‘Ted 2’: celebración de la oligofrenia

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Cartel de Ted 2. / Universal Pictures

El chico parecía tonto y miren dónde ha llegado. Mark Wahlberg empezó a darse a conocer como un pedazo de carne, un chuleta rapeador nacido y malcriado en Boston, en el seno de una familia numerosa. Hasta fue encarcelado por cascar a un vietnamita en una pelea callejera. Hermano de Donnie Wahlberg, líder de los entonces famosísimos cantantes mojabragas New Kids on the Block, le picó el gusanillo de la música y creó Marky Mark & the Funky Bunch con relativo éxito. Luego llegaron las fotos tocándose el paquete para Calvin Klein y la fama internacional.

Pero pudiendo haberse quedado en eso, en un mal cantante y un modelo bruto y buenorro, Wahlberg, chico listo aunque actor limitado, supo buscar y elegir. Primero intervino, junto a su amigo Leo DiCaprio, en la interesante Diario de un rebelde y ya en la brillante Boogie Nights se metió a la crítica en el bolsillo. El mejor jornal que ha ganado nunca fueron los 15 millones de dólares que se embolsó por ese despropósito de Tim Burton llamado El planeta de los simios.

Pero lo más admirable de Wahlberg no son sus trabajos como actor, sino su labor como productor, verdaderamente ejemplar. El antiguo chico Calvin Klein ha sido nada menos que el padre de la entretenidísima serie El séquito (ocho temporadas para HBO y basada en su propia vida y la de su séquito personal) y de Boardwalk Empire, también para HBO y en la que trabajó con Martin Scorsese, director que le consiguió su única nominación al Oscar como actor gracias a Infiltrados. También ha producido las series En terapia y Buscarse la vida en América y, entre otras, las películas The Fighter, Prisioneros y El jugador, que también protagonizó.

¿Y Ted 2, su nuevo trabajo? Pues es la secuela estúpida de un film estúpido, no tiene más misterio. Y para colmo pierde la sorpresa con la que contaba la primera parte.

El responsable de esta memez es Seth MacFarlane, creador de Padre de familia, una serie, como Ted 1 y 2, construida con una constante y cansina vocación de provocar pero en el fondo demasiado amable. Nunca he entiendo su fama. MacFarlane, uno de los guionistas y productores mejor pagados de la historia, también fue el responsable de una comedia tan espantosa como Mil maneras de morder el polvo.

Ted 2 se nos presenta con un envoltorio de cine políticamente incorrecto, pero no cuela. En realidad es una película mal escrita y tirando a conservadora. El dilema que plantea el film es el siguiente (se lo juro, no me invento nada): El oso de peluche Ted se casa con una rubia bastante vulgar con la que trabaja en un supermercado. Para salvar su matrimonio se propone tener un hijo, pero no puede porque ella es estéril. Entonces deciden adoptar, pero no es posible porque Ted es un objeto, no un ser humano (¿?). Y tras este giro más que idiota, el film se convierte en una película de juicios larga, aburrida y con mensaje progre.

Este largometraje podría haber sido un infantil y olvidable episodio de alguna de las series televisivas de MacFarlane, pero no es así y el medio cinematográfico le queda grande. De hecho, el film, simplón y ordinario, dura casi dos horas, un metraje abusivo para las tres tonterías que nos cuentan.

No hay ni rastro de cine en Ted 2. Más allá de algún gag suelto (el del banco de esperma no está mal), la película es televisiva en el peor sentido de la palabra. Es rutinaria y carece del ritmo que requiere la comedia. Es más: olvida que es una comedia y, de repente, se pone seria, aleccionadora y blandengue. Y es cuando la película naufraga irremediablemente, y lo hace demasiado pronto.

Lo que más me preocupa de Ted 2 es que es un descarado y nada camuflado canto a la oligofrenia. Sus personajes no solo son unos tirados medio tarados y bobalicones, además pasan por la vida sin más, no aspiran a nada. Bueno, a nada que no sea procrear y reproducirse. Y todo ello sin gracia ninguna, claro.

Ted 2, que no ha sido el gran éxito que esperaban en Universal, es el ejemplo de un cine diseñado para espectadores con pocas ambiciones como espectadores, un cine tarugo, plano, poco imaginativo y muy retrógrado a pesar de su fachada. Un espectáculo vacío que nada tiene que ver con el cine. Otra mala comedia americana que carece de gracia y encima aburre.

Trailers In Spanish (YouTube)
1 Comment
  1. enante says

    Ciertamente, el cine estadounidense últimamente no da pie con bola. Hace «nuevas» versiones, secuelas y precuelas, y la mayoría son impresentables, como la comentada en este artículo.

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