Asya (copresidenta del PYD): «Cientos de mujeres han muerto luchando contra el EI»

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Asya Abdullah, copresidenta del PYD y líder de las mujeres kurdas de Siria. / Manuel Martorell
Asya Abdullah, copresidenta del PYD y líder de las mujeres kurdas de Siria. / Manuel Martorell

Las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) no se conformarán con expulsar al Estado Islámico de Raqqa, principal ciudad siria en manos de los yihadistas, sino que, una vez ocupada, la convertirán en embrión del futuro modelo político para el resto del país, un modelo basado en el respeto a la diversidad cultural y religiosa y, de forma muy especial, en los derechos de la mujer.

Así lo han manifestado varias dirigentes de la Unidades de Defensa de la Mujer (YPJ) que están jugando un especial protagonismo en la nueva ofensiva contra este bastión clave para la supervivencia del Califato. Por esta razón, fueron dos mujeres y no hombres como hasta ahora quienes se encargaron de anunciar públicamente el inicio de las operaciones a comienzos de este mes de noviembre.

Hoy, según las informaciones que llegan de la zona, las SDF se encuentran tan solo a una treintena de kilómetros de Raqqa después de ocupar la ciudad de Tal Saman, donde las milicianas kurdas sustituyeron la bandera negra del Estado Islámico por la suya verde con las siglas YPJ.

Tal gesto no puede pasar desapercibido porque Raqqa fue la primera ciudad importante ocupada por el Estado Islámico, donde se ha gestado su proyecto para reislamizar todo Oriente Medio, donde se han dictado las normas para la “yihad sexual” y donde se cree han sido llevadas numerosas mujeres yezidis, secuestradas en Irak, para venderlas en los mercados como esclavas sexuales.

Por esta razón, las dirigentes de las YPJ han insistido en que su objetivo no es solo desalojar al ISIS de Raqqa sino acabar con la brutal opresión contra sus mujeres y liberar a las yezidis que todavía se encuentren en la ciudad.

Varias jóvenes de las YPJ colocan su bandera tras haber arriado las del Estado Islámico en Tal Sinam, al norte de Raqqa (Siria). / Hawar News
Varias jóvenes de las YPJ colocan su bandera tras haber arriado las del Estado Islámico en Tal Saman, al norte de Raqqa (Siria). / Hawar News

Las Yekineyen Parastina Jin (Unidades de Defensa de la Mujer) surgieron durante los combates en la zona de Kobani contra distintas organizaciones islamistas a partir del año 2012. Desde entonces, las fotografías de mujeres kurdas combatiendo contra el Frente Al Nusra o el Estado Islámico han roto ese estereotipo tan extendido entre Occidente de que en las sociedades musulmanas la mujer no tiene ningún protagonismo social, político y mucho menos militar.

Asya Abdullah es la principal líder de estas mujeres y copresidenta del Partido de la Unidad Democrática (PYD), principal impulsor de las Fuerzas Democráticas Sirias, integradas no solo por grupos kurdos sino también por árabes no islamistas, cristianos y turcómanos. Según unas declaraciones realizadas recientemente a Cuartopoder, se pueden contar por cientos las mujeres, fundamentalmente jóvenes y paradójicamente de familias musulmanas, que han muerto combatiendo contra los yihadistas.

“No conocemos el número exacto –dijo Asya Abdullah entrevistada en Bruselas sobre este asunto-, pero son cientos las mujeres que han muerto luchando contra el Daesh”. Para Asya Abdullah, que fue recibida en el Palacio del Eliseo por el presidente Francois Hollande junto a la comandante Nesrin de las YPJ el 8 de febrero de 2015, la lucha contra el Estado Islámico ha sido un importante factor para el impresionante desarrollo de las organizaciones de mujeres en Rojava, la región kurda controlada por el PYD que se extiende a lo largo de toda la frontera con Turquía.

“Todas las mujeres de Oriente Medio, estén donde estén, saben ahora la amenaza que supone el Daesh, una amenaza que tiene su origen en esa mentalidad del hombre según la cual la mujer es un ser de segunda o tercera categoría”, dico Asya. En este sentido, pone como ejemplo “la revolución” que están llevando a cabo en Rojava, donde la mujer ya ocupa de forma paritaria todos los cargos representativos.

Las representantes de las YPJ anunciando, junto a sus compañeros de armas, la ofensiva de Raqqa. / Hawar News
Las representantes de las YPJ anunciando, junto a sus compañeros de armas, la ofensiva de Raqqa. / Hawar News

Para Asya, el principal trabajo consiste en mejorar los niveles de formación porque “la mujer es más libre en la medida en que su formación es mayor”, por eso “está participando a todos los niveles en la enseñanza y en las academias militares y por eso ha comprendido que es ella misma la que tiene que decidir sobre sus situación”.

“En estos momentos la cámara legislativa de Rojava tiene aprobadas varias leyes prohibiendo las prácticas contrarias a la mujer, como pueden ser la poligamia o el matrimonio con niñas, y si una mujer o las organizaciones de mujeres no logran convencer a un hombre para que no se case de nuevo, entonces se aplica el castigo establecido por la ley”.

“Estamos llevando a cabo dos revoluciones –explica Asya-: la revolución por nuestro país y la revolución por la mujer, y no solo para una parte de las mujeres sino para todas las de Oriente Medio. La mujer tiene que defenderse por sí misma, y para ello tiene que organizarse y luchar porque sin resistencia, sin lucha, seguirá siendo débil y estando supeditada al hombre. La mujer tiene que organizarse, tiene que prepararse, como persona y como mujer si se quiere liberar, y lo mismo ocurre con los hombres y su mentalidad de dominar a la mujer que viene de miles de años de antigüedad”.

Precisamente, según explica Asya, esta falta de organización y preparación es la que provocó el desastre de Sinyar, cuando las fuerzas del Estado Islámico exterminaron en agosto de 2014 a la población yezidi de esta región situada entre Mosul y la frontera siria, apresando y convirtiendo en esclavas sexuales a miles de mujeres.

Se cree que una parte importante de ellas se encontrarían en la zona de Raqqa y por esta razón las YPJ han puesto especial interés en participar en la actual ofernsiva, con el objetivo de liberarlas de manos de los yihadistas pero también de liberar al resto de las mujeres de la ciudad, vengando así, simbólicamente, como dicen en un comunicado oficial, “a las hermanas Mirabal”, cuyo asesinato el 25 de noviembre de 1960 por decisión del dictador dominicano Trujillo dio pie a la ONU para proclamar el Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer, que acaba de celebrarse en todo el mundo, también entre las mujeres del Kurdistán.

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