La oposición sigue acusando a la Policía turca de connivencia con el Estado Islámico

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Combo publicad por varios medios con fotografías de algunos de los fallecidos en el atentado de Suruc. Yuksekovahaber.com
Combo fotográfico publicado por varios medios con parte de los fallecidos en el atentado de Suruc (Turquía). / Yuksekovahaber.com

De forma velada o directamente, las principales fuerzas de la oposición turca siguen creyendo que la Policía, y por lo tanto el Gobierno de Tayip Erdogán, no están haciendo todo lo que deben para combatir al Estado Islámico. De hecho, algunas de estas organizaciones políticas están convencidas de que la masacre de Suruc, en la que murieron 32 personas, en su inmensa mayoría jóvenes izquierdistas, se habría debido a una grave negligencia policial ya que el kamikaze, identificado como Seyh Abdulrahman Alagoz, estaba fichado y era conocido por sus vínculos con el movimiento yihadista.

Seyh habría detonado el potente explosivo que llevaba consigo en medio de una concentración organizada el pasado lunes por la Federación de Asociaciones de Jóvenes Socialistas (SGDF) en el Centro Cultural Amara de Suruc, una localidad fronteriza y próxima a la ciudad kurdo-siria de Kobani.

Hasta aquí habían llegado de toda Turquía decenas de jóvenes universitarios militantes de esta federación, a su vez afiliada al Ezilenlerin Sosyalist Partisi (ESP) o Partido Socialista de los Oprimidos, un grupo de orientación marxista-leninista que se destacó en la denominada Revuelta de Taksim.

En ese acto, la SGDF estaba anunciando su colaboración en la reconstrucción de Kobani con un proyecto que incluía el establecimiento de una biblioteca, un campo de deportes y una plantación forestal, cuando una potente explosión dejó el patio del Centro Cultural cubierto de cadáveres. En total, 32 muertos y un centenar de heridos, prácticamente todos en torno a los 20 años de edad y de procedencia universitaria.

El principal partido en responsabilizar al Gobierno de lo ocurrido es el Partido Democrático de los Pueblos (HDP), una alianza que defiende los derechos de los kurdos, que en las pasadas elecciones generales consiguió 81 escaños en el Parlamento y en la que participan desde el principio el ESP y la SGDF.

Una familia turca lanza claveles rojos al paso de uno de los féretros. / Firat News
Una familia turca lanza claveles rojos al paso de uno de los féretros. / Firat News

Para Ridvan Yavuz, responsable del HDP en Urfa, la provincia donde se encuentra Suruc, resulta chocante que la policía controle todos los mítines de su partido y que no hubiera vigilado la celebración de este acto en solidaridad con Kobani, una ciudad que se ha convertido en símbolo de la lucha contra el Estado Islámico.

El propio copresidente del HDP, Salahattin Demirtash, ha declarado públicamente que, pese a las declaraciones condenatorias del Gobierno de Ankara, tal atentado no ha podido ocurrir sin la colaboración del Estado, en una clara referencia al apoyo que el MIT, los servicios de inteligencia turcos, ha dado a las organizaciones yihadistas.

Este mismo jueves, el periódico Zaman, portavoz de la corriente islamista moderada Gulem y contraria al Gobierno de Erdogán, publicaba un documento interno del Departamento Nacional de la Policía advirtiendo de la posibilidad de atentados en Turquía por parte del Estado Islámico. Este informe, que habría sido distribuido parcialmente a todos los departamentos provinciales, recogía unas declaraciones del “califa” Abubaker al Baghdadi acusando a Turquía de “traspasar los límites” en su posición ante el Estado Islámico.

Esta sería la primera vez en que la organización califal vierte amenazas contra el Gobierno turco, que ha pasado de apoyar a los islamistas radicales de Siria a manifestar su disposición a combatirlos, permitiendo, por ejemplo, el uso de bases militares por los aviones de la alianza internacional contra el Estado Islámico.

Según el diario en lengua inglesa Turkish Daily News, también la publicación “on line” Konstantiniyye (el nombre otomano de Istanbul), vinculada al yihadismo, confirmaría estas amenazas del Estado Islámico a Turquía, al calificar a su Gobierno como de “tagut”, un término árabe que dentro del pensamiento islámico se utiliza para acusar a alguien de rebasar las “líneas rojas” establecidas por las enseñanzas de Mahoma.

Por su parte, para Atilla Kart, dirigente del Partido Republicano del Pueblo (CHP), el principal de la oposición, la responsabilidad de lo ocurrido está en que Erdogán ha colocado al MIT al servicio del partido del Gobierno, especialmente tras la depuración en masa realizada dentro de la policía el año 2013, lo que, según sus declaraciones al diario Zaman, “ha destruido la memoria institucional de la Policía” al privarle de valiosos profesionales.

Tras este grave atentado y coincidiendo con los funerales por los jóvenes muertos, se han reproducido por todo el país las muestras de solidaridad con la causa kurda, produciéndose violentos choques con la policía en ciudades como Adana, Mersin o Istanbul, lo que, de acuerdo con declaraciones de militantes kurdos a cuartopoder.es, va a reforzar los lazos entre los dos pueblos ya establecidos con el apoyo electoral a las candidaturas del HDP.

Otras interpretaciones consideran que esta nueva matanza está relacionada con los nuevos reveses que el Estado Islámico está sufriendo en la ciudad siria de Hasaka, donde a comienzos de julio lanzó una gran ofensiva para ocupar la ciudad pero que, un mes después, se ha convertido en una nueva derrota militar, ya que cientos de combatientes yihadistas han quedado totalmente cercados por las Unidades de Defensa Popular (YPG), las fuerzas kurdas a las que mostraban su solidaridad los jóvenes asesinados en el atentado de Suruc.

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