El enemigo del año

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La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, en una rueda de prensa el pasado martes. / Manuel Bruque (Efe)
La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, en una rueda de prensa el pasado martes. / Manuel Bruque (Efe)

En Navidad, festividad de profundas connotaciones religiosas, se han impuesto definitivamente los elementos paganos. En estos días, diseñados en su momento para la paz y el amor, el mundo ha dado un giro y baila al ritmo de los muñecos de Cortylandia, las cenas de empresa y los regalos de reyes. Normal: España necesita menos gilipolleces y más consumo. El dinero tiene que moverse, cambiar de manos, entrar y salir. Si todos fuesemos como el alcalde de Murcia, el popular Miguel Ángel Cámara, este país estaría acabado: según un informe de la Agencia Tributaria, ni él ni su mujer movieron dinero en las cuentas de su banco, ni mediante tarjeta, ni cheque, ni ventanilla, durante 2005 y 2006. Una pareja frugal, qué duda cabe.

La austeridad mata. Afortunadamente no todo el mundo es tan austero como estos murcianos. Muy cerquita tenemos a Rita Barberá, también del PP, también al frente de un Ayuntamiento, pero con un nivel de vida muy diferente del edil murciano: televisores de plasma, cámaras de vídeo, cheques regalo de 600 euros de El Corte Inglés, cajas de puros Montecristo, minicadenas de música… La cúpula de Feria Valencia, formada por Barberá y sus colegas, recibían regalos de esta categoría. Para la alcaldesa, las mejores marcas: Loewe, Hermés, Carolina Herrera, Bulgari… Lo dice la Fiscalía Anticorrupción.

Los ciudadanos consideran la corrupción el principal problema del 2014. En El Mundo piensan de otra manera, y han editado un suplemento en el que nombran al ébola como “enemigo del año”. ¿Puede ser un agente infeccioso microscópico acelular nuestro gran adversario? “La tragedia del ébola era evitable”, asegura Peter Piot, microbiólogo belga descubridor del virus. Es decir, que el enemigo no es el virus, sino la incompetencia de Ana Mato, la mala gestión internacional, la rapacidad de las farmacéuticas, el desprecio hacia África, la falta de colaboración y de previsión.

En todo el mundo han muerto por ébola 7.800 personas, y hay 20.000 infectados. Cifras que prácticamente coinciden con las de otra grave crisis sanitaria, en este caso española: La Asociación Española para el Estudio del Hígado advierte que hay 25.000 enfermos de hepatitis C que precisan urgentemente los medicamentos de última generación para salvar sus vidas. De ello solo unos 6.000 enfermos, los más graves, recibirán en 2015 el tratamiento que necesitan. Poca cosa, sobre todo si tenemos en cuenta que en nuestro país hay 700.000 portadores del virus de la hepatitis C, de los cuales 480.000 tienen la infección y 50.000 han sido diagnosticados.

El enemigo del año es el desgobierno. Es decir, la mala administración. Aquello que permite que crezcan las desigualdades, que aumenten las injusticias, que el sistema se desmorone. Es decir, que la miseria mate gente en España y en África mientras el dinero de los ciudadanos se dilapida en operaciones bancarias suicidas, ludopatías empresariales, políticas putrefactas y otras miserias de nuestro tiempo.

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