El resurgimiento de Rusia

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El ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov saluda a su homólogo turco, Mevlut Cavusoglu, en presencia del iraní  Mohamad Jaad Zarif durante la cumbre de Moscú del 20 de diciembre. / Natalia Kolesnikova (Efe)

Hace tiempo que se viene hablando del resurgimiento de Rusia como potencia mundial pero no cabe duda de que ha sido 2016 el año en que se ha confirmado tal recuperación, aunque sería un error achacar tal protagonismo al desafío a Europa en la guerra de Ucrania o a su implicación en la crisis siria a favor de Bachar al Asad. Más bien, la nueva y agresiva estrategia exterior de Vladimir Putin intenta recuperar la extensa región del planeta que, desde el Cáucaso a China, quedó huérfana tras la desintegración de la URSS y que, a partir de entonces, fue blanco de la política expansionista norteamericana.

Así, al menos, está recogido en las líneas maestras de estrategia internacional presentadas por Putin el pasado 30 de noviembre ante la Asamblea de la Federación Rusa, según las cuales, Rusia está llamada a ser uno de los países más influyentes del mundo contemporáneo. Para ello, se mantendrán acuerdos bilaterales, en términos de igualdad, con Estados Unidos y la Unión Europea, mientras se restablecen los vínculos rotos con las repúblicas exsoviéticas de Asia Central que se independizaron al desintegrarse la URSS durante la última década del siglo XX.

Tal estrategia tendrá dos plataformas fundamentales de actuación: la Unión Económica Euroasiática junto a Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguizistán, Tayikistán y Uzbekistán, y la Organización para la Cooperación de Sanghai para el desarrollo económico, cultural y en materia de seguridad que incluye también a China. La arriesgada apuesta en Siria, país que también mantuvo una estrecha y prolongada relación con el bloque soviético, y, a través de Siria, en el Mediterráneo oriental debiera inscribirse dentro de esta amplia operación estratégica que tiene entre sus resultados concretos más evidentes la revalorización de la base naval de Tartús y estableciendo otra aérea en Latakia, ambas en las costa mediterránea.

Aún se podrían mencionar otros avances diplomáticos de Rusia en este mismo marco geográfico: la mejora de las relaciones con Benjamin Netanyahu, el acercamiento del presidente palestino Mahmud Abbas a Moscú para que medie ante el Gobierno hebreo y los contactos con el general Khalifa Hifter, jefe del Ejército Nacional de Libia, que ha visitado en dos ocasiones Moscú para estrechar igualmente la cooperación militar con Rusia.

Pero, si hubiera que destacar alguno de estos “éxitos” rusos en política exterior, habría que mencionar las maniobras para que Turquía negocie el fin de la guerra siria al margen de sus aliados atlantistas. Rusia ha sabido aprovecharse de la grave crisis de política por la que atraviesa el Gobierno turco y, sobre todo su agrio enfrentamiento con EEUU y la Unión Europea en torno a la estrategia a seguir en Siria, para cerrar filas con Ankara y marginar definitivamente al “bloque occidental” de cualquier solución a este sangriento conflicto. Las negociaciones turco-rusas para reanudar el gasoducto Stream por el mar Negro o para la adquisición del sistema balístico de defensa Antey-2500, basado en los poderosos misiles S-300, son un claro mensaje a EEUU, la Unión Europea y al conjunto de la OTAN para que acepten los planteamientos turcos en la guerra siria si no quieren que su valioso y único aliado musulmán en Oriente Medio se eche en brazos de Moscú.

Ni siquiera el asesinato ruso en Ankara ha podido empañar este acercamiento, que quedó consagrado el 20 de diciembre con la mini cumbre en Moscú entre los ministros de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov; Irán, Mohamad Javad Zarif, y Turquía, Mevlut Cavusoglu.

No deja de ser significativo, en este sentido, que tanto Siria como Turquía sean en estos momentos, de la mano de Rusia, candidatos a la Unión Euroasiática y al acuerdo de Sanghai. Con el permiso de Irán, la futura Siria, Turquía e incluso Egipto y Libia podrían ser la avanzadilla de ambos tratados a las puertas de Europa en pleno mar Mediterráneo.

Se trata de una paradójica situación solo explicable debido a la actual debilidad del “bloque occidental” ya que el único principio estratégico que guía a Tayip Erdogán para realizar tal radical giro en su política exterior estriba en hacer cualquier cosa con tal de mantenerse en el poder. No cabe duda de que el aumento de las amenazas exteriores, especialmente del terrorismo islamista y las últimas oleadas de refugiados, han contribuido a este debilitamiento internacional de las posiciones de Europa y Estados Unidos en Oriente Medio. Ambos problemas han servido de caldo de cultivo para el crecimiento de fuerzas proteccionistas y ultranacionalistas en numerosos países, comenzando por el triunfo de Donald Trump en EEUU, siguiendo por el del brexit en el Reino Unido, los avances electorales de Marine Le Pen en Francia y Norbert Hofer en Austria, el cada vez más agresivo movimiento alemán contra la política de refugiados de Angela Merkel y la irrupción de partidos de derecha radical en Suecia, Polonia o Hungría.

Las matanzas de Bruselas el 22 de marzo, la de Niza el 14 de julio y la de Berlín en vísperas de estas Navidades, su estrecha relación con los atentados de París hace también ahora un año y la cada vez mayor certeza de que el Estado Islámico utiliza a refugiados para llevar a cabo estos sangrientos atentados está poniendo a prueba la capacidad de la Unión Europea para dar una respuesta conjunta y coherente a la nueva y compleja situación internacional que se está creando.

Europa y sobre todo las fuerzas progresistas se enfrentan al desafío de replantear el sistema de alianzas con los graves inconvenientes de que difícilmente pueden contar con el paraguas del “amigo americano” y que tampoco parecen muy efectivas las sanciones impuestas por una economía prácticamente en recesión contra otra, la rusa, que, pese a sus grandes deficiencias estructurales, está abandonando el estancamiento para entrar en una fase de crecimiento.

3 Comments
  1. aj says

    ¿amigo americano.. «de los progresistas» europeos? no sé, eh?

    Europa tenía que haber evitado la guerra de Siria: se habrían evitado la avalancha de refugiados. Además todo el norte de África podría ser un lugar para poner plantas solares de energía eléctrica que abastecieran Europa (por el Sol y la temperatura todo el año) (había hace años un plan europeo para hacerlo, pero ese plan es incompatible con las guerras: Libia Siria Sudán Egipto (golpe) etc, sin contar Ucrania Georgia (Osetia), Turquía (golpe). Si hubiese riqueza en el norte de África (y en otros países de África) los refugiados no tendrían tanto interés en venir específicamente a los países europeos como Alemania, Francia, Inglaterra, y nos habríamos ahorrado el Brexit.. Incluso el precio del petróleo alto favorece la creación de plantas solares porque con la tecnología actual sería (ya! es) una electricidad muchísimo mas barata ¿y quien ha estado forzando el precio del petróleo a la baja, con el fráking)? ¿quien dijo que Europa tenía que importar gas licuado en barco desde Estados Unidos, a través de puertos especiales como los de España? están pirados y las consecuencias son estas: menudo amigo..

    (Incluso nos habríamos ahorrado los atentados yijadistas, o por lo menos la mayor parte de esos atentados, que no tendrían sentido en países que estuviesen en contra de esas guerras, y que defendiesen y promoviesen un proceso de paz en Palestina/Israel y que estuviesen en contra de guerras como la de Siria y Libia (e Irak por ejemplo, recordar que Francia se opuso a esa guerra), y si a pesar de todo hubiese atentados, pues por lo menos se les vería el plumero..)

    (de acuerdo, lo de incendiar el norte de África lo puede hacer cualquier país con servicios de espionaje potentes, pero también es verdad que a los europeos nos interesa que las grandes potencias (EEUU, China, Rusia) se vigilen entre ellas, porque nos interesa un mundo multipolar en paz, en lugar de un mundo con una sola potencia supremacista en guerra perpetua en decenas de países a la vez (para mantener el control, y la «supremacía») y a la que habríamos estado asociados a través de tratados como el TTIP CETA etc para agregar población y territorio comercial a los Estados Unidos de los que seríamos una mera colonia política; o peor, con el tiempo) ¿amigo americano.. «y de los progresistas» europeos? no se yo, eh?
    (la guerra es la peor de las enfermedades, la peor de las catástrofes, si tu país está en guerra y peor en una guerra como la de Siria ¿que mas te da que tus amigos defiendan «los derechos de …etc», y sean «progresistas»?)
    Irak/Siria:
    http://web.archive.org/web/20160312002759/http://cdn2.vox-cdn.com/assets/4399741/Baghdad_change_2005_2007_crop2.jpg
    http://web.archive.org/web/20161229221011/http://musingsoniraq.blogspot.com.es/2009/11/blog-post.html
    http://bit.ly/2iiV87X

  2. juanjo says

    ¿Y en qué consiste el resurgimiento de Rusia?
    …¿en qué puede triturar y reducir a un gran cementerio la Europa Occidental?.
    ……
    ¿o en que un tirano inamovible tiene acojonado a la totalidad de los rusos y parte de sus vecinos, y en un próximo futuro puede acojonar a los franceses, alemanes, españoles, etc.?
    ….
    ¿o en que es capaz de casarse canónicamente con ese hechicero que ha hecho retroceder la cultura turca 100 años?
    ..
    No entiendo

  3. EUDO says

    Lo de los planes expansionístas de USA no son nuevos. Lo advertía Diego de Gardoqui y Arequibar que fue el primer embajador de España en USA al negarse a permitir la navegación de los americanos del norte por el Misisipi.
    Después de la importantísima ayuda españolaa la independencia de Los Estados Unidos de Norteamerica, se revolvieron contra los que les habían facilitado armas y bagajes y se quedaron con Arizona, La Florida, Nuevo Mexico, California, Texas, Oregon, etc.
    Ahora les niegan el pan y la sal a los mexicanos
    Menudos personajes
    Por cierto, Floridablanca mandó a Diego de Gardoqui de embajador a Turin y les dió permiso para navegar por el Misisipi.
    Para que ahora nos permitamos ser sus aliados.
    Menos mal que los cubanos los pusieron en su sitio
    Claro que su jugada con Cuba les salió mal ya que los cubanos se negaron a ser parte de Norte América.
    Recordemos al Maine

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