Grecia, la juventud y la estrategia del miedo

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Pablo Padilla *

Pablo_Padilla_nueva6 de diciembre de 2008. Alexandros Grigorópulos, joven anarquista de 15 años del barrio ateniense de Exárjia, es asesinado a sangre fría por un policía. Este hecho desencadena la conocida "revuelta griega de 2008" en la que se ven involucradas decenas de miles de personas en numerosas ciudades del país heleno. Supone la mayor movilización social, con un fuerte componente juvenil, desde los tiempos de la Dictadura de los Coroneles.

5 de marzo de 2010. Se aprueba la "Ley de Protección de la Economía", que se traduce en un brutal paquete de recortes. Poco después, el 23 de abril, el ejecutivo solicita la activación del rescate "ofrecido" por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional.

5 de mayo 2010. Una nueva huelga general paraliza los transportes, hospitales, escuelas y gran parte del sector privado. Un día antes, una pancarta que insta a los pueblos de Europa a levantarse ("Peoples of Europe, rise up!") es desplegada en la Acrópolis de Atenas y su imagen da la vuelta a lo largo del continente.

29 de mayo 2011. Mientras en el Parlamento se debaten nuevos recortes en salarios y privatizaciones, más de 40.000 personas se reúnen en la Plaza Syntagma. Se producen movilizaciones permanentes hasta el 26 de junio, día en el que se aprobaron las "medidas anti-recesión", acompañadas por una brutal represión (46 heridos) a las afueras del Parlamento.

Podría señalarse también el cierre de la televisión pública y la férrea defensa que hicieron sus trabajadores; la petición del segundo rescate en febrero de 2012; las elecciones del 6 de mayo en las que Syriza alcanza el 16%, posicionándose como segunda fuerza política; y otras muchas más...

Estas son sólo algunas fechas relevantes para entender cómo llegamos a este Domingo, 25 de enero de 2015. Nuevos comicios en los que las encuestas dan como ganador a Syriza mientras Merkel, el FMI y otros amantes de la democracia, véase Rajoy, agitan la campaña del miedo y anuncia serias catástrofes en caso de efectuarse dicha victoria.

Sin embargo, es complicado que esta estrategia surta efecto entre la juventud griega. Una juventud que sufre una tasa de paro superior al 55%, que ha visto cómo desmantelaban el sistema de Formación Profesional, que pasa frío en sus centros de estudio o que ha visto cómo le impedían hacer la selectividad por participar en las protestas no va a alterarse por los cantos de sirena de quienes les roban el futuro.

Hablamos de una juventud a la que le "han propuesto" que trabaje gratis para así poder emigrar mejor y a la que imponen un salario mínimo interporfesional que ni en los tiempos de la esclavitud. Una juventud que no es tonta y que sabe quiénes son los verdaderos responsables del horizonte de paro y precariedad que define sus vidas.

Esto sin duda tiene que ver con el hecho de que los representantes de la Troika en Grecia, léase Nueva Democracia y el PASOK, intuyendo que la estrategia del miedo quizá no cale entre la juventud, se hayan puesto manos a la obra para minimizar su presencia en las elecciones del domingo. ¿En qué se traduce esto?:

Por un lado, los 200.000 jóvenes que han abandonado el país no podrán votar porque dicen las autoridades que no es posible tecnológicamente. De esto también sabemos un poco en España. Es curioso porque los expatriados griegos ya consiguieron votar en unas elecciones nacionales en 1862 y se da la paradoja, como señala Nikos Stapoulopulos con su iniciativa New Diaspora, de que en las elecciones europeas sí que tienen derecho al voto. Por otro lado, la ley dice que las personas que cumplan la mayoría de edad en el año que se realicen las elecciones tienen derecho a votar. Sin embargo, casualidades de la vida, esta vez alrededor de 100.000 jóvenes no podrán hacerlo porque el adelanto de las elecciones, argumentan desde el Gobierno, no ha permitido actualizar el censo.

Llamadme desconfiado, pero que los amantes de la democracia liberal, reducida a un mero procedimiento, nieguen el derecho al voto a cerca del 10% del censo huele mal. Y más si tenemos en cuenta que el 40% de los jóvenes entre 18 y 24 años votaron Syriza en las pasadas elecciones europeas frente a un pobre 10% que apoyó a Nueva Democracia.

Pretenden llevar el secuestro de la soberanía hasta las últimas consecuencias, pero no les va a salir bien la jugada. La juventud griega, al igual que la juventud del resto de los países del Sur de Europa, sabe que el momento de los corruptos y los vendepatrias ha terminado. No sólo porque lleguen unos comicios electorales, sino porque la revolución democrática lleva años gestándose y las elecciones del domingo son una de tantas batallas que hay que pelear.

No hay que ser un fan de Syriza, ni pensar que Alexis Tsipras va a llevar al pueblo griego al paraíso, para apostar por el cambio. La minoría que lleva enriqueciéndose a nuestra costa y condenándonos a la miseria tiene los días contados. La juventud griega movilizada, independientemente de su voto, seguirá trabajando y organizándose para tener una vida que merezca la pena ser vivida. Y ahí, en ese camino, que será largo y lleno de dificultades y obstáculos, nos encontraremos.

Roge Kliz (YouTube)
(*) Pablo Padilla es miembro de Juventud SIN Futuro y de la Oficina Precaria.

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