España por un caballo
- Última semana de representaciones de 'Ricardo III' en el Teatro Pavón Kamikaze de Madrid
Este domingo 10N tiene algo de especial. Son las cuartas elecciones generales en menos de cuatro años, sí, pero no es solo eso. Comienza una cuenta atrás: tan solo falta una semana para que finalicen las representaciones de Ricardo III en el Teatro Pavón Kamikaze de Madrid. Imperdible: versión libre de la obra de William Shakespeare de Miguel del Arco y Antonio Rojano; dirección del propio del Arco; protagonizada por un Israel Elejalde en estado de gracia; acompañado por sobresalientes Alejandro Jato, Álvaro Báguena, Chema del Barco, Verónica Ronda, Cristóbal Suárez y Manuela Velasco. ¡No se la pierdan!
Shakespeare trágico, siempre actual. El clásico tiene esa virtud de diseminar los subterfugios del poder como nadie lo ha hecho. De tal manera, Shakespeare nunca pasa de moda, ni pasará. Porque hablar del poder, es hablar de lo humano y lo inhumano, porque hablar del poder es hablar necesariamente del abuso. Abuso del poder.
Ricardo III es uno de los personajes más complejos de la obra de Shakespeare. En comparación con Hamlet, alcanzan la locura por unos motivos y llegan a ella por unas sendas bien distintas. Si el príncipe de Dinamarca enloquece ante el precipicio del desconocimiento, ante la obligación del pensamiento para salir de la ignorancia, para situarse en el ser o en el no ser, en la madurez o en la niñez, Ricardo III enloquece huyendo del raciocinio, por puras entrañas, por pura ambición. Por poder. Un poder que le produce ceguera y, una vez lo ha conseguido, no es capaz de ver lo que le viene encima. Acabará perdiendo su reino, por un caballo.
Del Arco, con su dirección, junto a Rojano, ambos realizan conjuntamente la versión del clásico, logran poner sobre las tablas un espectáculo de una precisa actualidad. No porque el cadáver de Franco aparezca sobre el escenario y lo tiren a la basura; no porque las referencias veladas a la política actual haga que el público piense en Villarejo, en Bárcenas, en plagios de tesis doctorales durante las escenas; no porque haya algún personaje que recuerde tanto al responsable de comunicación de un partido estatal que tenga que pellizcarse para asegurarse que está en el teatro y no viendo La Sexta Noche.
No por todo esto, que también, sino porque las intrigas palaciegas y las batallas cortesanas, el enfrentamiento entre familias de la nobleza, los York y los Lancaster, producen una violencia tal que lejos de quedarse en el interior del palacio, bajo las alfombras, se expande por todo el reino, por toda la sociedad, generando guerra, dolor y sufrimiento: política en estado puro. Por esto, y porque la figura de Ricardo III, ese hombre que ansía a concentrar en él mismo todo el poder, todo el abuso de poder, recuerda mucho a los hiperliderazgos que nos encontramos en la actualidad política estatal, e internacional.
Del Arco impregna la obra del ritmo frenético del presente, marcado por el constante directo televisivo, por la presencia permanente de terminales móviles que graban e inmortalizan situaciones que sacadas de contexto adquieren valores funestos, porque la performance se confunde con la realidad y todo se tiñe de una incerteza próxima a la locura. Los medios de comunicación que crean realidades para modificar la historia. Y así, el protagonista, Ricardo III, Israel Elejalde, termina la obra solo, derrotado, habiendo llegado a lo más alto del poder, del abuso del poder, para lamentar perder un reino, por un caballo, en batalla contra Richmond.
Hoy, 10N, las intrigas palaciegas y las batallas cortesanas implican a la sociedad al completo. El abuso de poder se vuelca sobre la ciudadanía. Y los medios de comunicación crean realidades para transformar la historia en connivencia con el poder político, económico, judicial. El Estado y sus tentáculos. A pocos días de que finalice la campaña electoral hemos conocido detalles de sumarios judiciales que pueden volcar el sentido de voto hacia un lado y otro, previo tratamiento interesado de medios de comunicación.
Las elecciones se repiten en un momento marcado en rojo en el calendario, un otoño fatal en el que las decisiones palaciegas han llevado a la sociedad a una tensión brutal cuyo clímax se verá hoy. El poder, el abuso de poder y esta noche, algún actor interpretará a Ricardo III y aparecerá solo, en el escenario, en medio de la batalla, repitiendo: España por un caballo.