenta al principio de este artículo— no encuentran otra solución que acudir a los medicamentos sin más. Una solución inadecuada y errónea, al menos para el ámbito del hospital según ha demostrado el Prioam, que no hace más que aumentar las posibilidades de fracaso de los tratamientos, con más riesgo de muerte para el paciente, más días de hospitalización y, en última instancia, más costes sanitarios.

En síntesis, lo que Cisneros y todos los profesionales del Virgen del Rocío que han formado parte del Prioam han hecho ha sido asumir la propuesta de formación continuada en el que los infectólogos y especialistas en antibióticos han ido de la mano con todos los clínicos que estaban tratando una determinada enfermedad. Es decir, ante la  necesidad de poner un tratamiento, quién más sabe, más debe aportar. “Un cirujano, un urólogo, un traumatólogo o un cardiólogo no tienen por qué ser expertos en antibióticos”, resume Cisneros. Con este programa, los médicos han estado en todo memento en disposición de poder prescribir la mejor opción terapéutica para el enfermo. De ahí que la eficacia terapéutica en el uso de antibióticos haya aumentado más de un 50% en el hospital. “Lo ideal sería el 100% de eficacia; aunque aplicando el Prioam, creemos que podemos superar el 90% de aciertos al menos”, apunta Cisneros.

Pero la batalla final no se librará sólo en los hospitales, añade José Miguel Cisneros. Es un asunto global, complejo, que concierne a toda la sociedad. Sería “el colmo de la perfección” si también se interviniese en la cadena animal y prescribiesen allí los antibióticos con más cuidado. Por ejemplo, la presencia de bacterias patógenas resistentes a antibióticos en la carne de pollo, que se sabe que existen, se debe al uso que se ha hecho hasta ahora de los fármacos en el proceso de producción. “No puede descuidarse tampoco este campo; también los veterinarios deberán concienciarse y asesorarse mejor para evitar abusar de los antibióticos”, concluye Cisneros. Y es que la lucha se libra, hoy, en todos los ámbitos. Los antibióticos, por un lado, ‘antiguos’, 'capaces de curar casi todo' y abusando hasta ahora de su posición de dominio, están perdiendo claramente, según los expertos, en la pelea contra los 'monstruos' microscópicos (y silenciosos) que son los microbios. A ver qué pasa.

2 Comments
  1. ahorro energia says

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