Soledad no deseada y coronavirus: la atención a los mayores solos durante el confinamiento

  • La soledad, esa falta de lazos afectivos que puede resultar en ansiedad o tristeza, va en aumento en nuestras sociedades
  • Estos días se reajustan los programas que atienden a estas personas durante el año para evitar las consecuencias que la situación pueda tener en su salud y bienestar

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La soledad, esa falta de lazos afectivos que puede resultar en ansiedad o tristeza, va en aumento en nuestras sociedades. De toda la población mayor, solo en Madrid un 9,2% manifiesta sentir soledad, lo que significa que en la capital 62.284 personas mayores se sienten solas, según datos facilitados a este medio por Madrid Salud. El confinamiento por el coronavirus, más necesario si cabe para los más mayores, puede agudizar esta problemática. Estos días se reajustan los programas que ya tratan de llegar a estas personas durante todo el año para evitar las consecuencias que esta situación pueda tener en su salud y bienestar.

El rostro de la soledad en personas mayores es el de una mujer de avanzada edad. El problema se agudiza con la edad: desde un 7,1% entre los 65-69 años, hasta el 15,3% entre quienes tienen 85 y más años. Las mujeres se sienten solas en mayor porcentaje que los hombres (11,5% frente al 5,7%). Según explican desde Madrid Salud algunos factores de riesgo de peor salud en esta situación son alimentación inadecuada, no tomar medicación, mayor probabilidad de olvidos y empeoramiento cognitivo, indefensión y desesperanza, mayor probabilidad de accidentes domésticos, así como ansiedad, depresión y otros estados afectivos.

En grandes ciudades como Madrid o Barcelona se han puesto en marcha programas desde los ayuntamientos para tratar de atajar una problemática que se pude agudizar con la pandemia del covid-19. Saben que la soledad no deseada “puede prevenirse de forma eficaz a través de programas de prevención y promoción de la salud con el refuerzo de hábitos y estilos de vida saludables y la facilitación de redes de apoyo”, pero estos programas están “muy alterados en las condiciones actuales”, explica desde Madrid Salud Elisa Lillo, especialista en salud comunitaria y mayores.

Desde el 16 de marzo los y las profesionales de los Centros de Salud Comunitaria (CMSs) de Madrid Salud han establecido un sistema de seguimiento telefónico a personas mayores, familiares, cuidadores y profesionales de los distintos distritos con el objetivo de ofrecer información y asesoramiento sobre las pautas a seguir durante el confinamiento por el covid-19. El objetivo es también establecer una relación con las personas mayores que permita la escucha, la atención, la transmisión de seguridad y el apoyo, según explican.

En Barcelona también existen varios servicios ya activos que se han adaptado a la situación actual . Uno de ellos es Vincles, un servicio del Área de Derechos Sociales del Ayuntamiento que desde 2017 trabaja en reforzar el bienestar de las personas mayores que se sientes solas mediante la tecnología. Actualmente cuentan con unas 2.400 personas usuarias de más de 65 años. El objetivo es tanto conectarles con sus redes familiares como vincularlos a otros grupos en función de sus intereses. “Como a las personas les damos el alta de manera presencial, ahora no lo podemos hacer y estamos buscando una opción B”, indica Magda Orozco, directora de Infancia, Juventud y Mayores.

Este servicio incide en la brecha digital de los más mayores, ofreciéndoles una tablet y una formación para conectarse online con otras personas, algo que cobra especial relevancia en tiempos de aislamiento. Así organizan grupos por intereses y, durante todo el año, se organizan salidas de vecinos o de grupos que comparten una misma afición. Tanto la formación presencial como las actividades se ven imposibilitadas ahora mismo, aunque Orozco es positiva: durante estos días han percibido cierta calma en sus contactos con los usuarios. Se han detectado también “algunas situaciones de riesgo” de personas sin nadie en su entorno, que se encontraban mal y no sabían donde acudir, pero estos han sido pocos casos, que además se han comunicado a los Servicios Sociales.

En Barcelona el Servicio de Teleasistencia Municipal, con un volumen de 88.095 personas, también está contactando con unas 3.000 personas al día para informar sobre el covid-19 y para resolver toda clase de dudas al respecto. Se trata de una campaña específica que trata de llegar a las personas mayores que viven en sus propios domicilios. También les ofrecen actividades para mantenerse activos física y mentalmente sin salir de casas y se aseguran de que tengan las necesidades básicas cubiertas.

Y además de los servicios también estos días se evidencia la importancia de programas pioneros de salud comunitaria como Radars, una red vecinal coordinada por el Ayuntamiento que opera desde 2008 en Barcelona y funciona en 53 barrios. Los “radares” son los comercios de proximidad y las farmacias, que contribuyen a reducir el riesgo de aislamiento y exclusión social de los más mayores. Si detectan alguna incidencia la comunican al centro de servicios sociales correspondiente. Además, otros vecinos y vecinas participan como voluntarios a través de un programa de seguimiento telefónico para tratar de crear una relación de confianza con estas personas y vincularlos al entorno.

También hay ONG dedicadas a esta cuestión como Grandes Amigos, una organización que atiende a un millar de personas mayores solas en la Comunidad de Madrid, Galicia, Euskadi y Cantabria. Su trabajo consiste en poner en contacto a voluntarios con personas mayores para que realicen acompañamiento telefónico o las acompañen. A pesar de la dificultad de su situación, y de que sufren al no poder ver a las personas de su entorno, con el covid-19 muchos usuarios les han sorprendido por su capacidad de adaptación: “las personas mayores son extraordinarias, ya llevan tiempo acumulando experiencias de vida fuertes y ayuda la perspectiva de los años”, indican.

Desde Grandes Amigos también han incrementado estos días la atención a estas personas, con un plan de refuerzo telefónico que sirva para evitar estados de inquietud o nerviosismo. También indican que han recibido un “desborde” de solicitudes de voluntarias y voluntarios, pero esta ONG, que cuenta con financiación de instituciones, empresas y particulares necesita sobre todo donaciones para poder disponer de coordinadores, trabajadores sociales y psicólogos. Con su proyecto también intentan combatir esa soledad que sufren muchos mayores para mantenerlos cerca durante esta situación extraordinaria de confinamiento.

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