“UPyD no bajará la persiana pase lo que pase el 24M”

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Ana V. Toscano *

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Ramón Marcos, uno de los dirigentes consultados por cuartopoder,es, sube al escenario, seguido por Rosa Díez, durante el acto de apertura de campaña del partido celebrado en la plaza de la Independencia de Madrid. / Luca Piergiovanni (Efe)

El argumentario de UPyD en la última semana no deja lugar a dudas. El “poder” y los “poderosos” son, a juicio de sus militantes, los culpables del descalabro electoral que vaticinan las encuestas a la formación liderada por Rosa Díez el próximo 24 de marzo. “Hemos pisado muchos callos de gente muy poderosa”, lleva días repitiendo la líder del partido y, con ella, como si de un mantra se tratase, los candidatos a las municipales y autonómicas.

Así han reaccionado al reciente barómetro del CIS que pronostica la desaparición de UPyD en las 13 cámaras autonómicas donde se eligen nuevos representantes, entre ellas la Asamblea de Madrid (donde consiguió ocho escaños en 2011), y también en el Ayuntamiento de la capital madrileña, donde también perdería a sus cinco concejales. Su única representación institucional a nivel autonómico sería, por tanto, la del diputado vasco Gorka Maneiro, ya que UPyD, por segunda vez, se volvió a quedar sin escaño en la cámara andaluza el pasado 22 de marzo.

Carlos Martínez Gorriarán, responsable de Programa y Acción Política de UPyD, no da importancia a estas previsiones y recuerda que el CIS “siempre se ha equivocado” con su partido. En su opinión, los responsables de este posible batacazo están fuera: son el “poder” y los medios de comunicación, “la mayoría también controlados por el poder”. “Siempre se habla de nosotros con visión apocalíptica. Están continuamente alimentando el deseo de expulsarnos de la vida pública y eso hace mucha mella entre los ciudadanos”, se queja en declaraciones a cuartopoder.es.

Aunque asegura que un “partido que no sabe perder tampoco sabe ganar”, en su análisis de la crisis por la que atraviesa su formación hay poco espacio para la autocrítica. Tampoco nombra a Ciudadanos, partido al que se han ido compañeros como Alberto Reyero (fue diputado autonómico por UPyD en la Asamblea de Madrid) y que asegura que casi un tercio de sus nuevas afiliaciones proceden de antiguos simpatizantes de UPyD.

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Carlos Martínez Gorriarán, secretario de Pograma y Acción Política de UPyD. / Efe

Martínez Gorriarán, por contra, sí habla de “una campaña de desprestigio” contra ellos y de la “doble vara de medir” que se les aplica a todas y cada una de sus decisiones. Como, por ejemplo, a las expulsiones de sus eurodiputados Fernando Maura, por “abierta rebeldía” contra el partido, y Enrique Calvet, por “transfuguismo”. “En UPyD jamás tendremos problemas en aceptar críticas a la dirección, pero lo que no aceptamos es que haya gente que se quiera saltar las normas internas a la torera”, explica.

Estas últimas expulsiones han puesto la guinda a un pastel que empezó a desmoronarse a finales de 2014 con la sonada y mediática disputa entre Díez y el también exeurodiputado Sosa Wagner, quien terminó renunciando a su escaño en Bruselas y dejó de militar en UPyD tras denunciar “prácticas autoritarias” por parte de la cúpula. El estrepitoso fracaso de la formación magenta en Andalucía, donde no consiguió ni el 2% de los votos, culminó con la despedida de algunas de las caras más conocidas de UPyD como la de Toni Cantó, que dimitió como diputado y candidato a presidir la Generalitat de Valencia, e Ignacio Prendes, ahora integrado en la lista de Ciudadanos en Asturias. También dimitieron los candidatos autonómicos de Aragón, Castilla y León y Baleares, así como varios miembros del Consejo de Dirección.

Un capítulo que aún está por resolverse es el que concierne a la diputada Irene Lozano, muy crítica con la cúpula del partido en los últimos meses y ahora en el ojo del huracán por su supuesta intención de crear una plataforma que aúne a todos los descontentos con la dirección. Lozano ha anunciado, además, que se presentará al Congreso Extraordinario convocado para después del 24M para “liderar un proyecto alternativo”.

Pese a todo, los dirigentes nacionales y regionales de UPyD consultados por este periódico no creen que dentro de dos domingos esté en juego ni su futuro ni su existencia. Martín de la Herrán, exresponsable territorial de UPyD en Andalucía y ahora simplemente portavoz regional de la gestora creada en la comunidad como consecuencia de los “malos resultados” electorales, cree que “todo está por decir”. Como ejemplo, cita las recientes elecciones en el Reino Unido, cuyo resultado dista mucho de lo que pronosticaban las encuestas.

A juicio del andaluz, UPyD “resistirá los envites” y conseguirá demostrar durante la campaña que es el “único partido útil” frente a PP y PSOE y, por supuesto, frente a Podemos y a Ciudadanos, a los que acusa de “hacer mucho ruido”, “jugar al despiste” y no ser claros en sus planteamientos. Ramón Marcos, responsable de Acción Institucional de UPyD y candidato magenta a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, dice estar “convencido” de que “duplicarán” los resultados del CIS porque la gente sabrá valorar que son “libres” y no dependen “absolutamente de nadie”.

De si los resultados serán malos como auguran los sondeos y de si Rosa Díez se juega su liderazgo, prefieren no pronunciarse. Marcos se limita a decir que UPyD es “un partido sólido más allá de unas elecciones” y que “sobre futuribles” no habla. Lozano, pese a su pulso con Díez, también ha advertido ya de que si sólo se miraran “en términos de éxito electorales”, se estarían comportando como los “partidos viejos”. Y Martínez Gorriarán niega que sea “verdad eso de que se puede juzgar a un partido bajo el prisma de que, si no gana, está muerto”. “No nos la jugamos el 24M y no bajaremos la persiana pase lo que pase”, concluye.

(*) Ana V. Toscano es periodista.
1 Comment
  1. Piedra says

    Querían desplazar a los nacionalistas de la función de bisagra del bipartidismo, pero eran un poco demasiado honrados y llegó la derecha lerrouxiana y los desplazó a ellos. Como algunos ya eran tránsfugas y oportunistas, pues velahí la desbandada.

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