La cumbre de Nagoya ensombrece la del clima en Cancún

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Miembros de la plataforma SOS (Salvar nuestras especies), durante la cumbre de la ONU sobre biodiversidad celebrada en Nagoya (Japón). / Everett Kennedy Brown (Efe)

Tiene gracia que pocos días después de dar por terminada la vida del último oso autóctono del Pirineo la Cumbre de Biodiversidad Biológica celebrada en Nagoya (Japón) alcanzara un acuerdo que algunos consideran sin precedentes contra la pérdida de biodiversidad en la Tierra. Maldita la gracia tiene que, como el oso pirenaico no ha llegado a ver, lo firmado en Nagoya no pase de ser una mera declaración de buenas intenciones que necesitará de concreciones de financiación para que realmente se pueda aplaudir.

De todas formas, estaría bien que las multinacionales farmacéuticas y químicas acepten el principio de compensar a los países del Tercer Mundo de los que sacan las materias primas, de plantas fundamentalmente, para fabricar sus productos “científicos” basándose en los naturales “milagrosos” de la población autóctona de aquellas naciones. Está por ver que esas compañías transnacionales asuman y apliquen los protocolos compensatorios firmados en Nagoya. Y más por ver está que se doten financieramente esos mecanismos.

Mientras tanto, habrá que seguir con la esperanza de que la próxima cumbre del clima, que se celebra del 29 de noviembre al 10 de diciembre en Cancún, consiga superar el marasmo de la pasada reunión celebrada en Conpenhague. Como en Nagoya, Naciones Unidas no deja de utilizar mecanismos para tender puentes y que de la ciudad mexicana salga algo útil y concreto.

Coincidiendo con el desarrollo de las conversaciones en Nagoya entre representantes de casi doscientos gobiernos de todo el mundo, la representación de la ONU en La Paz (Bolivia) hizo oficial que la Cumbre Mundial de Cancún considerará las propuestas bolivianas para frenar el cambio climático y potenciar el respeto a la naturaleza. Esas propuestas son el resultado de la llamada Primera Conferencia Mundial de los Pueblos contra el Cambio Climático, que tuvo lugar en Cochabamba (Bolivia) el pasado mes de abril y a la que asistieron representantes de 142 organizaciones y países.

La responsable de la ONU en Bolivia, Yoriko Yakusawa, dijo que gran parte de los planteamientos acordados en la reunión climática en el país andino están recogidos en el documento que será sometido a negociación en Cancún. Y que será allí donde se habrá de aceptar o no lo planteado en Cochabamba.

Sin embargo, aunque esto no lo dijo la diplomática de la ONU, será muy difícil que en Cancún sean aceptados los planteos del llamado “Acuerdo de los Pueblos” que salió de la reunión de Cochabamba, puesto que esa declaración final culpó al capitalismo y al desarrollismo del deterioro de las condiciones ambientales actuales en el planeta.

Con la pasada experiencia de Copenhague y la previsiones actuales vistas en Nagoya, no parece que la brecha que hizo fracasar la cumbre en Dinamarca vaya a ser salvada antes de que empiece la reunión en México. Habrá, quizá eso sí, una prolija y bonita declaración final para no repetir el ridículo de diciembre del año pasado.

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