Diálogo de sordos entre los ‘indignados’ mexicanos y el presidente Calderón

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El poeta Javier Sicilia abraza al presidente de México, Felipe Claderón, durante la reunión con víctimas de la violencia, celebrada este jueves en el Palacio de Chapultepec (Ciudad de México). / Mario Guzmán (Efe)

MÉXICO DF.– Los indignados mexicanos no consiguieron su objetivo. Tuvieron que conformarse con ser recibidos por el presidente Felipe Calderón en el Castillo de Chapultepec y que el encuentro tuviera amplia cobertura mediática, incluyendo al retransmisión en directo por los dos canales de televisión estatal. Pero el mandatario del derechista Partido de Acción Nacional (PAN) se mantuvo en sus trece: el ejército sequirá siendo la principal arma de lucha contra la violencia del narcotráfico, a pesar de que en el sexenio de Calderón, que empezó en 2006 y acaba en 2012, el número de muertos se cree que son ya 40.000, un crecimiento exponencial con respecto a los periodos anteriores.

Así que los indignados encabezados por el poeta Javier Sicilia, que inició el movimiento hace varios meses tras el asesinato de su hijo Juan Francisco en Cuernavaca, vieron rechazada la principal de sus reivindicaciones a corto plazo. A saber, que el Ejército abandone las calles que ocupa desde el principio del mandato de Calderón, con el resultado ya reseñado, y el Estado mexicano se emplee a fondo contra los centros de poder económico y las redes financieras a través de los que la organizaciones narcotraficantes encuentran salida y sustento económico a sus actividades.

“¿Porqué no reconoce humildemente que también se pueden hacer otras cosas además de alimentar esta maquinaria policíaca y militar?”, le espetó Sicilia al presidente panista. Pero éste dejó claro que estaba dispuesto a hacer oídos sordos a esta cuestión convirtiendo el diálogo en uno de besugos, sin ni siquiera satisfacer la petición expresa de pidiera perdón públicamente por los 40.000 muertos habidos en los últimos cinco años.

“Debemos pedir perdón por no proteger la vida de las víctimas, pero no por haber actuado contra los criminales que están matando a las víctimas; eso definitivamente es un error y en eso, Javier, sí estás equivocado”, replicó el presidente, enérgico y golpeando la mesa. El viernes lo reiteró en su Twitter.

Obviamente, sin punto de encuentro para estas cuestiones de principio, tampoco hubo lugar para que Calderón, que acudió al encuentro rodeado de la plana mayor de su Gobierno, tuviera en consideración el resto de peticiones plasmadas hace ya casi dos meses en el “Pacto por un México en paz, con justicia y seguridad”, suscrito por decenas de organizaciones ciudadanas y de derechos humanos como propuesta para atajar el crecimiento exponencial de la narcoviolencia.

Desde el ocho de mayo, decenas de ciudadanos de esas organizaciones encabezados por el poeta Sicilia recorrieron durante más de un mes los estados del norte, los más conflictivos en lo que al narcotráfico se refiere. Obtuvieron sin duda la extensión de la conciencia ciudadana contra la violencia y las imperfecciones del sistema democrático mexicano. Pero no llegaron más allá. Algunas ONG señalan que el presidente está comprometido con el Ejército, no con el pueblo.

A día de hoy, el presidente se aferra a su política de seguridad mientras los cárteles extienden sus garras de norte a sur y amenazan ya con tomar el control también de la frontera meridional con Guatemala. Allí, por cierto, se acaba de celebrar una conferencia internacional sobre narcotráfico en la que los estados centroamericanos, con el anfitrión a la cabeza, han hecho un llamamiento desesperado de ayuda para combatir a las narcomafias. Algunos se sorprenden de que Calderón ofreciera ayuda para entrenar a los ejércitos locales, a la vista del desprestigio a que el mandatario está sometiendo con su estrategia a los militares mexicanos.

2 Comments
  1. soledad pujalte says

    Todos los consumidores de estas drogas,tienen una gran parte de culpa de los asesinatos; amen de politicos,narcos etc…El consumo,es el impuesto que se paga a los narcos para mantener su imperio con sus armas. ES mucha pasta

  2. dela says

    El problema, Soledad, es la prohibición de las drogas, que es la que ha creado el problema.

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