Las elecciones del 26-J, explicadas a una niña de nueve años

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Francisco Serra

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Una mujer deposita su voto durante las elecciones del pasado 20 de diciembre. / Efe

Un profesor de Derecho Constitucional acompañó a su hija a la celebración de un cumpleaños. La niña se entretenía mirando los escaparates de las tiendas y, de reojo, podía leer los titulares del periódico que su padre había comprado minutos antes. Riéndose, comentó:

-¡Qué bien, papá! ¡Va a haber otra vez elecciones!

- ¿Te alegras?

- Pues claro. En el colegio nos han dicho que son la fiesta de la democracia y, por eso, ¡cuantas más, mejor! ¡Es como si este año se celebraran dos veces las Navidades!

- No esperes más regalos (contestó, algo receloso, el profesor).

Después de quedarse pensativa unos instantes, la niña preguntó, esperanzada:

- ¿Puede haber unas terceras elecciones?

- No creo. Ya es un fracaso que haya habido que votar de nuevo sin que llegara a formarse un Gobierno.

- ¿Y quién va a ganar esta vez?

- Me parece que va a quedar más o menos igual. Quizás Unidos Podemos obtenga algunos escaños más y los socialistas algunos menos, pero no es fácil que se pongan de acuerdo. Tampoco creo que el PP y Ciudadanos puedan tener mayoría suficiente.

- ¿Y si se unen el PP y los socialistas?

- Eso sería una gran coalición, pero irritaría a la mayoría de los militantes del PSOE. La única forma de hacer aceptable un acuerdo entre los partidos hasta ahora predominantes sería sumando además a Ciudadanos. Así podrían llegar a tener los dos tercios de los escaños del Congreso de los Diputados y una mayoría aplastante en el Senado.

- ¡Vaya, esa sería una coalición muy grande, “enorme”!

- Demasiado grande. Quizás se arriesgaran a intentar reformar el texto constitucional, dejando a Unidos Podemos al margen de la negociación.

- ¿Y qué harían entonces esos partidos?

- Exigirían un referéndum y nadie sabe lo que podría pasar, porque muchos socialistas no entenderían que se hubiera preferido esa alianza frente a la posibilidad de formar un Gobierno de progreso y votarían en contra. En ese caso, el sistema establecido desde la transición entraría en crisis.

- ¡Y pensar que todo eso depende de unos cuantos votos!

Siguieron caminando en silencio y al cabo de un rato la pequeña volvió a preguntar:

- Papá, ¿cuándo es mi santo? En realidad, hoy no es el cumpleaños de la niña que nos ha invitado a la fiesta, pero como cae en verano y todas estaremos de vacaciones… lo celebra hoy, que es su santo. ¡A lo mejor, el mío es el 26-J, el día de las elecciones!

- No creo. Espera que lo mire en Google… ¡Ufff…! ¡Tu santo es el 18 de julio! ¡No es un día para celebrar nada!

- ¿Por qué, papá?

- Ejem… Bueno… Es el día que se levantaron los militares contra la República y empezó la Guerra Civil.

- ¡Qué mala suerte!

La niña se quedó algo triste, pero poco después inquirió de nuevo a su padre:

- ¿Y cuál es el santo del 26-J?

- A ver… San Pelayo, algunos mártires romanos y… ¡No puede ser! ¡San Josemaría Escrivá de Balaguer!

- ¿Y ese quién es?

- El fundador del Opus Dei, una organización religiosa que ha tenido mucha influencia en la política española desde la época de Franco.

- ¡Qué raro! ¿No? ¿Habrán elegido esa fecha adrede?

- Pues… no creo. Será una casualidad…

- Cuando el PP sacó tantos diputados, también era un día curioso, ¿verdad?

- Eeh… sí. Pero esas elecciones las convocó el Gobierno socialista: el 20-N de hace cuatro años y medio, el aniversario de la muerte de Franco y del fundador de la Falange.

- ¿Y qué es eso de la Falange?

- Un partido político español, de ideología fascista, que se unió durante la guerra a otros grupos muy de derechas para formar el Movimiento Nacional, la única organización política permitida por la dictadura.

- ¿Y tuvo mucha fuerza?

- Sí, sobre todo durante la guerra y en los años siguientes, hasta la llegada de los tecnócratas del Opus al Gobierno.

- ¿Y el 26-J, el día del santo ese, va a volver a haber un gobierno de tecnócratas?

El profesor se quedó pensando y luego musitó, como para sí: “Es posible, es posible que esta vez, si las elecciones no arrojan un resultado claro, se opte por un gobierno técnico...”

La niña observaba, en silencio, a su padre que, después de mucho reflexionar, concluyó: “No es una buena solución. Lo que el país exige son decisiones políticas que nos libren de esta sensación de parálisis que se va extendiendo por todo el cuerpo social”.

- ¿Y tú crees que eso se va a pasar?

El profesor se encogió de hombros y urgió a su hija:

- ¡Vamos rápido, que ya habrá empezado la fiesta!

1 Comment
  1. juanjo says

    ¿Y dónde venden estos papás?
    … Porque, qué majico…!

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