El tío da la vara

José Mota, estrella de la televisión pública y protagonista de la última película de Alex de la Iglesia, da lo mejor de sí mismo en los sketches sobre bancos. El gran humorista siempre es tronchante, pero cuando ironiza sobre hipotecas, planes de pensiones o préstamos es como para descojonarse de risa. No se pierda el detalle sutil del primer vídeo: ¡el banco se llama Hipocritario! ¿Qué le habrán hecho los bancos y cajas a este hombre para ser tan demoledor en sus críticas? Algo muy gordo tiene que haber sido…

Mota golpea sin piedad a los ricos y poderosos, y denuncia los trafullos y malas artes de las entidades financieras mientras hace que se nos resquebraje el pecho de la risa. Brillante estrategia ¿verdad? Como un Lenny Bruce manchego, Mota demuestra que su humor va más allá del chascarrillo gañán y la tosca carcajada, puesto que lo que podría parecer un divertimento simplista realizado por un humorista repetitivo, chillón y de escaso talento, en realidad tiene como trasfondo un valiente compromiso social. Estamos ante un indignado, no se lo pierda, ante un antisocial que utiliza su arte cómico como otros hacen con el cóctel molotov: para resquebrajar los cimientos de esta sociedad en descomposición. ¡Con dos cojones!

La labor de Mota como dinamizador social es tan altruista y sincera, tan trascendental y valiente, que incluso ataca a la bestia desde el interior mismo de su guarida. ¡No le teme a nada este sedicioso, adalid de la equidad y la justicia! Y es que mientras que por un lado ridiculiza a bancos y cajas, por otro se infiltra en la estructura del enemigo y promociona sus planes de pensiones. ¡Olé tus huevos, tío de la vara!

España necesita muchos tipos como Mota, coherentes, incorruptibles, ingobernables, hipocritarios...