Aterrizaje de emergencia en Frankfurt

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Inmaculada Fernández *

Vídeo de hr-online.de en el que se aprecia el incendio en uno de los motores del avión de Iberia.

El viernes, 21-06-2013, cogí en Frankfurt el vuelo de Iberia a Madrid, bueno Iberia Express, IB3645. Nada raro, mucha gente, muchas colas, agradables compañeros de viaje, la señora M. con su marido, ciudadanos húngaros afincados en Alemania desde hace años cuando abandonaron la Hungría comunista. Me toca el asiento al lado de la ventanilla. Agradable conversación. Viajan a Lisboa a una boda. Despegamos, ruido raro. Estrés en la señora alemana detrás de mí, se va el ruido, subimos. Pienso que será un ruido sin importancia. Vuelve el ruido, pánico en la señora del asiento detrás del mío. Se vuelve a ir, la tranquilizo. Miro por la ventanilla, no tenemos mucha altura, una autopista, un magnífico bosque. La señora M.: "Qué bonitos están nuestros bosques con tanta lluvia". "Sí" contesto. Y pienso que no cogemos altura, el bosque demasiado cerca y seguimos demasiado escorados hacia la derecha, como si trazáramos un círculo...

Alivio, en la distancia se vislumbra una pista de aterrizaje. "Al menos salimos de los árboles", pienso. En eso, la voz del comandante: motor en llamas, avisada torre de control... se interrumpe la información para oírle otra vez en voz alta, alarmada: “¡Crew to the cockpit!” Silencio. Voz de pánico de una de las jovencísimas azafatas: "¡Agáchense, cabeza entre las piernas, protejan sus cabezas!" y repite con voz más chillona: "¡Agáchense, cabeza entre las piernas, protejan sus cabezas!". Lo repito en alemán a mis compañeros de viaje. La señora M. eleva la suya, la invito a obedecer: "tranquila, agáchese", mientras yo me despido en silencio de los míos... Una corta oración, “esto no es una película, Inma”, espero el ¡plof!, "por favor que no duela mucho", y sí al fin se oye el ¡plof! La señora M. grita. “Tranquila, hemos aterrizado.” Nos erguimos y todo el pasaje estalla en un aplauso cerrado y sonoro al piloto y a los propios pasajeros que en tan difíciles momentos contuvieron el pánico en un sereno miedo. Aterrizamos, la vida sigue. Y también las tribulaciones…

No fue necesario que intervinieran los bomberos ni ningún pasajero precisó de asistencia médica. Esperamos sentados en el avión, en una tensa calma, a que nos remolcaran hasta el punto donde hacía tan solo unos cinco minutos habíamos subido al avión. Las azafatas reparten agua entre los pasajeros con el susto aún en sus caras. Todos bajamos del avión por nuestro propio pie, por las mismas escaleras por las que subimos a él. Dos autobuses nos conducen hacia el edificio de la terminal 2. Esperamos en una sala. Los pasajeros buscamos el contacto, nos consolamos. Por megafonía anuncian, para algunos de forma imperceptible, el punto por donde, se supone, saldrá nuestro equipaje. Allí ya hay maletas sobre la cinta. No, no son las nuestras.

Sigue la conversación entre los viajeros, alguno cuenta que llegó a ver el fuego saliendo del motor. Seguimos esperando nuestras maletas. Veo a mi derecha a la joven azafata de tierra que facturó mi maleta. Me acerco y le pregunto si nos van a llevar a alguna sala para asistirnos y proporcionarnos más información. Dice que no sabe. Otro pasajero me pregunta algo, vuelvo a girarme hacia la azafata pero ya se ha ido. No hay nadie más de la compañía aérea.

Descenso_avión_aterrizaje_emergencia_Frankfurt
Captura del vídeo de hr-online.de en la que se aprecia el descenso del avión de Iberia Express antes de aterrizar.

Sigue la espera y las mismas maletas dando vueltas sobre la cinta. Seguimos desahogándonos entre nosotros. De repente empujones y más maletas sobre la cinta, pero no son las nuestras, son las de otros pasajeros procedentes de otro vuelo que se mezclan entre nosotros. Sigue la espera. Cuando aparece la segunda oleada de viajeros me impaciento y pregunto a un trabajador de tierra del aeropuerto si no hay ninguna ventanilla de Iberia dentro de la sala a quien pedir de información. Me dice malhumorado que no sabe y me señala a las ventanillas de otras compañías, que pregunte allí y allí me remiten al punto de información del hall del aeropuerto. Echo un vistazo entre los demás pasajeros: No hay nadie de Iberia, ninguno tiene aún sus maletas.

Otra pasajera y yo decidimos salir a pedir información, a solicitar algún tipo de asistencia que no se limite al servicio de acompañamiento del aeropuerto para personas sin movilidad. En el punto de información nos dicen que el aeropuerto no es competente, que nos dirijamos a la compañía aérea. Preguntamos por su puesto de atención al pasajero. Nos informan de que Iberia Express sólo dispone de puntos de facturación. Allí nos dirigimos y encontramos un puñado de pasajeros de nuestro avión que habían viajado sin equipaje esperando a ser atendidos. Nos preguntan si sabemos algo. Decimos que no, que el equipaje aún no había salido que íbamos allí precisamente a ver si alguien nos podía decir algo. Desconozco el tiempo transcurrido desde que abandonamos el avión: ¿una hora, dos, tres? Nos ponemos a la cola y, al rato empiezan a aparecer los primeros pasajeros con su equipaje. A cuentagotas.

Es nuestro turno, pregunto si podemos hacer ahí una reclamación por el largo tiempo sin información y sin asistencia de ningún tipo. No, ahí no. ¿Dónde? Por internet. ¿No tienen ni siquiera una hoja de reclamación? No, con Iberia Express sólo por internet. Nos informa sobre nuestras opciones de vuelo: a Madrid vía Londres o vía Bruselas. Aparece un señor con traje de calle detrás de la azafata y la conmina a apurarse con nuestro pasaje para atender los vuelos regulares. Le pregunto cómo es posible que nos hayan tenido más de tres horas sin información, dejados a nuestra suerte. Me dice que, por favor, tengamos paciencia, que ellos han tenido que venir de sus casas. Le contesto si los pasajeros no hemos tenido la suficiente paciencia, el suficiente temple… se acercan más pasajeros a recriminar la falta de asistencia, a otros les han perdido el equipaje, a todos la misma respuesta “tengan paciencia…también a nosotros nos han sacado de nuestras casas”, gestos adustos, de fastidio...

Nuestro vuelo a Bruselas sale a las 17.25 h, apenas tres cuartos de hora para cogerlo. Alguien se acuerda de los tickets de comida. Leemos: “Valor 7 euros, válidos en todo el aeropuerto de Frankfurt”. A alguien se le olvidó decirnos que en la mayoría de restaurantes no aceptan los bonos de Iberia, sólo el de unas pocas compañías….

Corremos a coger nuestro vuelo a Bruselas. Dejamos atrás, en la cola, a más de la mitad del pasaje esperando a ser recolocados en otros vuelos. Todos nos piden información según pasamos a su lado. Más de cuatro horas de espera con tan solo el vaso de agua que nos ofreció la azafata en el avión. ¿Dónde está el personal de Iberia? La gratitud por haber salido con vida de un trance así se fue agotando según aumentaba el cansancio, la incertidumbre, la falta de atención e información. Somos seres humanos, tenemos derechos, tenemos la obligación de asistir a quien lo necesita… ¿O solo somos cifras en una cuenta de pérdidas y ganancias? ¿Cuándo nos hemos convertido en eso?

Si algunos de nuestros compañeros del vuelo IB3645 lee estas líneas, por favor, ¡despierten! Tenemos derechos, hay leyes que nos protegen en situaciones así, busquen su amparo, reclamen su cumplimiento. ¡Somos humanos! ¡Seamos humanos! ¡Defendamos la humanidad!

Para una acción conjunta pueden contactarnos a través de los siguientes correos electrónicos: inma-fernandez@ono.com ruth.mateos@gmail.com

(*) Inmaculada Fernández viajaba a bordo del avión que sufrió el incidente.
4 Comments
  1. jantito says

    Una pena, pero esto es lo que implica el low cost. Soy trabajador de Ibera desde hace casi 20 años y por tanto testigo de la bajada de estandares de calidad y atencion al pasajero. Si queremos billetes a 20€ hay que pagar algo a cambio, algo de lo que somos conscientes en casos como este, no en el dia a dia.
    El pasajero es el que tiene la fuerza para cambiar estas politicas y actitudes de empresarios mas preocupados en la pela que en su imagen.
    Por cierto, nota para el periódico, seamos serios Iberia e IberiaExpress son por suerte y a dia de hoy compañias distintas, escribamos en condiciones, más si es un titular, para no engañar/confundir a la gente. Iberia tambien es una marca de tintes y no creo que sean responsables de perdidas de maletas o de retrasos, un poquito de por favor…

  2. Administrador says

    Tiene razón jantito: IberiaExpress es una compañia distinta «participada al 100% por Iberia», «con el mismo nivel de calidad de servicio y la experiencia de la primera compañía aérea de España».
    http://blog.iberiaexpress.com/documents/DossierPrensa_ES.pdf

  3. carmen says

    que tengo que pensar?, que se invierte menos en las companías de aviación?

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