Comer ladillas

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Orugas_consumo_humano
Criadero de orugas para consumo humano en un mercado de África Central. / Captura de vídeo de la FAO (YouTube)

Televisiones, radios y periódicos han difundido a todo trapo una novedosa propuesta de la Agencia para la Alimentación y la Agricultura de la ONU (FAO) para combatir el hambre en el mundo: comer insectos. Ya sabe, saltamontes, hormigas, gusanos, escorpiones…Si usted es un hombre de mundo, un tipo viajado, es posible que la noticia le haya dejado frío: seguro que ya se ha zampado un cucurucho de chapulines en México o ha saboreado una brocheta de grillos en Tailandia. Pero el resto de mortales, con menos kilómetros a sus espaldas, ha quedado muy sorprendido. No se habla de otra cosa en tertulias, debates, barras de bar y blogs como éste.

En diferentes informativos televisivos aliñan la noticia con las habituales entrevistas callejeras. Gente que camina por la calle Preciados, en Madrid, y pone cara de asco cuando le enseñan una cuchara con gusanos de seda fritos. No parece muy serio. Ni muy creíble: han elegido un mal momento, un mal lugar y un mal menú para realizar esa encuesta.

En España ocho millones de personas, alrededor del 20% de la población, vive con ingresos inferiores al 50% de la renta “per cápita nacional”, por lo que son considerados pobres. El 31,7 % de los andaluces está por debajo del umbral de la pobreza, según la Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística. “No sabía que existía el hambre en España, creí que eso sólo pasaba en África”, dijo Tamara Falcó, hija de Isabel Presley, en una entrevista reciente.

Pues sí, Tamara, en España se pasa hambre. Tanta que cada noche se pueden ver grupos de personas buscando comida en la basura, fantasmas que tratan de llenar las neveras con productos rescatados de contenedores de supermercado. En nuestro país cada vez es mayor el número de ciudadanos que utiliza los comedores sociales para, ahorrando de esta manera algún dinero, poder pagar alquileres e hipotecas. El pasado año la demanda de estos comedores creció de tal manera en lugares como Barcelona, que se formaron listas de espera de hasta 23 días. Solo en Madrid, los comedores sociales sirvieron durante el primer trimestre del año un 65% más de comidas que en el mismo periodo del año anterior.

¿Insectos? Si todo sigue así, seguro que algún político ingenioso propondrá en breve que los escolares se coman sus propios ácaros. Despiojándose como monos en el recreo, los chavales matarían dos pájaros de un tiro: alimentarse y desparasitarse. No exagero. Unicef y Cruz Roja alertan de que en nuestro país viven más de dos millones de niños en situación de pobreza relativa. En España el 17,1% de los menores vive por debajo del umbral de la pobreza (15.820 euros anuales para una familia de dos adultos y dos niños). Es decir, que 30.000 familias con niños pasan hambre. Y la solución no parece cercana: cada niño que nace en España lo hace con una deuda pública de 15.570 euros.

Insectos... A este paso tendremos que considerar la ladilla como una delicatesen digna de una carta de Ferrán Adriá, y a nuestras propias ingles como granjas de proteínas indispensables para alcanzar la soñada autosuficiencia. Aunque, como dijo el gran Thoreau, amante de la vida sencilla, en Walden, “No tengo duda de que es parte del destino de la raza humana, en su mejoramiento gradual, dejar de comer animales”.

Vídeo de la FAO sobre la cría y obtención de insectos en África Central. / YouTube
1 Comment
  1. qq says

    España es el mundo al revés. Aquí son los insectos los que nos comen a nosotros. Especialmente los chupasangres, que están ahítos de tanto sorbernos el tuétano. Anda que no hay ejemplos de ellos: Botín, Rato, Puig, Brufau, Alierta, Aznar, Blanco…. y no sigo, que salen a nubes. Así de paliduchos y desvaídos estamos, porque claro, cada vez queda menos que quitarnos….

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