En el embrollo de los casinos mexicanos también juega España

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Soldados mexicanos a su llegada a Monterrey tras el atentado en el Casino Royale. / STR (Efe)

Pasan los días desde la matanza del jueves pasado en el Casino Royale de Monterrey y arrecian las críticas contra el presidente Felipe Calderón por su manejo militarista de la lucha contra el narcotráfico, pero también alcanzan a buena parte del establishment mexicano por sus claras implicaciones en el turbio asunto de las casas de apuestas, consideradas en México como instrumento indispensable para que las organizaciones delictivas blanqueen el dinero procedente del narcotráfico. Y España forma parte del juego.

Aparte del número de muertos (52), otro aspecto que ha contribuido a desatar la emotividad en el país ha sido que la mayoría de las 40 mujeres fallecidas eran amas de casa de la capital del estado de Nuevo León que jugaban al bingo en la media tarde de aquel jueves, que será recordado como Negro. Y todo ha ido a sumarse al horror general por la tragedia, y también a la adición de preguntas que tratan de encontrar explicación a lo sucedido.

Preguntas, por cierto, que encuentran respuestas precisas, elaboradas y publicadas. Lo primero que se recordó fue que el Artículo 123 de la Constitución postrevolucionaria de 1917 prohibió las casas de juego en centros de trabajo como un lacra para los obreros mexicanos, para quienes ese mismo apartado constitucional establecía regulación de jornadas, limitación del trabajo de mujeres y niños y beneficios sociales. Más adelante, el presidente Lázaro Cárdenas extendió la prohibición en 1938 a todo el territorio mexicano. Eran tiempos que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) mantenía fidelidad a los principios de la Revolución de los años diez del siglo XX.

Lo que mandó Cárdenas se fue al garete cuando el primer presidente del Partido de Acción Nacional (PAN) que tuvo México, Vicente Fox (2000-2006), autorizó la instalación de casinos, a imitación de los de Las Vegas en el año 2004. Ya entonces, hace sólo siete años, el narcotráfico era una amenaza para el país. La mayoría de los cárteles importantes, como Los Zetas (autores de la matanza de Monterrey), el del Golfo, el de los Arellano, etc. operaban en México.

El secretario de Gobernación (ministro de Interior) de Vicente Fox que oficializó la decisión y la articuló legalmente se llama Santiago Creel, quien actualmente es uno de los precandidatos mejor posicionados para ser el cabeza de lista del derechista PAN en las elecciones presidenciales del próximo uno de julio de 2012, según Ricardo Alemán. Además, el mismo periodista involucra a personajes actuales del Partido Revolucionario Institucional (PRI) junto a otros del PAN y alguno del Partido Revolucionario Democrático (PRD, izquierda) en las turbiedades de varios casinos.

En estos últimos siete años, “es tal el cochinero que prevalece en torno a los casinos, que nadie sabe bien cuántos operan en México, quiénes son los verdaderos dueños y pocos saben cuáles casinos son legales…”, publica el miércoles en el nada sospechoso diario Excelsior el columnista Alemán. Hay quien ha llegado algo más allá dando publicidad a algo que la inmensa mayoría de mexicanos avisados saben: que el emporio mediático Televisa es dueño de casinos en todo el país (veintiuno, exactamente, a través de su filial PlayCity) y fue una de las fuerzas que más presionaron a Fox para ordenara a su ministro Creel la autorización de 2004 y que mantiene ahora su tremenda influencia.

Pero no es sólo Televisa, que manda mucha romana, dueña de casinos en México. También el grupo español Codere ha ingresado en el negocio recientemente, poco antes de la matanza de Monterrey  y se lleva de momento la parte del león del lucrativo negocio que tanto malo está dando que hablar, aunque la multinacional hispana no tenga que ver en el asunto de Monterrey.

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