El Vistalegre del PSOE

Jesús Cuadrado *

En Madrid, aleccionado por Cristina Narbona, Pedro Sánchez hizo una apuesta por “cero carbón”; en Valladolid, una hora de AVE después, estampaba su firma en el casco de un minero y se comprometía “a muerte” con el carbón nacional. Es el verdadero Pedro Sánchez, el maestro del zigzag, el que solemniza una idea y su contraria con idéntica pasión. Un chollo para los tertulianos “cuota PP”, que pueden encontrar sin esfuerzo pruebas de contradicción a cada propuesta que firme el líder del “NoEsNo”. Un chollo, en fin, para los competidores del PSOE, como tiene acreditado con sus antecedentes electorales.

Como obra de un sargento chusquero calificó Josep Borrell la forma en la que “dimitieron” a Sánchez en el Comité Federal del PSOE. Al ver cómo un grupo de notables pretende resucitar al dirigente socialista que más estrepitosas derrotas ha aportado a la causa, al comprobar cómo intentan reconvertir a quien firmara un acuerdo de gobierno con Ciudadanos, “la marca blanca del PP”,  en una torpe imitación de Iglesias, líder de Podemos, y hacer de esta larga marcha hacia el intento de control del PSOE una suerte de Vistalegre 3, me pregunto si los Tezanos, Escudero, o Narbona no se habrán puesto a las órdenes de un sargento chusquero.

Sólo una buena dosis de narcisismo ha podido hacerles caer en la tentación de presentarnos a un experto en derrotas como la esperanza para resucitar al partido al que él mismo hundió electoralmente. Si están pensando en reproducir aquí el milagro de Benoît Hamon en Francia, hundido en las encuestas y saludado también como “la vuelta a la izquierda”, ya pueden ir poniendo las barbas a remojar ante el hundimiento anunciado del Partido Socialista francés por semejante chapuza. Confundir militantes con electores, se paga caro. Enardecer a militantes hartos de derrotas electorales puede servir para ganar batallas internas, pero no conmueve a los votantes. No es el verbo y la liturgia de las viejas tradiciones de partido, incluidos la Internacional y el puño en alto, lo que salvará al PSOE de su camino a ninguna parte. “Encontrar un hogar no es lo mismo que habitar en el lugar en el que vivieron nuestros antepasados”.

Lo que hunde al PSOE es mostrarse como una organización que no sabe qué representa. Entre miles, un ejemplo. Jordi Sevilla, el “experto” de máxima confianza de Pedro Sánchez en sus momentos estelares, fue el encargado, a raíz de una sentencia de la justicia europea, de fijar la posición del PSOE sobre el atraco a millones de españoles con las cláusulas suelo y, hace unos días, lo ha fichado el BBVA para que proporcione ideas que le eviten al banco tener que devolver el dinero que birlaron a sus clientes. Eso es lo que hunde al PSOE. Aunque ahora diga Félix Tezanos, uno de los nuevos “sabios” que orientan a Sánchez, que éste “ha cambiado mucho”. El veterano guerrista lo dirá con la misma autoridad con la que preveía en su encuesta de un mes antes de las elecciones del 20D que el PSOE ganaría por goleada con un 32% de los votos. Como es bien sabido, ganó el PP y se hundió el Partido Socialista, que aún empeoró el 26J. ¡Profetas para un PSOE renovado!

El plan es imitar a Podemos para, posteriormente, pactar con Podemos. Mal plan; podrá servir para mantener algunos puestos en la política activa, pero es un desastre anunciado para el futuro del PSOE y, sobre todo, para la construcción de una alternativa de izquierda a Rajoy. Si en Vistalegre 2, con la caída de Íñigo Errejón ( le recomiendo la lectura de El Dios que falló, de Koestler),  ya se podaron algunas ramas conectadas a sectores importantes de la izquierda y si, en una suerte de Vistalegre 3, ganan los sanchistas, PSOE y Podemos van a competir por los mismos electores (con ventaja obvia para los de Iglesias). Abandonada la opción real del centro-izquierda, el espacio en el que se pueden ganar las elecciones, quien saca ventaja es el PP, al que le regalan el reclamo de la estabilidad política. Si el partido de Iglesias cree que les conviene un Partido Socialista débil, dirigido por Sánchez, comete un serio error de visión política; pierden ellos, pierden los socialistas y gana Rajoy. No habrán interpretado el mensaje de la pérdida de más de un millón de votos con la “suma” de IU ni lo que está ocurriendo en Grecia, donde el hundimiento en las encuestas de Syriza anuncia que el sorpasso terminará en un contundente tortazo para toda la izquierda griega.

Si el próximo liderazgo de los socialistas debe ofrecer a los españoles un proyecto que proporcione estabilidad, Pedro Sánchez, conocido por los constantes cambios en su posición política, es quien menos les conviene. Lo que piensa la gente ante tanto bandazo es, “este tipo no sabe lo que defiende”. Si el ingrediente fundamental del liderazgo es el carácter, qué pensar de alguien que en horas es abandonado por todo su equipo, desde Antonio Hernado a Óscar López, pasando por su lugarteniente César Luena. ¿Carácter? ¿Un aspirante que ya se subordina a Podemos y se ofrece al nacionalismo soberanista? Ni firmeza en las posiciones ni carácter se suplen haciendo de Sánchez un Ecce Homo. Pero, desde el otro sector, al engordar el victimismo con declaraciones desde despachos y coches oficiales demuestran no entender en qué situación está el partido. Tanta torpeza puede provocar el mayor riesgo para el futuro inmediato del socialismo: que una victoria de Pedro Sánchez coloque al PSOE en el punto de partida, en la encrucijada en la que él mismo le situó aquel 26J con los 80 diputados, que vuelva para continuar con la labor de demolición.

Después de Vistalegre 2, donde ganan todo el poder quienes centran su discurso político en la ingenua identificación del capitalismo con un sistema político, si se impone ahora en el Partido Socialista un Vistalegre 3 con la victoria del “NoEsNo”, se bloquearán en la izquierda española las vías convencionales de cambio, se hará inviable un modelo socialdemócrata como el que triunfa en los países nórdicos, se achicará el terreno electoral de la izquierda española. El problema es pretender construir un proyecto socialdemócrata sin socialdemócratas, como reflejan esos documentos cansinos que siempre repiten el mismo guion hueco de los guionistas de siempre. Frente a estas narraciones tan desacreditadas, conviene recordar a Tony Judt: “La socialdemocracia no representa un futuro ideal; ni siquiera representa un pasado ideal. Pero es la mejor de las opciones que tenemos hoy”. ¿Tiene futuro la socialdemocracia en España?

De momento, si esta deriva suicida de reducción del espacio político en la izquierda española no se corrige, habrá un único beneficiario: el PP, que, tacita a tacita, se va convirtiendo en el referente de la estabilidad y la seguridad, a la vez que la izquierda, palada a palada, se va enterrando en el hoyo de “la inestabilidad es cosa nuestra”.

(*) Jesús Cuadrado. Catedrático de Geografía de Enseñanza Secundaria. Militante y exdiputado del PSOE.